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El Ayuntamiento denegó al Café La Granja la segregación del local

La propiedad solicitó permiso al área municipal para instalar un comercio diferente en una parte de la lonja

El Ayuntamiento denegó al Café La Granja la segregación del localOskar M. Bernal

BILBAO. El local donde se ubicó durante años el Café La Granja ha sonado como candidato para albergar diferentes usos aunque hasta el momento no se ha dado ningún permiso. Lo único que ha llegado al Ayuntamiento de Bilbao fue la petición para segregar ese bajo con la idea de abrir un espacio comercial.

Hace al menos tres años ya se barajaba la posibilidad de que el gigante de las tecnologías Apple colgara su emblemática manzana de esta fachada. Buscaban un edificio céntrico, emblemático, y amplio. El bloque que mira a la plaza Circular reunía todas las características de este apuesto pretendiente, pero al final, ninguno de los rumores cuajó. Sirvió, sin embargo, para alertar al Consistorio sobre lo apetitoso que resultan estos edificios para las multinacionales.

La experiencia en la villa, sin embargo, no se considera precisamente un éxito. El antiguo cine Consulado acoge ahora una franquicia textil y aunque la protección del edificio obliga a conservar algunos de sus elementos, incluso interiores, lo cierto es que no recuerda para nada lo que fue por lo que los arquitectos más puristas consideran que se ha perdido una parte de identidad de la ciudad.

Esto es precisamente lo que no se quiere que ocurra en un futuro y es el motivo por el que el Ayuntamiento ha endurecido la protección de los elementos de estos inmuebles para que al menos, si cambian de actividad, no se vea perjudicado su envoltorio.

“Estos cafés son algo más que locales de hostelería, en ellos se guarda parte de la historia. De hecho, hay una iniciativa de otras ciudades europeas que abogan por mantener estos cafés centenarios”, mantiene el concejal de Obras y Servicio y Planificación Urbana, Asier Abaunza.

Por ello, el estudio realizado en el café La Granja para que fuera declarado bien inventariable sirvió de pretexto para aglutinar en el mismo expediente a los otros tres inmuebles mencionados: La cafetería Nueva York, la pastelería Arrese y la cafetería Iruña.

En el mismo se destaca la trascendencia de este café, que es uno de los muy escasos ejemplos de interiorismo ecléctico que conserva Bilbao, de los muchos que tuvo y que desaparecieron durante la especulación franquista. El concejal bilbaino cree que preservando sus elementos y distribución así como su unidad se protege la identidad del local.