El origen de Bilbao se ubica en el mismo Casco Viejo hace nada más y nada menos que 722 años; su carácter comercial y exportador convirtió a la villa en una urbe diferente, con conexiones con Inglaterra y con el resto del mundo. Ese perfil comercial y de servicio se plasmó a principios del siglo XIX con la apertura de importantes hoteles en pleno corazón de la ciudad como el Torrentegi, ubicado en el edificio Surne, en las inmediaciones de El Arenal bilbaino.

“Todavía el Ensanche no estaba desarrollado y el meollo de Bilbao se movía en el Casco Viejo”; cuenta Xabier Ochandiano. Es por eso por lo que los principales y más importes alojamientos de la ciudad se ubicaron en edificios de esa zona de la villa. En la actualidad, con la apertura del Bilder Boutique Hotel solo en el Casco Viejo hay, además de hostales y pisos turísticos, cinco hoteles y el año que viene a la oferta habrá que sumarle uno más en la calle Correo. Esta zona bilbaina recupera el tirón hotelero de antaño. “El Casco Viejo de Bilbao continua siendo un espacio de referencia en la ciudad, y viene a complementar la oferta de la ciudad tanto a quienes nos visitan a nivel internaciones como a los del entorno más cercano”, destaca el edil bilbaino.

El hotel más confortable de Bilbao

La historia hotelera del corazón de Bilbao es amplia, tanto que los historiadores de la época recogen en publicaciones que el hotel más moderno, confortable y mejor situado de Bilbao estaba en el edificio del número 6 de El Arenal, el hotel Torrontegi. Ese edificio fue reformado en 1928 para albergar el alojamiento que ya llevaba décadas en el edificio bajo el reloj de la Plaza Nueva. Disponía de cinco pisos y 75 habitaciones, todas con cuarto de baño, teléfono y calefacción central. En las décadas de los 20 y 30 del siglo pasado se hizo famosa por los banquetes y las fiestas que se celebran en la terraza, con vistas a San Nicolás y a El Arenal. El hotel se anunciaba como el confort en la estancia por 100 pesetas y como templo de la gastronomía vizcaina. “El Torrontegi debió de ser el mejor hotel de la ciudad”, cuenta el hostelero Boni García, pero, según cuenta, no el único. “Donde ahora está el NYX estuvo el hotel Inglaterra”, recuerda.

Otro alojamiento de gran nivel que pasó a llamarse El Almirante y que en su nueva etapa perteneció a la familia de cristaleros de origen belga Deprit, propietarios a su vez de la compañía Vidriera de Lamiaco fundada en 1892. Fue calificado en la prensa de la época como “centro bilbaino del hospedaje internacional” y escenario de algunos de los actos sociales más sobresalientes de los primeros años del siglo XX. Alejandro de la Sota relató cómo la modista francesa Madame Dubois establecía su cuartel general en este hotel periódicamente para mostrar a las damas bilbainas las últimas creaciones de la moda importadas de París. Entre su clientela se encontraban algunos ilustres dirigentes políticos como Melquíades Álvarez o Manuel Azaña, que el 1 de agosto de 1925 en su visita a Bilbao, escribió dos cartas con membrete de este hotel a su cuñado, Cipriano Rivas Cherif. En 1977 el hotel fuer sometido a una reforma para la habilitación de oficinas para la Cooperativa de Crédito Caja Rural Provincial de Vizcaya.