El primer día con estrella es una mezcla de nervios y rutina, y Fernando González lo afronta con la serenidad de quien conoce cada rincón de su cocina. A las seis de la mañana, con café en mano y libreta abierta, repasa ideas y ajustes en el menú, antes de que sus tres hijos se levanten. “Es un día más”, se repite, aunque el teléfono no deja de vibrar con mensajes y felicitaciones.
A las ocho, Fernando se dirige al mercado para seleccionar los productos más frescos; después, a por los quesos y así toda la mañana. A las once llega a La Revelía, donde las hipnóticas y envolventes paredes negras parecen contener la emoción del equipo. La oferta gastronómica de 11 pases representa la identidad de el chef y su mujer, Katyna Overko.
El recorrido de la pareja hasta aquí ha sido intenso. Tras años trabajando en Dinamarca, regresaron a Bilbao para abrir primero Koken y, en 2019, La Revelía junto al agroturismo Azkarraga. “Tardamos un año en levantarlo, fue mucho trabajo”, recuerda Fernando, mientras la situación de la familia de Katy en Ucrania añade un matiz de gravedad.
Santurtziarra de origen, González encontró en Amorebieta un entorno inspirador. Por la tarde recoge a los niños de las actividades extraescolares y por la noche disfruta de una sencilla merluza rebozada con pimientos. La estrella no cambia la esencia de su vida ni su cocina. Para Fernando, el éxito no es solo personal. “El equipo es fundamental. Es un triunfo colectivo, somos cuatro en la cocina, más sala y sommelier”. Ayer al mediodía, los primeros comensales, veinte, degustaron la estrella recién horneada.