El Surne Bilbao va a completar un año entero sin victorias lejos de Miribilla en Liga Endesa. Al mismo equipo que se está mostrando granítico e incluso brillante por momentos cuando actúa al calor de su afición, con cinco triunfos en otros tantos compromisos en lo que va de curso, le ha faltado en numerosos desplazamientos un último golpe de riñón, ser capaz de asestar el tiro de gracia al rival de turno, en una dinámica que se mantiene invariable desde el lejanísimo 28 de diciembre del año pasado, cuando cosechó aquel fantástico 79-100 en la cancha del Leyma Coruña.

Este domingo, en la última oportunidad para evitar ese añito completo en blanco, tampoco fue capaz de imponerse en su visita al Río Breogán (100-99) en una contienda resuelta de manera agónica en su contra. Después de un acto final nadando a contracorriente, un triple de Darrun Hilliard a 4,2 segundos del final para el 98-99 puso el éxito al alcance de su mano, pero en la siguiente jugada Tryggvi Hlinason cometió una personal sobre la penetración de Keandre Cook y este no falló desde la línea de tiros libres. Con 1,9 segundos, Melwin Pantzar fue capaz de poner el balón en manos de Justin Jaworski en una situación relativamente cómoda, con el francotirador gozando de un tiro final de media distancia, eso sí ante la mano amenazante de Aleksandar Aranitovic, pero su lanzamiento, uno de esos que el estadounidense acostumbra a fundir con la red sin titubeos ni miramientos en otras circunstancias, se estrelló esta vez en el aro.

Y así, de esa manera tan amarga para los hombres de negro, descendió el telón de una contienda en la que los de Jaume Ponsarnau llevaron la iniciativa en el luminoso durante más de veinte minutos pero sin la capacidad para despegarse en el luminoso. La cedieron en el tramo final del tercer acto por la acumulación de tiros libres y lanzamientos exteriores liberados fallados y amagaron con hincar la rodilla de manera prematura en el arranque del último cuando se vieron con un adverso 76-69 tras encajar un parcial de 19-6, pero reaccionaron de la mano de los excelentes Martin Krampelj y Darrun Hilliard, once y nueve puntos respectivamente en los diez minutos finales, para acabar ahogados en la misma orilla.

Sin embargo, los de Luis Casimiro estuvieron más lucidos en esos compases de la verdad, aprovechando en esos dos minutos finales de la mano de Mihajlo Andric y el especialmente dañino Francis Alonso uno de los principales déficits de la retaguardia bilbaina: el excesivo espacio concedido para los triples del rival. Cuando encontraron esas facilidades, los anfitriones las aprovecharon sin miramientos, mientras que los visitantes, pese a que su nivel de acierto exterior acabó siendo superior, con un excelente 52% (15 de 29) sí que se dejaron por el camino un puñado de tiros cómodos, emborronando al final un partido intachable desde el punto de vista de la competitividad en el que Melwin Pantzar y el propio Jaworski ofrecieron también momentos de notable baloncesto.

Mucho ritmo

Pese a que los hombres de negro arrancaron fluidos en ataque (2-7), el conjunto gallego no tardó en hacerse con el control del luminoso gracias al acierto triplista de Danko Brankovic, Andric y Arturs Kurucs (11-7). Con el pívot croata haciendo también daño en las distancias cortas (nueve puntos en el acto inaugural) e imprimiendo un ritmo elevado a las acciones en cancha, el Rio Breogán se sentía cómodo atacando la retaguardia bilbaina, que dejaba demasiado espacio en la línea de tres puntos, aunque los visitantes, diversificando recursos con una muy buena distribución de bola en ataque, no se quedaron atrás y cerraron en ventaja los diez primeros minutos de choque (21-23).

Con ambas escuadras jugando con el acelerador pisado a fondo, el Surne Bilbao amagó con la posibilidad de fabricar una ventaja interesante (21-28), pero Francis Alonso, con once puntos casi seguidos incluidos tres triples, mantuvo a los suyos muy presentes en el retrovisor de los de Ponsarnau (36-37). Jaworski respondió con la misma moneda con dos dianas, pero un tiro libre del que fuera francotirador de los hombres de negro colocó el empate a 40 puntos a 3:32 del descanso. Con ambos equipos cayendo de golpe y porrazo en una fase de atasco en la parcela ofensiva, los bilbainos tuvieron que picar piedra para mover sus guarismos mediante tiros libres de Pantzar y Luke Petrasek y un mate de rebote ofensivo de Hlinason, pero un triplazo al límite de la penúltima posesión de Kurucs hizo que la cita llegara prácticamente equilibrada (45-47) a su ecuador.

Jaworski lanza a canasta. ACB Photo/C. Castro

A esas alturas de la película, el conjunto vizcaino extraía escaso rédito de su dominio en el rebote (20-14), con nueve puntos facturados de segundas oportunidades, y de su 9 de 11 en tiros libres porque los de Casimiro exhibían un excelente 10 de 20 desde la distancia triple que les permitía seguir mirando de tú a tú a su contrincante.

Demasiados fallos

Al regreso de vestuarios, el choque subió de temperatura y se trabó bastante, pero se mantuvo en parámetros de notable igualdad sobre todo porque el Surne Bilbao se dejó por el camino tiros cómodos desde la distancia de tres puntos y tampoco anotó dos tiros libres adicionales de la mano de Hlinason y Pantzar. Los de Ponsarnau enviaron al banquillo a Brankovic con cuatro personales y mantuvieron el control del marcador gracias al paso al frente de Hilliard en ataque y a un triple de Margiris Normantas (57-63), pero les faltó instinto de depredador y más control de las situaciones para fabricar una ventaja mayor. También sobró el envío constante del rival a la línea de tiros libres. En esas circunstancias, el Río Breogán, con Jordan Sakho como elemento especialmente dañino sustituyendo al poste croata, encontró el ecosistema perfecto para igualar el choque (63-63). Con Andric y Jaworski intercambiando triples, la diferencia radicó en la eficiencia desde la línea de castigo, pues Hlinason falló dos tiros libres y Pantzar otro (3 de 8 global en ese cuarto), por lo que fueron los gallegos, tras otro puñal lejano de Alonso, los que llegaron en ventaja a los últimos diez minutos: 71-69.

Y los visitantes parecían en riesgo de tener que asumir una derrota prematura porque su arranque del acto final fue horrible (76-69). Sin embargo, resurgieron de la mano de un Krampelj magnífico desde la distancia triple y un Hilliard incisivo en las penetraciones para devolver el golpe (78-79). A partir de ahí, se mantuvieron al rebufo de su rival hasta soñar con la victoria con el triple de Hilliard a cuatro segundos del final, pero para su desgracia su mala dinámica lejos de Miribilla parece no tener fin.