Las primeras veces siempre son especiales. Y si es en Santo Tomás, la feria más destacada del calendario vizcaino, el estreno se escribe ya con mayúsculas. Llegada desde Garai, Ana de la Maza se ha estrenado este año en el mercado bilbaino, llevando hasta el corazón de El Arenal las delicadas mermeladas, salsas y cervezas que elabora a mano de forma artesanal. “Hemos vendido prácticamente todo. ¡Vaya locura! Sabía que iba a venir gente pero no me esperaba tanta. Eso sí, el próximo año venimos más personas para atender el puesto”, sonreía junto a su hermana después de una mañana agotadora en la que no paró de despachar producto, resolver dudas y explicar cómo elabora sus conservas.

“No sabía si tenía que traer mucho, poco... ¡Y al final hemos vendido prácticamente todo!”

Ana de la Maza - Conservas y cervezas Garai

Y eso que, como toda buena novata, las dudas y la incertidumbre acompañó su llegada al mercado. “No sabía si tenía que traer mucho, poco...”, reconocía, gratamente sorprendida por la gran afluencia y la buenísima acogida de sus productos. Porque, si entre el público había ganas de volver a pasear entre los puestos tras dos ediciones sin poder celebrar Santo Tomás por la pandemia, mayor era el deseo entre los propios baserritarras. “Teníamos muchas ganas de volver a esta feria, de volver a poblar la ciudad y romper esa brecha tan grande que hay entre el medio rural y el medio urbano”, aseguraba. Para Ana, esta feria es, ante todo, una oportunidad para el sector primario de enseñar su trabajo a los urbanitas. “Es un día para mostrar qué se está haciendo, qué se produce en nuestra tierra. Algo que, si no fuera por estas ferias, no se vería”, afirmaba. Por eso, ha tenido siempre claro, desde que creó su empresa en 2019, que Santo Tomás era un mercado al que tenía que acudir. “Quiero enseñar lo que hacemos y demostrar que los baserritarras seguimos produciendo; no somos una figura para mantener ninguna vieja tradición. Producimos comida, que es de lo que nos alimentamos todos”, explicaba con naturalidad. Y es que, recuerda, este tipo de ferias han sido, históricamente, donde la gente llenaba su despensa no solo en vísperas de Navidad, sino durante todo el año. “Las plazas eran antiguamente el supermercado de las ciudades y los baserritarras venían a dar de comer a la gente que vivía aquí. Ahora parece que es algo más gourmet, especial, pero seguimos produciendo comida igual”, reivindica. Rebate incluso el argumento monetario, “el precio es el mismo, incluso más barato que en el súper”.

“Los baserritarras no somos ninguna figura para mantener una tradición; producimos comida de verdad”

Natural de Algorta, veía con pena cómo, teniendo en cuenta la gran cantidad de superficie rural que existe no solo en Bizkaia sino en toda Euskal Herria, “la mayoría de comida viene de fuera. Quise empezar a producir”. Por eso, y pese a encaminar sus estudios hacia el medio ambiente, hizo sus pinitos, hace ahora casi diez años, cultivando frutas y hortalizas, vendiendo directamente a particulares en Durango y Bilbao, y poco a poco empezó a elaborar mermeladas. Hasta que en 2019 creó Garai, su propia empresa de conservas y cerveza. Y eso que el acceso a la tierra, dice, es “muy difícil, se especula mucho. Comprar una tierra es muy complicado; me fueron dejando cachitos y ahora produzco en tierra de la familia de mi pareja. Es una suerte”.

Bilbao disfruta de Santo Tomás

Bilbao disfruta de Santo Tomás Pablo Viñas

Antes de colocarse al otro lado del mostrador, Ana ya conocía Santo Tomás; era su ama la que la traía para comprar alimentos que luego consumían en Navidad. “Me encantaba venir. Siempre lo he visto como un día en el que Bilbao recibe a los baserritarras, que venían a pagar las rentas antiguamente...”, rememora.

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Lo primero que hizo para prepararse para Santo Tomás fue imaginar cómo quería que fuera el puesto; calcular cuántos productos traer a Bilbao para su venta se le hizo un poco más cuesta arriba. Y, aunque ya sabía que es un mercado multitudinario, el gentío desbordó todas sus previsiones. “Hay muchísima gente; llevamos desde las 8 de la mañana sin parar. Aunque cansada, estoy muy contenta”, reconocía. Los clientes habían arrasado prácticamente con las mermeladas de higos o manzana, chutneys y salsas de tomate, encurtidos o cerveza artesana que tenía a la venta. “Trabajo la tierra, cultivo, cosecho y emboto el producto para poder consumir todo el año”, explicaba.