HA llovido muchísimo en el botxo desde que Abdelkarim El Haddadi abandonase la bahía de Alhucemas para instalarse en el barrio bilbaino de San Francisco. Las cosas han cambiado tanto en la ciudad, el barrio y su propia familia que este bereber de 44 años ve muy lejano aquel desembarcó en el todavía gris Bilbao de mediados de los 90. Pronto habrá cumplido más de media vida en la capital vizcaina y, a la hora de hacer balance, tiene claro que mereció la pena sumarse a un proyecto de vida que ha girado en torno al restaurante Bere Bar.

Este local ubicado en el número 65 de la calle San Francisco abrió sus puertas con la llegada de la familia El Haddadi. Su primo fue el primer responsable del negocio y desde hace algunos años Abdelkarim es el encargado de gestionar este establecimiento en el que trabajó desde su llegada en 1994. El nombre del bar es, evidentemente, un guiño a la cultura bereber, un reclamo que ha funcionado de maravilla a lo largo de los últimos años.

“No se conoce demasiado sobre quiénes somos. En el caso de mi familia, somos marroquíes, aunque también hay bereberes en otros países. Hablamos la lengua amazigh y también podemos hablar la lengua árabe. En mi familia somos musulmanes, pero los bereberes no somos árabes”, explica con afán didáctico.

La clientela se divide entre los vecinos de origen magrebí que lo visitan a diario y los muchísimos clientes autóctonos que reservan mesa los fines de semana. El Haddadi reconoce que existe curiosidad en torno a un pueblo que puntualmente ha conectado con la cultura vasca: la primera gramática sobre su lengua la escribió el vizcaino Pedro Hilarión Sarrionandia en 1905 y existe una teoría en torno al origen del euskera que lo vincula con esta lengua norteafricana.

Desconocimiento total Aunque hoy tiene tres hijas perfectamente integradas en la cultura vasca, El Haddadi reconoce que sabía muy poco del lugar al que llegaba cuando desembarcó en Bilbao. “Alhucemas es una ciudad bonita, con una playa preciosa, pero en Marruecos no veíamos ningún futuro. Las cosas no han cambiado desde entonces en este aspecto. Estuvimos en Madrid un tiempo y al final decidimos venir a Bilbao. Nos pareció que éramos mejor recibidos, que había menos racismo”, explica. Apoyado en la barra del Bere Bar, a Abdelkarim le sale la sonrisa cuando recuerda la época de su llegada. “Éramos veinteañeros y nos gustaba disfrutar de la ciudad. Íbamos por el Casco Viejo u otras zonas de bares, y nos trataban muy bien”.

Ese disfrute en la ciudad que, según dice, les abrió sus puertas iba acompañado de muchas horas de trabajo en el restaurante Bere Bar. El negocio se fue consolidando y la novia bereber de Abdelkarim también se estableció en Bilbao. En los años 90 el Bere Bar era uno de los pocos restaurantes africanos de la ciudad y se convirtió en una referencia. En el año 2000 el músico Fermin Muguruza incluso les dedicó una canción.

Desde la puerta de este local, Abdelkarim El Haddadi ha sido testigo de la evolución de San Francisco en los últimos quince años: “Cuando llegamos había muy pocos inmigrantes, fuimos de los primeros en llegar. Las cosas han cambiado totalmente y creo que ahora hay un mayor recelo hacia el colectivo de inmigrantes. Ahora escuchas a jóvenes que han tenido problemas para entrar en algunos sitios o que les han tratado mal. Yo les digo que a nosotros no nos ocurría: en Bilbao nunca nadie se ha metido conmigo. Por otro lado, la actitud de algunos inmigrantes, pocos, igual no es la más adecuada”.

En este nuevo contexto, el Bere Bar se convirtió en el máximo exponente de la interculturalidad de un barrio cada vez más mestizo. Fueron los decanos en esa apuesta por las cocinas del mundo en el barrio de San Francisco, donde se han multiplicado los restaurantes que ofrecen propuestas similares: “Nos encanta que hayan llegado nuevos restaurantes, sobre todo a Bilbao la Vieja. Viene mucha gente joven y quien se acerca puede ver que, aunque hay cosas que mejorar, se puede pasear por aquí”.

El local es también un ejemplo de adaptación al medio, algo que se ve desde el rótulo de la entrada, Restaurante Bere Bar Jatetxea, hasta el último póster que decora las paredes , uno del Athletic levantando la Supercopa es la última adquisición. Es otro pequeño síntoma de que la familia El Haddadi ha hecho de esta ciudad su hogar. “Mis hijas hablan bereber, castellano y euskera; son bereberes pero son también vascas. Mi mujer y yo estamos contentos de haber elegido Bilbao. No me veo volviendo a Alhucemas para quedarme. Nunca se sabe, pero me veo jubilándome en Bilbao”.