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Misterios golosos en el convento

Miles de personas visitan estos días el 'Mercado de repostería y artesanía en los monasterios de clausura', que se celebra en la Encarnación

Misterios golosos en el conventoZigor Alkorta

BIlbao

MARI Carmen reconoce que es golosa, pero lo que más le gusta de Los Dulces del Convento es que "todo lo que aquí se vende está hecho de forma artesanal, con productos caseros y por unas manos muy santas". Ayer, esta mujer galdakoarra era una de la primeras personas que se adentraba en el claustro del convento de La Encarnación para ver y comprar algún manjar que otro en el Mercado de la repostería y artesanía en los monasterios de clausura. María Carmen es asidua a la cita. No se acuerda, pero cree que lleva acudiendo al mercado desde su primera edición, ahora hace diez años. Y como en todas las citas anteriores, fue acompañada de su hija June "porque si no, no puedo volver a casa yo sola con todas las bolsas". ¿Tanto compra? le preguntamos. "Sí, es el único vicio que tengo, las pastas tan ricas que hacen en las mayoría de los conventos". Para cumplir su objetivo lleva ahorrando todo el año. "Tengo una hucha en casa", dice, "en la que cada mes voy metiendo un poco de dinero y cuando llega mayo, la rompo". Así que ayer pudo hacer acopio de lo mejor de cada casa, o sea, de cada convento.

Mari Carmen fue una de las culpables de que en el segundo día de mercado se hubiesen agotado el 40% de los productos que comenzaron a ponerse a la venta el viernes por la mañana. Según explicaba a DEIA, Juan Manuel González, director del Museo Diocesano de Arte Sacro, y organizador de la feria, "hasta el momento está siendo un éxito y creo que vamos a superar las previsiones". A pesar del mal tiempo, hasta el mediodía de ayer, más de 2.300 personas ya había pasado por La Encarnación, "un cifra superior a la del año pasado". Eso significa que en la edición de este año podrían superar los 6.000 visitantes que registraron en 2012.

La crisis, por tanto, parece que no está haciendo mella en este curioso mercado. Para media mañana ya no quedaba ni rastro de las magdalenas y mostachones de los cistercienses de Ampudia de Campos (Palencia), de los bizcochos y nevaditos de limón de las clarisas de Cantalapiedra (Salamanca), del chocolate negro de la adoratrices perpetuas de Berga (Barcelona) o de los licores medicinales de los cartujos de Chartreuse. El desabastecimiento de los productos de los conventos más cercanos a Bilbao podía ser suplido, tal y como nos contaba Juan Manuel González, "con una llamada telefónica, pero del resto no podremos reponer". Así que en una horas, las mercenarias de Loiu, la dominicas de Elorrio, los cistercienses de Zenarruza, las clarisas de Salvatierra y las canonesas regulares lateranenses de Artziniega, podían reponer sus respectivos puestos en el mercado.

Subsistencia Todo lo que saquen con las ventas las monjas de los conventos y los monjes de los monasterios les vendrán muy bien a sus endebles economías, según señalaba Juan Manuel González. "Hay conventos en los que gracias a las cosas que elaboran pueden sobrevivir", decía el director del Museo.

A la cita de este año han acudido seis expositores de la Comunidad Autónoma Vasca, tres de Cantabria, dos de Galicia, dos de Navarra, dos de la Rioja, 15 de Castilla-León, uno de Barcelona, dos de Castilla La Mancha, diez de Andalucía, dos de Francia y uno de Camerún. En total, hay presencia de 48 conventos. Este año se han sumado a la feria cuatro nuevos monasterios: uno de Ciudad Real, otro de Toledo, otro de Salamanca y un cuarto de Toro. Según explicaron los organizadores el día de la presentación, "vista la situación económica, estos monasterios han comenzado a elaborar dulces, aunque de momento tienen poca variedad, pero de una gran calidad".

En cuanto a los productos expuestos, la organización calcula que se ofertan más de 8.000 kilos de pastas artesanas, dulces, queso, café, artesanía, cosmética, vinos y licores. Por unos días, todo un misterio goloso en La Encarnación.