Sofás de sangre azul Bilbao
Cuenta la voz de la calle que el color azul bilbao (la fórmula original entremezcla azul cobalto, añil y blanco titanio...) tiene su origen en las transacciones que mantuvo un comerciante de la villa, hermano del general Gardoqui, con Estados Unidos, donde comercializó unos uniformes de ese color que hicieron fortuna. Sea cual sea la realidad, lo cierto es que ese azul singular se identifica, desde entonces, con la ciudad. Ésa es la bella historia que ha inspirado a Ricardo Foraster y Mirian Hernández para darle nombre, Azul Bilbao, a la tienda de sofás que ayer inauguraron a la altura del número 46 de Colón de Larreategi. En el local se trabaja con bastidores y tapizados, se crea el armazón del sofá y se tapizan al gusto del cliente sofás de relax, sillones orejeros, sofás cama y abatibles o amplios butacones de cuero. Lo mismo fijan su mirada en el mueble clásico que en el contemporáneo y nada les es ajeno a su sensibilidad. La casa diseña a medida y trabaja con grandes firmas, siempre enfocados a la alta gama. Son, el juego de palabras sale fácil, sofás de sangre azul... ¡Bilbao!
No se trata de un mueble propio de la edad moderna, por mucho que no fuese hasta la industrialización cuando llegase a su cénit, cuando entrase en todos los hogares. El sofá fue, en origen, el trono de los mandatarios árabes y en la sociedad romana ya se encontraba en el comedor, conocido como triclinum, el lugar donde los hombres se reclinaban para comer. Ya popularizado, llegó a los escenarios del teatro -los vodeviles le han dado gran utilidad...- y se hizo imprescindible en la cultura moderna. Los grandes diseñadores del mundo han trabajado múltiples variaciones sobre su esquema e incluso el argot del siglo XXI le concede el privilegio de incluirle entre una de las actividades más apetecibles del ocio: hacer sofing. Eso, si se descuenta, ¡ejem!, lo que muchos de ustedes ya se imaginan pero que no se puede detallar al leerse esta columna en horario infantil.
Pero eso es pura espuma. Vayamos a la carne y hueso. Ayer levantaron la persiana al gran público en un local de 240 metros cuadrados en cuyas paredes cuelgan cuadros de Calderón. A la cita acudieron, entre otros, Elisa Bastida, Arturo Trueba, Fernando Larrea, Amaia Ribera, Begoña Yebra, Idoia Elorriaga, Olatz Rubio, José Ramón Foraster, Cristina Mariscal, Toño Foraster, Cristina Ybarra, Agurtzane Latzagaetxebarria Jokin Mazas, el abogado Carlos Gómez Menchaca, Begoña Iturbe, Matxalen Santacruz, Virginia Larrea, José Luis Hernández, Carlos Urquijo, Blanca Martínez, José Miguel Alonso y un buen número de invitados que disfrutaron de la puesta de largo de una tienda de lujo y artesanía.