Galdakao
LAS nuevas corrientes urbanísticas que han hecho que Bilbao esté hoy irreconocible han cruzado la muga remontando el Nervión con un objetivo muy claro: acercar el nuevo modelo de ciudad a los municipios que, como la capital vizcaina, han destacado siempre por su poderío industrial.
Es el caso del cuarteto formado por Basauri, Galdakao, Arrigorriaga y Etxebarri. Cuatro localidades que suman casi 100.000 habitantes que asisten al cambio radical que está sufriendo el entorno en el que viven. Empresas que salen del centro urbano para instalarse en polígonos industriales ubicados a las afueras, la construcción de parques y espacios de ocio donde antes se vislumbraban chimeneas, la prioridad del peatón sobre el vehículo... son las nuevas directrices que imperan en los trabajos urbanísticos que se han ido ejecutando en los últimos años imprimiendo un halo de modernidad que se deja ver por las calles de esta, cada vez más amable, comarca.
Etxebarri
Orgulloso de sus zonas verdes
Antes de llegar a Bilbao, las aguas del Nervión surcan Etxebarri, municipio ubicado a escasos metros de la villa pero con una marcada personalidad que pelea por mantener y promulgar. Este municipio es quizás el que más ha cambiado en los últimos años, impulsado por un espectacular aumento demográfico gracias a las nuevas construcciones levantadas, sobre todo, en la zona de San Esteban. Este barrio, totalmente renovado y de carácter residencial, ha crecido amparado por la llegada del metro.
El suburbano llegó al municipio en 2005, convirtiéndolo en la envidia del resto de poblaciones de la comarca que, aún en la actualidad, siguen luchando y reclamando disponer cuanto antes de las ventajas de entrar a formar parte del circuito metro. La apertura de la estación de San Esteban "cambió los hábitos de la ciudadanía y nos intercomunicó de manera hasta entonces impensable", reconoce el alcalde de Etxebarri, Pedro Lobato.
Esta sostenible infraestructura vino acompañada de otras que alargaban sus tentáculos llevando las ventajas de inmediatez y rapidez a todos los vecinos del municipio. La más vistosa: el EtxebarriBus, una lanzadera municipal que conecta el metro con San Antonio, la zona alta de la localidad. Pero es, sin duda, el color verde el que más ha proliferado en Etxebarri en los últimos años. Sólo hay que echar un vistazo desde la N-634 para que los ojos del foráneo se llenen de ese color antes eliminado de la paleta que imperaba en esta zona. De hecho, este municipio se siente "orgulloso" de disponer de más de 270.000 metros cuadrados de zonas verdes, que "además de estar intercomunicadas entre sí, se encuentran a escasos metros de las viviendas", destaca el primer edil. Estos parques se completan con 24 nuevas zonas de juegos infantiles, "grandes plazas y calles peatonales por las que el Gobierno vasco nos dio un premio", resalta Lobato.
Pero no siempre ha sido así. Según el alcalde, a principios de los noventa, Etxebarri era "un pueblo que miraba de reojo y con sana envidia cómo se desarrollaban otros municipios cercanos, a los que se trasladaban nuestros jóvenes".
Ahora, estos mismos jóvenes se quedan a vivir en la localidad en las nuevas promociones de viviendas como las que van a construirse sobre el terreno de la antigua fábrica Metacal, una empresa hoy desaparecida que antes era una de las imágenes características del municipio. "Para Metacal, la única solución al problema laboral que tenían y al social y medioambiental que sufrían, pasaba por una recalificación de los terrenos que ahora vamos a aprovechar para edificar VPO y viviendas de precio concertado. Por el contrario, hemos creado nuevos polígonos en las afueras y ampliado los existentes", explica.
Arrigorriaga
Un parque de 43 hectáreas
Un caso parecido al de Etxebarri ocurrió en Arrigorriaga. Con un crecimiento de población parecido al de Etxebarri, en esta localidad residen en la actualidad 12.000 vecinos que, entre otras cosas, pueden disfrutar del pulmón que supone el parque Mendikosolobarrena, un largo nombre para una extensa zona verde compuesta por 43 hectáreas de bosque natural, un lago con cisnes y gansos y un edificio con una taberna en la planta baja.
Los terrenos que ahora ocupa este parque estuvieron ocupados por la explotación de dinamita Explosivos Río Tinto, que cerró sus instalaciones y abandonó la zona a mediados de la década de los ochenta por la desactivación general de la minería debido a la crisis del cobre. Los principales agentes impulsores de Mendikosolo fueron Iñaki Jauregi, persona que explota el parque en la actualidad, y el arquitecto municipal Patxi Gutiérrez, quienes, en 1992, vieron clara la reconversión de estos terrenos industriales en zona de esparcimiento y ocio. Con esta idea, empezaron a moverse para conseguir fondos para recuperar este espacio natural por el que en la actualidad deambulan once especies de animales salvajes incluidos en el catálogo de especies amenazadas como la culebra Esculapio -la que representa el símbolo de las farmacias-, aves como el martín pescador, torcecuellos y el carbonero palustre, entre otros.
Además de la dinamita, el casco urbano de Arrigorriaga se ha visto agrandado por el traslado de otras empresas como Construcciones y Galvanizados CABA, S.A., que estuvo entre Olatxu y Santa Isabel. Esta fábrica era bastante nociva por su propia actividad, pero consiguió modernizarse, trasladarse al polígono industrial de Martiartu y, con las nuevas tecnologías, se ha convertido en modelo entre las de su actividad. "En el espacio que dejó libre en Santa Isabel, ahora hay viviendas", explica el alcalde de Arrigorriaga, Alberto Ruiz de Azua, quien recuerda también los tiempos en los que la Papelera Española -luego, Papelera Vizcaina- desapareció con sus humos del municipio para dejar paso a bloques de viviendas.
Galdakao
Facilidades para el peatón
En Galdakao nunca ha habido aglomeraciones de empresas dentro de su casco urbano. Aunque también tiene algún ejemplo de ello. Es el caso de Umaran, en Usansolo, que abandonó el casco urbano para trasladarse al polígono de Erletxes. Ahora, el espacio dejado tras su marcha está ocupado por viviendas de cuatro alturas, un parque con juegos de niños y un pequeño bidegorri. Mientras, el polígono industrial de Erletxes es uno de los más importantes de Europa en cuanto a número de terrazas se refiere.
"En los últimos quince años hemos apostado por este polígono y el de Iru-Bide para crear puestos de trabajo, sin que por ello se vea perjudicada la calidad de vida de los galdakoztarras", asegura el alcalde del municipio, Joseba Escribano. Y mientras salían las pocas empresas que quedaban en el casco urbano, los arreglos del entramado callejero seguían su curso, a veces financiados por el Ayuntamiento y otras por el Gobierno vasco. Del Ejecutivo autónomo salió, por ejemplo, el dinero para financiar el lavado de cara que recibió Usansolo hace escasos años. La modernización de este núcleo urbano alejado del centro de Galdakao llegó de la mano del Plan Izartu.
De la misma forma, "se ha financiado este último año las mejoras acometidas en Aperribai, otra de las zonas con la calificación de degradadas a las que se intenta dotar de nuevos espacios de ocio. En la actualidad, el centro es la zona que más está notando la llegada del nuevo urbanismo. Desde hace unos meses, el corazón de Galdakao, conocido como el barrio de la Cruz, está sufriendo la reforma de todas sus calles para "dar prioridad al peatón frente al vehículo". De hecho, con un sistema de reorganización del tráfico, se está consiguiendo que muchas de ellas como Araba o un tramo de Santi Brouard puedan llegar a ser peatonales.
El último proyecto llevado a cabo en Galdakao de cara a que sus vecino puedan disfrutar de la naturaleza sin salir del municipio ha sido la adecuación de un itinerario peatonal de seis kilómetros que discurre por la ladera del monte Ganguren. "El Ayuntamiento invirtió más de 100.000 euros para habilitar este paseo por el que discurrió el último Ibilaldia. Aprovechando esta circunstancia, hemos querido mantener esta ruta para disfrute del pueblo", explica el primer edil. En el mismo sentido está enfocado el proyecto que barajan para hacer de la presa de Urreta un "espacio de ocio y tranquilidad a escasos metros del centro urbano". Pero esta idea, de momento, se ha quedado sólo en eso, en una idea. "Lo teníamos hablado con el anterior Gobierno vasco pero, entre el cambio de dirigentes y al crisis, ha quedado todo paralizado. Es una pena que se tenga que aplazar", se lamenta el primer edil.
Si algo escasea en Galdakao son las conexiones peatonales o para bicicletas con el resto de municipios de la comarca. "En ese aspecto lo tenemos difícil, ya que la N-634 no invita mucho a invertir en este tipo de infraestructuras. Así que hemos puesto la mirada hacia el otro lado, hacia la comarca de Arratia desde donde partirá un bidegorri a expensas de la Diputación que enlazará Galdakao con los municipios del valle", explica Escribano.
Basauri
Pasear por la vera del río
Más fácil lo tienen en Basauri. Y es que, desde hace un par de meses, el Gobierno central financia la que será una de las vías de escape para los vecinos de esta poblada localidad de 42.000 habitantes. Se trata de una senda peatonal que conectará el centro de la localidad, el entorno de Los Miradores, con Arrigorriaga. El trazado tendrá más de cuatro kilómetros de longitud e incluirá un carril bici de 2,5 kilómetros. El toque final del proyecto será la instalación de una pasarela de 52 metros que sobrevolará el Nervión para unirse al ya habilitado camino peatonal que discurre junto a Mercabilbao y que es frecuentado cada día por numerosos vecinos.
Pero, el verdadero hito de la regeneración de Basauri fue, sin duda, el parque Bizkotxalde. Localizado en pleno meollo urbano, esta zona verde dio sentido a pasear por un municipio de arraigado pasado industrial. Tanto que aún hoy el tejido empresarial de la localidad se mantiene muy ligado a sus habitantes. Sidenor, Bridgestone o Laminados Velasco son algunos de los exponentes de esta actividad que convive con las esperanzas basauritarras de lograr un municipio más amable.