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Un zoológico en casa

Jon vive rodeado de más de 35 especies de animales, la mayoría exóticas, en Gatika Rodríguez de la Fuente influyó en su amor por la fauna silvestre

Un zoológico en casaFoto: D. de Haro

Bilbao. Cuando era pequeño, Jon no se perdía por nada del mundo un capítulo de El Hombre y la Tierra, aquella serie de televisión que hizo aflorar en muchas personas el amor por la naturaleza gracias a Rodríguez de la Fuente, el amigo de los animales. Pegado a la pequeña pantalla, Jon se fue apasionando por la fauna salvaje, un mundo que tampoco era tan desconocido para él. Vivía en el caserío Maidane, en Andra Mari de Getxo. "Yo, antes de ir a la escuela todos los días, ordeñaba las vacas", recuerda. Tras casarse y tener que ir a vivir a un piso al centro de Algorta, sintió la presión urbana y decidió volver a reencontrarse con sus raíces rurales para cumplir uno de sus sueños: coleccionar animales. Compró unos terrenos en Gatika, "porque en Getxo era imposible, por el precio del suelo ", y allí se fue, a un lugar recóndito, en las faldas del monte Ganzurri, cerca del Castillo de Butrón, "para no molestar a nadie". Desde hace años convive en el caserío Maidane II con su mujer, sus dos hijos y un centenar de animales, la mayoría exóticos. Con el tiempo ha convertido su casa es un auténtico zoológico.

Jon no es como Rodríguez de la Fuente, que convirtió su hobby en una profesión y llegó a ganar bastante dinero. Al revés, a Jon le cuesta mucho mantener el zoo que tiene. Él se gana la vida como transportista. "Lo de los animales es algo que siempre me ha gustado, desde que era un crío", confiesa este getxotarra de 42 años.

"Por un lado tengo ganado", explica, "que va al matadero para luego ser vendido en las carnicerías, entre ellas, una que tiene mi hermano en Algorta". El ganado para la venta está compuesto principalmente por vacas, terneras y cerdos ibéricos. Por otro lado, también se dedica a la cría y engorde de bueyes, que entrena y luego vende para que compitan en las tradicionales idi-probak. Y por último, o en primer lugar, según se mire, está el apartado de los animales exóticos, los que forman parte del pequeño zoológico.

Pequeño zoológico

35 especies

Jon es incapaz de contabilizar de memoria los animales y especies que tiene. "Es difícil calcular", dice, "pero yo creo que tendré unas 35 especies o razas diferentes". Y empieza a enumerar con la ayuda de sus hijos: dromedarios, un camello, burros enanos, una cebra, ciervos, gamos, corzos, munjak (ciervos enanos), cabras enanas, ovejas enanas de Camerún, zorros (rojo y del Ártico), mapuches, jinetas, urones, llamas, alpacas, jabalíes, conejos, pájaros, tortugas, puercoespínes, perros (unos 17 de diferentes razas: mastines, pastores alemanes y de caza, entre otros) y faisanes, "aunque seguro que me olvido de alguna especie", dice el artífice de este "núcleo zoológico", que así es como está catalogado por las administraciones vascas.

"Todo esto está legalizado", deja claro Jon. Eso significa que todos los animales que adquiere y que forman parte del zoológico tienen un mayor control veterinario que otras explotaciones ganaderas. "Es normal", dice, "porque estos animales pueden tener enfermedades diferentes y causar problemas al resto de las especies". De todas formas, aclara que esa catalogación administrativa no quiere decir que su casa sea un zoológico al que pueda ir cualquier persona a visitarlo. "Esto es una casa privada para disfrutar la familia y los amigos", dice. Aun así, han sido varias las instituciones y grupos que le han pedido que abra las puertas de Maidane II para que muestre la joya faunístisca que posee. "En alguna ocasión lo he hecho por amistad o compromiso, pero no me convence porque yo lo que busco es tranquilidad", señala Jon.

Procedencia

Hasta de un circo

La procedencia de los animales que tiene es muy variada. Por ejemplo, los dromedarios los compró en un parque zoológico de Galicia, donde habían llegado procedentes de un circo. El camello lo adquirió en La Rioja, aunque especifica que su lugar de origen es Canarias. Otro de sus principales suministradores es Sendaviva, el parque temático ubicado en Nafarroa. Allí acudirá cuando finalice la temporada para ver qué animales puede comprar. "El año pasado me traje unos catorce", dice. Este año no sabe cuántos adquirirá. Le gustaría aumentar la cabaña con "alguna otra cebra, un antílope, grullas", y lo pagará a buen precio. "Es un mercado bastante caro", señala, "y muchas veces te entra la duda de pagar una alta cantidad de dinero por un animal que luego igual no se amolda al clima o al hábitat". Por eso, se lo tiene que pensar mucho cada vez que va a incorporar algún animal salvaje a este zoo de Gatika.

Mantenimiento

Antes de coger el camión

Jon siempre saca tiempo para cuidar a sus animales. "Aunque tenga que coger el camión a las seis de la mañana, me levanto antes para darles de comer", cuenta. Y lo mismo hace a la noche, cuando llega cansando de repartir ganado o mercancías por cualquier punto de la geografía vasca. "No me importa, lo hago a gusto", confiesa. Los "bichos" que tiene a su cargo le han dado muchas más satisfacciones que problemas. "Los animales te agradecen cualquier cosa; las personas, sin embargo, solo están para hacer putadas. Para cuando encuentras una legal...". Por eso Jon pasa horas y horas con sus animales. Se ha llevado alguna cornada, pero no le da demasiada importancia. Con los más salvajes intenta "darles mano" de vez en cuando, es decir, que tengan el contacto con el hombre, porque si no "vuelven a lo que son y pueden ser peligrosos". De todas formas, los animales tienen sus lugares preferidos donde pastan, algo que, por cierto, contribuye a que los prados estén limpios de maleza y sean la envidia de los vecinos. Jon no quiere hacer cuentas de lo que se gasta en el cuidado de los animales. "En pienso gastaré más de 500 euros al mes", dice. Él solo piensa en las nuevas adquisiciones y en aumentar el parque salvaje. Disfruta viendo y atendiéndoles. "Cuando entro por la puerta ya sé si alguno de ellos está malo o pasa algo". Los animales se le acercan, como lo hacían a Rodríguez de la Fuente, su ídolo.