Bilbao actualiza su red eléctrica más antigua para poder afrontar el aumento de consumo
Iberdrola y el Ayuntamiento trabajan para renovar tendidos subterráneos vetustos y eliminar la tensión a 125 voltios
La compañía eléctrica Iberdrola con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao está acometiendo la modernización paulatina de la red de suministro de energía que atiende a los vecinos y comercios. Es la de baja tensión, la que se expande por el subsuelo de los barrios más antiguos de la villa. Un proceso necesario por dos razones acuciantes, según explica a DEIA, Javier Arriola, director de la región norte de i-DE, la distribuidora de energía y responsable de mantenimiento de las redes eléctricas del Grupo Iberdrola.
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La primera es la vejez los tendidos eléctricos soterrados en varios puntos de la villa. La segunda es el aumento de la demanda de energía como consecuencia de las nuevas costumbres y servicios como la carga de todo tipo de vehículos eléctricos, la instalación de puntos de carga o el funcionamiento de bombas de calor.
“La red de distribución ha sido la gran olvidada porque todos hemos asumido que, en general, da de sí, que ha funcionado bien, pero ahora se está quedando corta de capacidades”, especifica Arriola.
De hecho, sobre las carencias de la trama eléctrica dice que “hay que renovar mucho ya que en torno al 30% de nuestra red tiene más de cuarenta años”.
El responsable de la empresa comenta que “Bilbao tiene mucho cable enterrado sin más, muy diferente a lo que se hace ahora que se instalan los tendidos eléctricos canalizados y son más fáciles de reponer y reparar”.
Conducciones sin protección que con el paso del tiempo y la humedad pierden su capa exterior lo que puede provocar cortocircuitos e incendios eléctricos con los consiguientes cortes de suministro.
Son kilómetros de instalaciones que llegan, en general, hasta los portales de los edificios y parte de los cuales aún mantienen la tensión a 125 voltios en vez de los 220 ya generalizados desde hace décadas. De hecho, según los datos que maneja la multinacional, Bilbao y Donostia, por su configuración urbana histórica e incluso por su clima húmedo, son las ciudades del Estado más problemáticas en este sentido. “No tienen nada que ver, por ejemplo, con Vitoria-Gasteiz, mucho más moderna en cuanto a instalaciones y desarrollo”, apostilla Arriola.
Las previsiones de la eléctrica es invertir este año en Bilbao cinco millones de euros en la renovación de la red. Una cifra que casi duplica los tres millones que se gastaron el pasado ejercicio y dos millones menos de los siete que espera presupuestar para el próximo año 2026.
Iberdrola tiene muy acotados los puntos más débiles de la trama eléctrica “aquellos donde podemos tener más averías”, detalla el responsable por lo que se actúa “con una priorización en la calidad del servicio”.
En este proceso paulatino de modernización tiene un papel clave la tecnificación de la red. “A la vez que la cambiamos, la convertimos en una instalación inteligente, dotándola de más tecnología para que pueda ser gestionada mejor para unos servicios cada vez más sensibles”, explica.
Sensibles al problema
Arriola quiso poner en valor “la coordinación actual con el Ayuntamiento” para acometer la actualización del sistema eléctrico más cercano a los vecinos. “Son sensibles a este problema a pesar de lo que supone de molestias a la ciudadanía las restricciones y cortes de calles necesarios para renovar los tendidos eléctricos”, asegura.
Fuentes municipales aclaraban que “la red es privada de Iberdrola” y reconocían que “está envejecida, sobre todo en la zona centro de la ciudad”. Corroboraban la buena sintonía entre el Consistorio y la multinacional vasca para solucionar estas carencias. “Tenemos una relación estrecha y colaborativa”, indicaron. Tanto que “cuando el Ayuntamiento promueve obras de reurbanización y mejora de calles, que siempre incluye la renovación de las diferentes servicios, lo hace de acuerdo con Iberdrola en cuanto a la red eléctrica se refiere”.
También aseguraron que ocurre igual “cuando es Iberdrola quien propone la modernización de la red en los entornos que considera oportunos”. En estos casos, lo único que pide y controla el Consistorio es que “esas obras se hagan conforme a los procesos y altos estándares de calidad urbana que tenemos en Bilbao”, especificaron.
Una colaboración que se ha extendido también a otras entidades implicadas como el Ente Vasco de la Energía. El EVE puso en marcha el pasado un año un programa de ayudas por valor de un millón de euros para que las comunidades de vecinos con edificios cuya antigüedad superar los 25 años pudieran renovar sus instalaciones eléctricas y sacar de los patios interiores de manzana a las fachadas las cajas generales de protección.
Todo un proceso con el que se quiere hacer frente a una demanda que va a crecer, sin duda, los próximos años por el uso de aparatos e instalaciones que requieren energía eléctrica, por ejemplo, bombas de calor y servicios de aerotermia que “crecen a doble dígito anual”, desvela Arriola. A ello se suma un parque in crescendo, lento pero continuo, de coches eléctricos e híbridos enchufables, bicis y patinetes con batería, que usan tanto habitantes de la villa como las instituciones promocionando más puntos de recarga en todo tipo de instalaciones, garajes públicos incluidos.
Desde la compañía esperan que si se libera la regulación existente en la actualidad “tendríamos que ser capaces de aquí a cinco años de completar la actualización de la red eléctrica de Bilbao”, concluye Javier Arriola.