Cada 15 de agosto en la Basílica de Begoña, tras la Misa Mayor y como parte de las festividades de la Virgen de Begoña, el alcalde de Bilbao baila el tradicional aurresku en la explanada anexa al templo en honor de la patrona de Bizkaia. La danza tradicional vasca no solo es parte del evento festivo, sino también es un acto de respeto y admiración por la ciudad de Bilbao.
Pero aunque la imagen forma parte ya de nuestra memoria colectiva no siempre ha sido así. El viernes se cumplirán 30 años de la primera representación del aurresku/soka dantza de Begoña tras su recuperación en Bilbao por el grupo de danzas Beti Jai Alai. “En otros puntos de Euskal Herria se ha seguido bailando, pero en Begoña hacía ya muchos años que no se hacía”, explica Ana Pertika, presidenta del grupo de danzas de Basurto, que a través de la danza y la música, se ha convertido en todo un referente de la cultura y tradición euskaldun. Fue su aita, Jon Pertika, quien en 1995 recuperó para Bilbao la tradición de bailar un aurresku cada 15 de agosto en Begoña, junto a su inseparable amigo Iñaki Irigoien, reconocido investigador del mundo de la danza tradicional. Y lo hicieron basándose en la única referencia histórica que existía: un grabado de 1842, obra del artista gallego Genaro Pérez Villaamil.
“El aurresku/soka dantza se bailaba muchos años atrás en momentos señalados. Esta danza se perdió en Bilbao con el tiempo y fue sustituida por el aurresku que bailan una o dos personas y que no es otra cosa que una parte resumida de la soka dantza o aurresku tradicional”, aclara Ana Pertika.
Genaro Pérez Villaamil dejó plasmado en su grabado durante la visita que realizó a Bilbao en 1844 un aurresku que se bailó en la anteiglesia de Begoña (aún no era Bilbao). En él, se puede observar cómo era una fiesta en aquella época en la anteiglesia de Begoña: txosnas desparramadas por las campas, la danza del aurresku en el centro y, a su lado, los txistularis y las autoridades con sus chuzos (bastones de mando), junto a otros personajes de la época.
Además de la ayuda del dantzari e investigador bilbaino Iñaki Irigoien, quien ha pasado gran parte de su vida estudiando las costumbres y sobre todo los bailes de Euskal Herria, también se contó para este proyecto con la ayuda de algunos bailarines que conocían los pasos de los aurreskus bailados en Bilbao antes de la Guerra Civil.
La música la compuso el músico y exmiembro del grupo José Luis Egiluz. Dado que no existía ningún documento relativo a la música de esta danza, se habló con el organista de Begoña quien instó a recurrir a las melodías recogidas en la colección de Manolo Landaluce, creadas por Marcos Alcorta. José Luis Egiluz amoldó esas músicas del siglo XIX.
El vestuario, por su parte, se recreó gracias a los grabados que se conservan de aquella época, principalmente el de Pérez Villaamil, y sobre todo al trabajo realizado por Ana Santacoloma, Mikel Lizarza y Karmele Goñi, exdirectora del Museo vasco.
En la actualidad, y salvo dos años en los que la pandemia de covid impidió realizar la danza, el aurresku o soka dantza ha estado dirigida desde 1995 por los diferentes alcaldes de Bilbao (a quienes se les solicita in situ permiso para bailar tras ellos en la plaza) pero también se representan los alcaldes de las otras tres anteiglesias que existían en el siglo XIX: Deusto, Abando y Begoña.
Ensayos
“Es un momento muy especial para nosotros”, reconoce Ana Pertika. “Ensayamos durante todo el año; de hecho, las únicas vacaciones que tenemos son los días de fiesta y unos días de agosto. Volvemos unos días antes del viernes 15 para ensayar porque es una actuación muy importante. El grupo representa los bailes autóctonos vascos, pero este, al haberlo recuperado nosotros para Begoña, lo sentimos muy nuestro. Intentamos estar todos el día 15”.
En 30 años, han bailado el aurresku tradicional padres, madres, hijos, hijas... “El viernes van a bailar algunos que lo hicieron la primera vez en 1995. Se juntarán además bailando padres e hijos”, avanza Pertika, quien comenta que en 2020 realizaron una grabación de esta danza en el Museo Vasco. “Hay una copia en el museo de esta grabación para que algún día, si nosotros no podemos hacerlo, haya quien recoja esta tradición”.