La mina Malaespera es parte de un entramado de galerías subterráneas que se extienden bajo el actual barrio de Miribilla. Ese coto minero estaba conformado por yacimientos tanto a cielo abierto, como San Luis, Sílfide y Abandonada, como subterráneas, como Julia, de la que se extraía siderita. La propia Malaespera es un ejemplo mixto: aunque tiene galerías bajo tierra, también se explotó parte de ella a cielo abierto: la corta está actualmente ocupada por un campo de fútbol aledaño a la entrada a las galerías. La explotación de la mina transcurrió de 1864 a 1975. Hasta 1934, las labores se realizaron a cielo abierto y los minerales explotados fueron óxidos e hidróxidos de hierro, principalmente. En 1934 comenzaron las labores subterráneas, cuyo objetivo fueron los carbonatos, principalmente siderita. El método de explotación fue el de cámaras y pilares, por el cual se explotaban las masas de siderita dejando pilares de mineral de varios metros de diámetro, y de 15 a 20 metros de altura, que sustentan el techo de la mina. Tras el cese de la actividad minera, en las antiguas galerías se han ido depositando distintos tipo de materiales de procedencia diversa.