Seis soldados bengalíes de la misión de Naciones Unidas en el sur de Sudán han muerto en un ataque con drones en la ciudad de Kadugli, en el sur de la región de Kordofán, una acción que el Ejército sudanés atribuyó al grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
"El ataque de la milicia terrorista contra la sede de la Misión de las Naciones Unidas y el batallón de bengalíes en Kadugli constituye un acto criminal y una flagrante violación del derecho internacional y humanitario", ha dicho el portavoz de las Fuerzas Armadas de Sudán, Asim Abdelwahab, en un comunicado difundido en las últimas horas por los canales de la institución castrense.
Ha advertido asimismo que el ataque "viola las resoluciones de la ONU que protegen a las fuerzas de paz y las instalaciones de la organización internacional, y comprueba claramente el enfoque destructivo de la milicia rebelde".
El ataque tuvo lugar el sábado contra una base de los cascos azules en Kadugli, capital del estado de Kordofán del Sur, escenario de continuos bombardeos y combates entre las FAR y el Ejército sudanés, enfrentados en una guerra abierta desde abril de 2023.
Por su parte, las FAR negaron en otro comunicado su relación con el ataque contra la misión de la ONU, y calificaron de "mentiras" las acusaciones que le responsabilizan del ataque que provocó la muerte de seis cascos azules bengalíes.
"Las FAR refutan las afirmaciones y acusaciones (...) con respecto a un ataque aéreo que tuvo como objetivo la sede de las Naciones Unidas en Kadugli, y las falsas acusaciones contra nuestras fuerzas de estar detrás del mismo mediante el uso de un avión no tripulado", afirmó la nota del grupo paramilitar.
Ese ataque se produjo pocos días después de que las FAR controlaran la zona de Heglig, donde se ubica el principal campo petrolífero de Sudán, en el contexto de su avance en Kordofán hacia el este del país tras expulsar al Ejército de la vasta región occidental de Darfur.
La guerra en Sudán ha provocado la muerte de decenas de miles de personas, además de devastar el país y convertirlo en escenario de la peor crisis humanitaria del planeta con el desplazamiento interno y externo de más de 13 millones de personas, según la ONU.