LUJO es no saber en qué día vives. Por eso, el suelo de los ascensores del impresionante Ovation of the seas indica en qué jornada amanece la semana -aunque, realmente, en medio del mar y en plenas vacaciones, ¿a quién le importa qué día es?-. Lujo también es estar desconectado, pero conectado. Por eso, el gigantesco crucero que visitó ayer Getxo cuenta con una de las mejores conexiones wifi a Internet -para dar envidia en las redes sociales con las fotos de a bordo, por ejemplo-. Pero lujo, sobre todo, es viajar en un barco de 16 cubiertas, donde poder practicar surf en un generador de olas, entrar en un simulador de paracaidismo o tomar unas copas servidas por robots -que son capaces de preparar mil bebidas al día-. Eso por citar solo algunos ingredientes del menú delicatessen que propone esta embarcación de la compañía Royal Caribbean. La majestuosa ciudad flotante arribó a las 6.45 horas a Bizkaia y partió a las 17.00 rumbo a Le Havre, en Francia, en el que fue su primer trayecto por el Estado.
Los 347 metros de eslora, 41,4 de manga y 8,5 de calado irrumpieron en la panorámica de Getxo casi recién salidos del horno, porque este barco terminó de construirse hace apenas dos meses en astilleros alemanes y se estrenó el pasado 17 de abril. Es el quinto crucero que echa el ancla esta temporada en el puerto vizcaino, el más grande de todos ellos y de los que están aún por llegar en los próximos meses. De ahí que su envergadura fuera el punto al que enfocaban numerosos ojos curiosos y también los objetivos de las cámaras con vocación de retratar algo sumamente llamativo. Con una capacidad para 4.905 pasajeros, ayer el Ovation of the seas recaló en Getxo con 3.872 personas, la gran mayoría de ellas inglesas, ya que el origen de este lujoso recorrido marítimo se halla en Southampton -de allí partió el barco el pasado viernes-. Ese será su también destino el próximo viernes y las paradas intermedias, además de Getxo y Le Havre, se corresponden con Gijón -el pasado domingo- y Cherburgo, en Francia -el próximo jueves-.
Infinidad DE opciones Un sol fresco acompañó ayer en Bizkaia a los casi 4.000 viajeros. Así que aunque el termómetro no animaba a pillar los rayos de Lorenzo en bikini o bañador, algunos sí se pusieron así en las tumbonas y se metieron en las piscinas de cubierta. También los niños se apuntaron a un chapuzón aderezado con toboganes y demás juegos acuáticos. Los que querían lucir tipo, pero al cobijo optaron, mientras tanto, por las saunas y los spas. Muchos otros se movieron por el laberinto del interior del crucero para disfrutar de alguno de los doce restaurantes, de los nueve bares y salones y de las tiendas de lujo; o quizás para hacer uso de las pistas polivalentes, en las que hay hasta autos de choque. “Es el espacio más grande de estas características que existe, hoy en día, en un barco”, comentó Isabel Rodríguez, responsable de comunicación en España de Royal Caribbean. En estas pistas cambiantes, pues por momentos se destinan a algo diferente, se puede practicar baloncesto, andar en patines, y efectivamente, montar en uno de los treinta autos de choque. Incluso, participar en una escuela de circo. Pero lo más anodino de este crucero se encuentra en sus alturas. En la décimo sexta planta hay un rocódromo, una grúa-mirador en forma de cúpula que se eleva hasta los 90 metros de altura desde el nivel del mar para que los pasajeros puedan divisar el horizonte en 360 grados, y también allí se localiza una de las atracciones del Ovation of the seas: el generador de olas para hacer surf. El otro capricho de este crucero es el simulador de paracaidismo, una máquina de aire que permite experimentar la emoción de volar mientras navegas, es decir, descubrir la sensación de tocar el cielo desde el mar.
Es por ello que, tal y como trasladó la responsable de comunicación en España de Royal Caribbean, la principal innovación de este maquinón tiene que ver con la tecnología. Porque además de todo lo nombrado, Rodríguez señaló que para los pasajeros “todo funciona con una pulsera electrónica”. Así, levantando la muñeca, los viajeros pueden abrir las puertas de sus camarotes o pagar sus compras y consumiciones. “La pulsera está ligada a un número de cuenta, pero el que no quiera dar un número bancario, puede dejar un depósito del que se descuentan los gastos o bien, pagar todo al final del viaje”, añadió la portavoz de la compañía de cruceros.
En todo este mar de posibilidades y cifras, faltan todavía algunas que agregar, como las 1.500 personas que componen la tripulación. Muchas de ellas son asiáticas porque el destino final de este barco se sitúa en ese continente. Y es que después de estos compases iniciales por aguas europeas, el Ovation of the seas operará por el Pacífico.
Pero ya ha dejado su surco en Getxo, donde ya lo hicieron antes sus gemelos, el Quantum of the seas y el Anthem of the seas (en 2014 y 2015). El puerto vizcaino se asienta, así, como escala de lujo para las embarcaciones más lujosas, modernas y titánicas.