Cada 3 de diciembre celebramos el Día Internacional del Euskera, pero pocos conocen qué esta fecha, coincidente con la festividad de San Francisco Javier, se mantuvo durante años gracias a la diáspora vasca. Su origen está estrechamente ligado a la institución Eusko Ikaskuntza, que en 1949 impulsó por primera vez esta jornada en Lapurdi, Nafarroa Behera y Zuberoa. Lo llamativo es que, desde aquel primer año, la celebración se extendió de inmediato a ciudades tan diversas como París, México, Caracas o Nueva York, demostrando la fuerza de la comunidad vasca a lo largo del planeta, incluso en tiempos difíciles.

46 años a la sombra

El reconocimiento oficial llegaría décadas después, en 1995, durante el Primer Congreso Mundial de Colectividades Vascas, celebrado en Gasteiz. Allí, la delegación de Uruguay realizó una propuesta que sorprendería por su alcance: oficializar el día que durante años había mantenido unidas a tantas comunidades vascas repartidas por el mundo. El Gobierno Vasco y Euskaltzaindia recogieron la idea y declararon el 3 de diciembre como Día Internacional del Euskera.

Imagen del Congreso Mundial de Colectividades Vascas

Imagen del Congreso Mundial de Colectividades Vascas Euskadi.eus

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Este miércoles, municipios de toda Euskal Herria, y también comunidades de la diáspora, celebran la efeméride con una amplia variedad de actividades: proyecciones audiovisuales, charlas, juegos, bertsos... Todo ello con el objetivo de impulsar el euskera y reforzar su presencia tanto dentro como fuera del territorio.