Como bien dice la 'Canción del pirata', de José de Espronceda, los niños y las niñas de Bilbao han transcurrido la mañana "viento en popa a toda vela". Lo han hecho en la laguna del Euskalduna, ubicada en la parte posterior del edificio, en una clase de navegación organizada por la Escuela de vela del club marítimo del Abra en colaboración con el Palacio Euskalduna.

Deporte para los txikis en Aste Nagusia

El evento ha comenzado a las 11.00. de la mañana y ha concluido a las 14.00. En ese espacio de tiempo, los villanos más pequeños han recibido las nociones más básicas para navegar en un barco de vela. "Con Aste Nagusia en mente, y teniendo en cuenta el gran flujo de personas que acuden a alguna actividad de ocio en la villa, quisimos ofrecer esta opción deportiva a los niños", ha dicho Javier Sales, monitor de la escuela. "La solemos hacer mucho en Getxo, pero tener la oportunidad de traer esta iniciativa en al centro de la ciudad es increíble, ha añadido.

Mientras, tres pequeños veleros estaban surcando las verdes aguas de la laguna. Esta es, según Eduardo Araujo – periodista de Onda Vasca especializado en temas marítimos y propulsor de la actividad – un espacio más que adecuado para que los txikis disfruten en las embarcaciones. "Es un emplazamiento que tiene las condiciones técnicas para ello", ha explicado. Y es que, a este punto, con arreglo a las palabras del periodista, entra la brisa marina, a través de la ría, y es, evidentemente, navegable. "Por otro lado, es un entorno urbano muy seguro y accesible. Los gurasos y los txikis pueden ver cómo evolucionan los demás y se aprende muy rápido".

Veleros 'optimist': una curiosa historia

Los tres veleros que, en aquel momento, estaban surcando las verdes aguas de la laguna, tienen un nombre concreto: 'Optimist'. "Es la clase de velero más difundida del mundo, con el que se inician todos los navegantes", ha explicado Araujo. La historia de cómo surgieron es, además, bien curiosa.


Araujo ha relatado que estos barcos nacieron en un pueblo de la coste este estadounidense. "Allí había una fábrica de jabón y los niños usaban sus cajas de madera para bajar a toda velocidad por las cuestas de la localidad", ha dicho.


Los vecinos de ese pequeña población costera se quejaron de las molestias que este divertimiento infantil les causaba. Por ello, el alcalde pidió a un diseñador naval – vecino de la localidad – que diseñase una embarcación a partir de las dichosas cajas para sacar a los pequeños alborotadores a la mar.


"Por eso los veleros tienen esta forma cuadrada", ha señalado el periodista. "A pesar de ser lo menos hidrodinámico del mundo, navegan muy bien. Aguantan vientos, cogen velocidades importantes y proporcionan mucha seguridad".

Una experiencia más que agradable

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"Al principio no quería subir, tenía un poco de miedo", ha reconocido Itzal Capetillo. No obstante, según iba pasando el tiempo, la niña ha ido cogiendo confianza, y ha asegurado que le gustaría "repetir". "Entre una cosa y otra, he estado casi cuarenta minutos en el agua", ha afirmado.

Itzal y las demás niñas que allí se encontraban han tenido en todo momento a un instructor a su lado. Le han prestado mucha atención, siguiendo sus indicaciones en todo momento. Éste ha dicho, además, que la actividad está recomendada para niños a partir de siete años. Es en ese punto cuando adquieren las capacidades cognitivas necesarias para poder realizarla.