Bilbao es la ciudad del Estado en la que más crece la demanda del alquiler turístico, según el Instituto Nacional de Estadística. Un informe del organismo público determina que las pernoctaciones en los establecimientos extrahoteleros aumentaron un 34,86% en 2023 respecto al registro anterior, fechado en 2022, siendo éste el porcentaje de crecimiento más alto registrado en el conjunto del país. Este mismo estudio, elaborado a partir de los datos facilitados por plataformas digitales como Booking, también cifra en 294.000 el total de noches ocupadas en la villa por los usuarios de las diferentes modalidades de alojamientos turísticos, gestionados, en su mayoría, por particulares.
Los hospedajes que se incluyen en el cómputo del INE se inscriben en un amplio número de tipologías: abarcan desde los albergues y las casas rurales, pasando por los bungalows o los bed and breakfast, hasta las viviendas de uso turístico. Su crecimiento en los últimos años, tanto en Bizkaia como en el conjunto del Estado, ha sido más que notable. Por ejemplo, en Bilbao han aumentado un 33% en el último año. Si en julio de 2023 se situaban en 667, los apartamentos turísticos censados en el registro del Gobierno vasco hace un mes eran 992.
Existe, eso sí, una cifra negra conformada por aquellos establecimientos que operan de manera irregular. Así, es difícil dimensionar con exactitud el impacto real de las viviendas de uso turístico en la villa.
Sí es más sencillo detectar el malestar que generan en colectivos como el Sindicato de Vivienda AZET. La asociación, constituida recientemente y con sede en Bilbao, denuncia que la proliferación de este tipo de alojamiento va en detrimento de la calidad de vida de los vecinos. Y es que, según AZET, los pisos turísticos encarecen el parque de alquiler de la ciudad e impiden -o, al menos, dificultan- la emancipación de los jóvenes.
El Ayuntamiento de Bilbao, por su parte, acordó el pasado mayo un plan para modificar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) con el objetivo de limitar -aún más- las concesiones para explotar viviendas de uso turístico. En el año 2017 ya llevó a cabo una reforma en su normativa para poner coto al aumento de esta modalidad de alojamiento. Desde que se llevó a cabo dicha modificación, en la capital vizcaina solo está permitido el establecimiento de este tipo de hospedajes en la primera planta de los edificios residenciales o en las plantas inmediatamente inferiores a las destinadas a viviendas.
Una norma aún más dura se implanta en el Casco Viejo y Bilbao La Vieja, donde solo se permite un uso turístico por edificio. Sin embargo, esta actividad ha seguido creciendo al mismo ritmo que el descontento de algunos vecinos de los distritos en los hay más viviendas de uso turístico. De hecho, una asociación vecinal de las Siete Calles, Bihotezean, elevó el pasado mayo una petición para decretar una moratoria para los pisos turísticos al consistorio en el mismo pleno en el que se aprobó la modificación del PGOU. El grupo sustentó su petición “en las reclamaciones y quejas de vecinos que cuentan con una de estas viviendas en sus edificios”.
Crecimiento en Euskadi
Por otro lado, la CAV también acusa un crecimiento sostenido del alquiler turístico. El informe del INE que motiva este artículo pone de relieve un significativo aumento de las pernoctaciones en alojamientos turísticos y otros alojamientos de corta estancia en el último año: 2.422.000 en 2023 frente a 1.90.000 en el año anterior. En ambos casos, las cifras superan con holgura a las registradas en los dos años previos a la pandemia, cuando el conjunto de Euskadi acumuló 292.000 pernoctaciones, en 2018, y 371.000, en 2019.
Como en el caso de la capital vizcaina, buena parte de los huéspedes que acogen los tres territorios históricos se decantan por las viviendas de uso turístico. Según el Gobierno vasco, Euskadi cuenta con un total de 4.655 alojamientos de este tipo y buena parte de ellos -concretamente, 1262 - se sitúan en Donostia que es, además, de la capital vasca con las habitaciones de alquiler más caras, según Idealista. El portal de búsqueda de viviendas publicó ayer un informe que pone de relieve que la ciudad de La Concha es la cuarta ciudad del Estado con los precios más elevados para alquilar habitaciones, con 450 euros de media al mes. Bilbao también se encuentra entre las urbes más caras, con una renta media de 400 euros al mes, mientras que en Gasteiz la cuantía media es de 370 euros mensuales.
Al margen de la capital, los municipios costeros guipuzcoanos también perciben una elevada presión de pisos turísticos. En Zarautz y Hondarribia hay 214 y 168, respectivamente. En Bizkaia destacan Getxo, con 169; Bermeo, con 249; Lekeitio, con 88, o Mundaka, donde encontramos 87. Por el momento, Araba se queda al margen de este fenómeno. Gasteiz apenas registra 91 viviendas destinadas a este fin y Laguardia, uno de los mayores atractivos turísticos del territorio, 19. Sea como sea, la tendencia es alcista y los Ayuntamientos parecen ser conscientes de los efectos nocivos del turismo en la población local. Por eso, el consistorio donostiarra suspendió el año pasado la concesión de más licencias. La moratoria se ha prorrogado por dos ejercicios más.