EL verano llegó hace unas semanas y debajo del brazo trajo a sus inseparables amigos: el sol y el calor. Incluso han comparecido en Bilbao, que siempre es el último bastión al que arriba esta estación. La población de la Comunidad Autónoma Vasca y sobre todo las personas que viven en el botxo se han dado cuenta de ello. Hay algunos que intentan esquivar el sol como los defraudadores tratan de zafarse de Hacienda; pero también los hay, y muchos, que, en sus ratos libres, van en busca de los rayos de la estrella solar.

El problema es que normalmente las personas que intentan disfrutar del sol y ponerse morenas tienen obligaciones que no les permiten ir a la piscina o a la playa a pasar el día. Aunque eso no echa para atrás a los habitantes de Bilbao, ni a sus muchos visitantes, y un buen puñado de ellos han conquistado las zonas verdes y jardines de la ciudad, como pueden ser el parque de Doña Casilda, situado al lado del Museo de Bellas Artes, o el parque Etxebarria. Allí es posible y habitual encontrar a gente tumbada en sus toallas playeras disfrutando de la luz del sol en sus ratos libres o turistas que descansan mientras piensan dónde van a ir a relamerse con la gastronomía vasca.

Hay personas que simplemente eligen tomar el sol en la ciudad porque es más cómodo que ir hasta la orilla de la mar. Cada vez son más los que eligen estas playas urbanas sin arena, pero que funcionan igual de bien si lo que se busca es un bronceado veraniego. Se podría decir que estos lugares son los arenales de la capital vizcaina, porque sí: en Bilbao sí hay playa.

Hace unos días, por ejemplo, en el parque de Doña Casilda se tostaban al sol Sandra Cotado, vecina de Bilbao, y Chiara Piloni, italiana residente en el botxo. La primera hasta hace poco no tomaba mucho el sol debido a “problemas de incompatibilidad” con el horario de su trabajo, aunque tenía muchas ganas de empezar a dorar su piel.

La calma de las playas urbanas la convenció para aprovechar todos los ratos libres en los que podía broncearse. Según indicó Cotado, “ahora suelo venir bastante al parque a tomar el sol porque tomar el sol en la ciudad es más tranquilo”. El parque de Doña Casilda es su preferido: “Me gusta porque es muy familiar. Además, lo tienes más a mano que ir a la playa y no tienes que prepararte tanto”.

Por su parte, la italiana Chiara Piloni es primeriza tomando rayos de luz ultravioleta en zonas verdes de la ciudad, aunque confirmó que ella es más de “estar en el agua”. Sin embargo, la paz que se respira en el parque y la facilidad para realizar otras actividades en poco tiempo convencen a la italiana de que asolearse en la ciudad tampoco está nada mal. Conforme comentó Piloni, “es la primera vez que vengo a tomar el sol al parque de Doña Casilda. Nunca antes había tomado el sol en la ciudad. Siempre había ido a la playa a ponerme morena. Las ventajas que veo que tiene tomar el sol en el parque son que está cerca de la villa. Nosotras hemos ido a hacer unas compras y venir aquí a tomar el sol nos pilla más cerca que ir hasta la playa o la piscina. Además en esos sitios hay muchos niños y prefiero venir aquí que hay mucha más tranquilidad”, zanjó.

Ni playa ni ciudad En el lado más extremo está Iñaki Azurmendi, vecino de Bilbao, al que no le gusta ni la playa ni la mar, pero le encanta tomar el sol mientras pasea. Tal y como describe, “prefiero tomar el sol mientras camino por el parque que ir a la playa. Hará como unos siete u ocho años que no voy a la costa. No echo en falta nada de la playa. Ni darme un baño en la mar ni nada”. En opinión de Azurmendi, el Ayuntamiento de Bilbao debería habilitar zonas específicas y exclusivas para broncearse en la ciudad. Decía, en este sentido, que “me parecería una buena idea que el Ayuntamiento pusiera sitios para tomar el sol, aunque aquí veo que hay zonas en las que la gente se pone en la toalla a tomar el sol. Sería una idea positiva que hubiera algún lugar en el que la gente pueda ir a ponerse moreno”. Aunque también hay personas que piensan que crear sitios para este uso “sería un poco absurdo”. Según apuntó Carolina Quiz, inglesa de origen colombiano, “para nosotros tomar el sol en el parque está bien, no necesitamos más”.

Y es que no todas las personas prefieren tostarse en la ciudad. Mucha otra gente prefiere broncearse en la playa. Una de ellas es la propia Quiz, que se encontraba en la misma zona verde tomándose un descanso después de hacer turismo por la capital vizcaina. Como explicó Quiz, “prefiero la playa para ir a tomar el sol porque me encanta la brisa de la mar y el agua. Lo que más echo de menos cuando tomo el sol aquí es no poder darme un baño cuando me apetezca”. Otros a los que les gusta más la orilla de la mar que dorarse en la ciudad son Aquilea Akermuniain y Carlos Ruiz, catalanes de Badalona. Según indicó Akermuniain, “me gusta más la playa porque en la ciudad lo que echo en falta es el mar y poder pegarte un baño cuando te estas asando de calor”. Su compañero Carlos incidía más en el asunto y comentaba que “echa de menos” la mar para refrescarse de vez en cuando porque en la ciudad “el sol no da tregua”.