LA resbaladiza pasarela Zubizuri acumula un amplio historial de caídas, casi todas concentradas en la parte inicial de sus dos décadas de vida. Desde que la estructura de Santiago Calatrava fue cubierta con una moqueta antirresbalones los accidentes se han reducido al mínimo, una solución que los usuarios coinciden en dar por buena. Ayer comenzaron los trabajos para sustituir la vieja alfombra por una nueva, renovación que estará finalizada entre el viernes y el sábado. “Ya hacía falta”, señalaban ayer quienes cruzaban la pasarela.
El puente Zubizuri genera opiniones encontradas entre los bilbainos. Pero al margen de gustos y apreciaciones sobre el diseño de Calatrava, son muchos los usuarios que han sufrido algún susto en días de lluvia. La plataforma fue inaugurada en 1997 y su suelo de cristal enseguida generó polémica: con agua era una auténtica pista de patinaje. “El cristal tiende a patinar, claro. Pero desde que se puso la alfombra no ha habido problemas”, indicaba ayer uno de los responsable de Fhimasa, empresa que se encarga del cambio.
“Las uniones entre las alfombras estaban muy deterioradas. Calatrava no es santo de mi devoción, pero este puente sí me gusta”, valoró el bilbaino Josetxu, que acostumbra a pasar a diario por la pasarela. “El puente me parece bonito, aunque es verdad que hay que ir con cuidado y despacio porque resbala un poco”, apunta Koro, que vive en Gordexola y cruza la pasarela todos los días para ir a clase.
Araitz sufrió en primera persona uno de esos peligrosos resbalones antes de que pusieran la primera alfombra. “Estéticamente no quedan muy bien las alfombras, pero eran necesarias. Sí creo que estaban gastadas y que hacía falta renovarlas”, comenta.
Entre quienes no ven con buenos ojos el diseño de Calatrava está Txema. “Por mí podían cambiar el puente entero, no me gusta nada. Es un puente necesario, pero esto fue un atraso y no tiene arreglo. El coste del mantenimiento lo pagamos entre todos”, se quejaba este bilbaino.