Con mucha luz natural, pese a que sus niveles inferiores, aquellos a los que llegará el TAV, si situarán a 15 metros de profundidad. Son algunas de las características que tendrá la futura estación de Abando, en cuyo diseño trabaja ya la ingeniería bilbaina Idom. Su director de sistemas ferroviarios, Iban Mirones, avanza cómo será la futura terminal.

Idom recibió la adjudicación para redactar el proyecto constructivo de la estación soterrada de Abando el pasado mes de septiembre; la semana pasada mantuvieron la primera reunión con los responsable de Adif, encargada de las obras. “Iremos definiendo las soluciones cuasidefinitivas en el proyecto básico y las más detalladas, en el definitivo. Serán cinco años de trabajo, incluyendo la estación en sí, el apeadero de Basauri y la zona de mantenimiento. Además de ambos proyectos, también tenemos un periodo de apoyo al constructor”.

Quieren que la estación tenga mucha luz natural, “por ejemplo con lucernarios en el suelo que permitan la iluminación”, y darle “mucho protagonismo” a los edificios patrimoniales del entorno, como la estación de La Concordia o la propia bóveda. “Las vamos a integrar en la actuación, al igual que la vidriera, que será un elemento referencial”, afirma. Bajo el vestíbulo, que mantendrá los accesos desde Hurtado de Amézaga y Bailén, y añadirá algunos nuevos, con zona comercial y servicios al viajero, a la planta -1 llegarán los trenes de Cercanías, vía estrecha y el metro, y a la -2, a 15 metros de profundidad, el TAV. “Tendrá una distribución sencilla”.

No son pocas las dificultades a las que se enfrenta el proyecto. Por un lado, está la cercanía a la ría, “por lo que no sabemos qué nos vamos a encontrar a esos 15 metros de profundidad”, y por otro, el hecho de que las obras se tendrán que planificar por etapas, para no interferir en el funcionamiento ordinario de la estación.