Bilbao - Hay ansias por vivir rascando el cielo en Bilbao. La quinta torre de Garellano, la que ha diseñado el arquitecto británico Richard Rogers con 35 plantas de altura, ha vendido ya el 70% de las 166 viviendas que albergará. La promotora Grupo Arrasate, que ganó el concurso abierto por Bilbao Ría 2000 por el solar que ahora ocupa la Termibus provisional, no da crédito al entusiasmo levantado. “Hemos vendido 116 viviendas en poco más de dos meses”, indicaron fuentes de la firma que oferta la torre residencial en régimen de cooperativa. Y las ventas son en firme, con rúbrica de papeles y adelanto de dinero.

La opción de vivir en el edificio residencial más alto de Euskadi, con 35 plantas en casi 120 metros sobre el nivel del suelo, y las vistas que procurará sin nada en frente que las empañe, ha calado. Fuentes de la promotora razonan que “ofertamos unas viviendas de diferente superficie y a unos precios medios muy interesantes”. En función de la altura donde se ubique, el número de metros cuadrados y la orientación, las residencias cuestan entre 400.000 y 800.000 euros, “incluidos garaje, trastero y el IVA, nuestros precios son finales, no damos sorpresas”, apostillan.

La distribución acordada con el arquitecto premio Pritzker y su estudio RSHP plantea un paquete de viviendas entre las plantas 5 y 15, donde ofrecen seis residencias por planta, que van de los 65 a los 97 metros cuadrados de superficie con dos y tres dormitorios. De la altura 16 a la 33, la opción se queda en cinco viviendas más grandes, de entre 82 y 115 metros cuadrados.

Un vistazo a la página web que recoge las excelencias de Anboto Dorrea, el nombre con el que se ha bautizado a la cooperativa, desvela que ya no quedan viviendas de cierto tipo y orientación. Las primeras reservadas miran a Artxanda y la gran plaza que se va a generar a sus pies una vez ocupe su lugar soterrado la nueva estación de autobuses. “De los 90 apartamentos y pisos de esta orientación nos quedan solo ocho”, indican.

Una muestra de que a pesar de que esta fachada escalonada de terrazas mira al noreste, la mirada despejada pesa más que la sombra que puedan tener gran parte del día. En la fachada contraria, que estará mucho más soleada por dar al suroeste y tiene el monte Kobetas como límite visual, la venta va más lenta aunque los pisos más elevados ya están apalabrados.

También influye en los futuros cooperativistas los servicios comunes en las plantas cuarta y quinta, esta última compartida con dos viviendas. Los vecinos podrán acceder a una piscina cubierta, sauna y gimnasio, además de un espacio estilo txoko. Todo el perímetro de la cuarta planta estará rodeada además de una zona ajardinada que podrá albergar una terraza para uso vecinal.

Aunque a algunos le pueda tirar para atrás compartir unos servicios de este tipo en una comunidad de 166 vecinos (todo el rascacielos solo tendrá un portal), desde la promotora consideran que “la experiencia dice que con una gestión adecuada es un atractivo muy importante”.

Otro elemento destacable es que la pequeña fachada por la que se accederá a las viviendas, la que mira a la calle Luis Briñas, estará vestida con tres ascensores panorámicos, igual que su torre hermana, la cuarta de Garellano que también está construyendo el Grupo Arrasate y ya ha alcanzado la planta 23 de las 33 que está previsto alcanzar.

Ocho dúplex de lujo Y queda la guinda de este tótem residencial. Los arquitectos del equipo de Richard Rogers ultiman los planos de los ocho dúplex que ocuparán las dos plantas top, la 34 y la 35 que estarán unidas por una escalera interior. “Se está cuidando mucho su diseño y distribución. Van a ser unos áticos muy especiales”, indicaron.

Tendrán una horquilla de superficie entre los 110 y 170 metros cuadrados con precios que están todavía por cerrar pero que en los más espaciosos superará casi con toda probabilidad el millón de euros.

Unos áticos que “ya tienen lista de espera”, indicaban desde la promotora, a pesar de ser solo accesibles a unos pocos con posibilidades económicas y no haberse iniciado aún su comercialización. “Se sabía que se iban a construir y hay mucha gente interesada en este tipo de producto más de lujo”, confiesan las fuentes consultadas. Y además, el hecho de ser un edificio con firma de un arquitecto reconocido a nivel mundial es otro aliciente que ha sido valorado por algunos propietarios.