E rondaba un joven marino a los 16 años y aquel era un amor prohibido en aquellos años. Hablamos de 1900 y su familia la mandó interna al colegio que en el convento de la Vera Cruz de Berriz mantenía la Orden de la Merced. Tres años después, el 10 de agosto de 1903, ingresaba en la orden con el nombre de Margarita María. Pocos días antes su hermana gemela Leonor había ingresado en el noviciado de las Carmelitas de la Caridad, de Vitoria.

Les hablo de Margarita Maturana, nacida en 1884 en una de las tradicionales Siete Calles, en la de Tendería. Esta monja botxera fue fundadora del Instituto de las Madres Mercedarias Misioneras, y fue beatificada en la catedral de Santiago de Bilbao el 22 de octubre de 2006. El 16 de marzo de 1987 el papa Juan Pablo II ya había firmado la declaración de sus virtudes heroicas y la proclamó venerable, la misma distinción que alcanzó su hermana en Suipacha, Argentina. El largo proceso de beatificación comenzó en 1935, un año después de la muerte de la madre Margarita, a petición de la congregación y los vecinos de Berriz, donde tiene una calle dedicada a su nombre.

Integrada en la clausura propia de la Orden de la Merced, se centró en el colegio y despertó su deseo de ser misionera que fue compartido por sus compañeras religiosas y algunas alumnas, poniendo en marcha, desde el colegio de Berriz, diferentes “actividades misionales”: correspondencia con misiones, cuestaciones, conferencias de misioneros, etc. En 1920 se crea la asociación Juventud Mercedaria Misionera de Berriz.

En 1926 la congregación monacal de Berriz consigue permiso para abandonar temporalmente la clausura y llevan a cabo tres expediciones misioneras, una en 1926 a Wuhu (China), otra en 1927 a las islas Marianas y otra en 1928 a las islas Carolinas y a Japón en la que Margarita María se integró, hecha ya comendadora del convento.

La autorización de las monjas para exclaustrarse era provisional, por lo que en 1930 el convento solicitó su transformación en un instituto misionero. Es decir, pasar de la vida contemplativa a una vida plenamente activa como misioneras. Las autoridades eclesiásticas pusieron como condición para ello que todas las monjas del convento lo aceptaran, y así sucedió: las 94 religiosas votaron unánimemente a favor de la transformación. Nacían las Mercedarias Misioneras de Berriz. Un año después Margarita María era elegida Superiora General del nuevo Instituto. Pero apenas iniciada su labor cayó enferma de cáncer. El 23 de julio de 1934, dos días antes de cumplir los 50 años, fallecía en Donostia. Hoy sus misioneras se congregan también en Roma, Taiwán, Japón, Filipinas, Micronesia, República del Congo y Zambia. En América se sitúan en Estados Unidos, México, Guatemala y Ecuador, en total cerca de 600 hermanas que como su fundadora van por el mundo al grito de: “Todo se resuelve amando al prójimo”.

¿Cómo llegó a la beatificación Margarita? Además de un minucioso estudio de su vida, la certificación de un milagro por intercesión de la aspirante a beata es indispensable para que sea elevada a los altares. A Margarita Maturana se le atribuye la curación de una mujer mexicana que sufría una pancreatitis aguda. Unas tías de la enferma, que presentaba un estado de extrema gravedad, acudieron al convento.

Allí pidieron una reliquia de la madre Margarita y se la colocaron a la mujer que, al cabo de ocho días, curó sorprendentemente. Una vez interrogados los médicos, la afectada y los testigos de la diócesis mexicana donde ocurrió el hecho, los galenos de la Congregación de Santos lo catalogaron como milagro el 15 de octubre de 2003. Ahí comenzó el rumbo a los altares.

La curación de una pancreatitis aguda de una mexicana al contacto con una reliquia de Margarita fue el milagro reconocido

Su hermana gemela, Leonor Maturana, también es reconocida como Venerable por la Iglesia católica