Leído con traviesa intención, el nombre del protagonista que le dio fama y fortuna en la novela negra tiene su guasa. La periodista y escritora sueca Mari Jungstedt guarda en los cajones de su imaginación mil y un casos por resolver para el comisario Anders Knutas, nombre que si se lee en castellano puro y duro suena algo así como el comisario Canutas. Más allá del regodeo y el guiño a la broma, Mari Jungstedt ha sido periodista de televisión y radio durante catorce años para la cadena pública sueca, donde ha mantenido un puesto de presentadora en el programa Forkvall. Sus novelas suelen ubicarse en la isla de Gotland, manteniendo los mismo personajes: el periodista metomentodo Johan Berg y el ya citado meticuloso detective. Mari es, desde ayer, farolillo de papel, galardón que ayer se entregó en la habitual gala del libro, celebrada en el Salón Trueba del hotel Abando y que actúa como preludio del Día Internacional del Libro y los Derechos de Autor. Junto a ella, alumbraron la noche los farolillos entregados también al escritor bilbaino Iñaki Uriarte, autor de Diarios; la escritora vasca Goizalde Landabaso, autora de Bränskint y el periodista Arturo García por su pertinaz seguimiento de las actividades culturales.
Con el partido del Athletic en Lisboa acechante sobre el aforo como una espada de Damocles, la gala sostuvo su poder de convocatoria. El fútbol ejerció, eso sí, un benéfico efecto sobre su desarrollo: todo voló algo más ligero, como si los presentes tuviesen alas en los pies. El Athletic no es ajeno al corazón de los literatos.
Con Asier Muniategi como maestro de ceremonias -le vi bailar, lo juro, un agarradito con la bella Jungstedt dicho sea sin ánimo de pensar que él era la bestia...- y Kepa Torrealdai en la sala de máquinas, el acto invocó a nombres de las letras en el hotel Abando, con Xabier Olalde como anfitrión. A la llamada acudieron el librero Bernar Zarraga, Juan Bas, quien ha regresado a la primera página con Ostras para Dimitri; David Barbero, Miren Agur Meabe, Iñigo Cabo, Mikel Jauregi, José Luis Urrutia, los libreros Fernando González, Fernando Fernández (Fernando y Fernando, si llegan a vestir de negro y con bombín...), Olatz Candina, Javi Bote, Agustín López, Consuelo Puente, Libe Uriarte y Darío Fernández entre otros. No fueron los únicos, a la gala, donde Mari se hizo con una makila de honor de manos de Joserra Taranco e Isidro Elezgarai, comendattores de Caja Laboral, Cristina Besga, Farolillera Mayor del Reino, Félix Linares, Elena Puccini y una larga legión de nombres propios que dieron a la tarde otra lectura que la futbolística.