Comienza la cuenta atrás y la ciudad poco a poco se transforma para albergar las que se presentan como las fiestas más deseadas. Tras el parón de dos años por la pandemia, las terrazas festivas ya ocupan la calzada en diferentes calles de la villa para alegría de quienes confiesan ser unos adictos del terraceo. Julen Martín y Mari Carmen Alonso, un matrimonio de Bilbao lo tienen claro: “El ambiente de las terrazas en fiestas es maravilloso, tanto por la mañana como cuando cae la tarde-noche. Ahora que hay menos gente en Bilbao estamos aprovechando las terrazas que ya están instaladas, porque en fiestas va a ser más complicado conseguir un sitio”, apuntan.

De forma excepcional dadas las limitaciones a las que se ha enfrentado el sector hostelero como consecuencia de la pandemia del covid, el Consistorio bilbaino amplió la vigencia de las autorizaciones de colocación de terraza este mes. En total se presentaron 106 peticiones para las instalaciones de veladores en la ciudad, la mayor parte de las autorizaciones concedidas, concretamente el 90,56 % de las mismas, se ubican en Ibaiondo y en Abando. Esta semana se colocarán algunas, pero desde el 1 de agosto prácticamente la mayoría ya están abiertas. De hecho, las personas que se han quedado la primera quincena de agosto en la capital vizcaina ya disfrutan de las diferentes estructuras que se han levantado en calles como Diputación, Astarloa, García Rivero, Ledesma, Urkijo o Colón de Larreategi, por ejemplo.

A pesar del calor, la gente sigue prefiriendo fuera que dentro del local. “Hay muchas ganas de disfrutar de la calle, de la fiesta y aunque es un verano muy cálido, las terrazas siempre son un buen reclamo para que la gente se quede y se tome unos potes. Hemos estado mucho tiempo encerrados”, confiesa el camarero de uno de los locales de la calle Diputación. El sector hostelero augura un buen mes de agosto y, por eso, más de un centenar de locales de hostelería no han dudado en ampliar sus negocios a terrazas exteriores. “Colocar una terraza no sale barato, tiene un coste importante porque, además de lo que supone la instalación, también hay que pagar una cantidad al Ayuntamiento por ocupar la calzada y contratar más personal para atenderla, pero aún así hay que seguir apostando y trabajando para recuperar todo lo perdido. Está claro que al jefe le merece la pena”, afirma Jon Ander, el camarero de otro establecimiento de la calle Alameda de Urkijo. Lo cierto es que la villa empieza a coger ritmo para resistir los nueve días de Aste Nagusia a partir del sábado, 20 de agosto, y las terrazas se convertirán, sin duda, en un buen reclamo para disfrutar de la ciudad y del buen ambiente que reinará en la ciudad. 

Variedad

Las hay de diferentes colores y tamaños; algunas están decoradas con flores, plantas y banderitas... La iluminación también es un elemento a tener en cuenta, por eso a la gran mayoría les han colocado bombillas o focos de bajo consumo para alumbrar las largas noches festivas. Algunas terrazas están fabricadas con madera, otras con estructuras de hierro, de pérgolas de metal, al estilo chill out, tradicionales simplemente con sillas de madera y sombrillas y, las hay, incluso, más modernas y originales como el autobús hawaiano que se asoma en la calle Astarloa.

Javier y Salman ya se han montado en esta terraza con forma de autocar que ha diseñado el bar la Antigua Cigarrería y con la que pretenden celebrar las fiestas con el mejor ambiente. “La idea surgió en la pandemia. Pensé: en las próximas fiestas vamos a colocar un autobús donde la gente se pueda montar para pasarlo en grande y disfrutar de este espacio. Tenemos ganas de pasarlo bien y éste va a ser un estupendo lugar para hacerlo”, cuentan los responsables del establecimiento. Amaia Ortega, Julene Alonso y Sonia Artetxe, tres amigas de Bilbao disfrutan de una de las terrazas colocadas en la calle García Rivero. “Estamos sofocadas y nos vamos a tomar una cerveza sentadas aquí”, confiesan. Y añaden: “En fiestas nos juntaremos con la cuadrilla y visitaremos las terrazas en las que mejor ambiente haya”. En la mayoría se instalarán sistemas de megafonía y en algunas se programarán pequeños conciertos con los que amenizarán el ambiente. José Luis y Mariano conversan y se toman un vino bajo una estructura de madera repleta de banderitas en García Rivero. “Ahora que no hay mucha gente esto es un lujo, a partir de la semana que viene las terrazas van a estar muy codiciadas”, concluyen.