MICROONDAS, suministro de agua, cocina, mobiliario para disfrutar de una copiosa comida, fotografías familiares en los portarretratos, terraza, cartas para animar la sobremesa... A las 34 txosnas de madera que pueblan la campa de San Juan de Berbikez, en Gordexola, no les falta de nada. Tanto es así que esa denominación se les queda pequeña. Más bien merecerían que la denominación del concurso que ayer se celebró en las fiestas de San Cosme se cambiara a certamen de arquitectura y decoración de casas con todas las letras. Las cuadrillas de la localidad hicieron gala una vez más de su creatividad para convencer a un jurado compuesto por representantes de los propios grupos, que otorgaron los tres primeros premios a Gu ta gutarrak, Irazubi y Ortzadar. En la categoría infantil se impuso Mendeberri.
Desde el 15 de agosto la carretera que une el alto de San Cosme con el centro neurálgico de Gordexola registra más tráfico del habitual. Significa que se ha abierto la veda de la construcción, que se culmina “sacando tiempo como podemos”, comentó Charo, de la cuadrilla Irazubi, la medalla de plata. Trabajar todos los fines de semana “de la mañana a la noche” no evitó las prisas para dejar tanto la fachada como el interior en perfecto estado de revista para cuando se acercaran los compañeros y a la vez competidores. Madera y helecho trenzado articulan las estructuras que pusieron de moda las familias acaudaladas para guarecerse de la lluvia durante las fiestas. La costumbre se popularizó mientras los vecinos depuraban la técnica hasta alcanzar la pericia que pueden apreciar quienes den una vuelta por la campa el último sábado de octubre, ya que las txosnas se abren de par en par para que todos admiren el resultado de semanas de esfuerzo.
Enrique y Arantza alimentaron la expectación hasta el último momento. Vencedores el año pasado y terceros ayer, el matrimonio sorprendió con otra puesta de escena memorable: una biblioteca, en homenaje al escritor de la localidad Jokin Inoriza, a quien les unen lazos familiares. “Aprovechando que él está aquí vendiendo su último libro hemos querido recrear un ambiente de lectura y escritura a la antigua usanza. Y lo hemos montado todo nosotros dos”, explicaron. Publicaciones perfectamente clasificadas por temas, papel y pluma y una mesa con cuentos preparados para los niños cumplieron el objetivo en un espacio acogedor a la par que práctico. Para comer retiraron el biombo que separaba los dos ambientes para extender una mesa con cabida para los invitados.
Más de diez personas compartieron la jornada en la txosna de Gu ta gutarrak, una de las más espaciosas. “De la idea con la que venimos en agosto a lo que sale luego hay cambios”, confesó Julián, nombrado arquitecto jefe por aclamación popular tras coronarse ganadores. Aunque el concepto evolucione, se mantienen fieles a la misma técnica de construcción. “Siempre colocamos en primer lugar la estructura del tejado y el plástico para evitar el peligro de lluvia”, informó. Al igual que ellos, en Gordexola cada maestrillo tiene su librillo. En Gaueko Sorginak “intentamos reciclar el mayor número posible de elementos”, subrayó Marta. Y en el grupo Peter Punk “numeramos las vigas de madera para saber en qué posición colocarlas al año siguiente”, desveló Txetxu Rodríguez.
En esta ocasión, sobre la presidencia de la comisión de txosnas recayó la labor de repartir caseta por caseta los papeles que debían firmar los componentes del jurado tras analizar las variables que entran en juego de cara a los premios: estructura, trenzado del helecho y decoración. Las votaciones arrancaron a las 13.00 horas y concluyeron cuando el representante seleccionado por cada cuadrilla inspeccionó las 16 txosnas a concurso, “13 de adultos y tres infantiles”.
Discoteca de noche Una hora prudente porque “la noche anterior suele alargarse...”, deslizó Txetxu. Y la del sábado se presentaba de la misma forma. No en vano, muchas de estas edificaciones incorporan altavoces y luces de discoteca para prolongar la juerga cuando se esconde el sol. “Sí, por el día son casa y por la noche discotecas”, comparó el presidente de la comisión de txosnas. Habituados a sus nuevos hogares, son numerosos los grupos, sobre todo los más jóvenes, que se quedan a dormir en la campa de Berbikez, hasta que las txosnas se desmontan en octubre. “Sienta bien despertarse en un lugar que hemos levantado entre todos con nuestras propias manos”, dijeron los integrantes de Basurde Txurigorri, listos para seguir con la diversión.