Un primer cuarto lamentable, sin ninguna canasta en juego en su haber y resuelto con un marcador durísimo de digerir como el 31-6 que mostró el luminoso del Olimpic de Badalona, dilapidó este domingo las opciones del Surne Bilbao Basket de ofrecer al menos una imagen mínimamente competitiva en su visita al Joventut y resolvió por la vía rápida (101-69), rapidísima y dolorosísima, una contienda sin ninguna historia más allá del argumento de película de terror protagonizado por los hombres de negro, absolutamente arrollados, aniquilados por un rival mucho más duro, acertado y equilibrado.
Y para completar la calamitosa matinal, con el choque totalmente resuelto y con menos de un minuto en el reloj, Justin Jaworski tuvo que retirarse del mismo como consecuencia de una lesión de rodilla. El escolta estadounidense completó una bandeja al contraataque para el 101-69 final y al caer se tiró al suelo agarrándose la rodilla izquierda con claros gestos de dolor. Tuvo que ser ayudado para llegar al banquillo bilbaino y habrá que esperar al diagnóstico por parte de los servicios médicos.
Todo mal
En el conjunto de Jaume Ponsarnau no hubo absolutamente nada a lo que aferrarse. Nada de nada. Cero soluciones ante la tempestad en contra ni desde la cancha, con actores principales desaparecidos, ni desde el banquillo. Solo emitió noticias positivas, timidísimas, en el segundo cuarto, en un tramo de la contienda en el que el fugaz acierto en el triple y un decoroso trabajo defensivo le permitió firmar un parcial de 3-16. Lástima que para entonces fuese ya perdiendo por 41-13 y que solo le valiese para acercarse a un 44-29 que no fue mucho más allá en el resto de la contienda.
Los de Dani Miret gestionaron el resultado a su absoluto antojo, jugando a placer y sin oposición, desde la magia que destila Ricky Rubio por los cuatro costados cada vez que entra en contacto con un balón de baloncesto al martillo pilón que fueron cerca del aro tanto Simon Birgander como Ante Tomic, netamente superiores a cualquiera de sus pares.
¿Y qué decir del Surne Bilbao Basket? Pues que permitió un 57% en tiros de dos puntos por su paupérrimo 38%, que no pasó del 8 de 25 desde la distancia triple (y eso que en el segundo cuarto firmó un muy buen 5 de 8), que se dejó por el camino hasta once tiros libres, que perdió con claridad la batalla del rebote (41-30) y que extravió 15 balones. Y en el plano individual, salvo Melwin Pantzar, casi nada que salvar, con el lesionado Jaworski de nuevo con malos porcentajes (3 de 12) y Darrun Hilliard sin canastas en juego y solo tres puntos en su casillero.
Horrible arranque
El arranque de la contienda fue claramente negativo para los intereses visitantes, siguiendo la estela del duelo ante el Peristeri en la FIBA Europe Cup, hasta el punto de que el Joventut necesitó menos de cuatro minutos para conquistar su primera ventaja de dobles dígitos (12-2). Mientras que en las filas de los de Ponsarnau los ataques eran poco fluidos, con demasiado bote, algunos tiros demasiado forzados y otros fallados a centímetros del aro, el conjunto verdinegro, con un movimiento de bola excelente, encontraba situaciones cómodas para mover sus guarismos, sobre todo en las cercanías de la canasta bilbaina.
No hubo ni un atisbo de mejora tras el tiempo muerto de Ponsarnau, sobre todo porque los errores individuales continuaron sobre la cancha (rebotes ofensivos concedidos, faltas en ataque…) y la sociedad Rubio&Tomic, con ocho puntos seguidos del base de El Masnou, provocó un auténtico destrozo. ¿El resultado? Un sonrojante 31-6 a la conclusión del primer cuarto, sin canastas en juego por parte del Surne Bilbao Basket: 0 de 7 en tiros de dos puntos, 0 de 5 en triples y siete pérdidas.
Mejoría
A partir de ahí, evidentemente, no hubo partido ni nada que se le pareciera porque el daño ya estaba hecho. Y bien hecho, además. La mayor desventaja del conjunto vizcaino llegó en un par de ocasiones hasta los 28 puntos antes de que una mayor tensión defensiva por su parte le permitiera empezar a robar balones e incrementar sus pírricos registros anotadores. La Penya respondió en primera instancia con canastones de Sam Dekker, pero los visitantes continuaron a pico y pala, los triples empezaron a entrar y un parcial de 3-16 que pudo ser mayor si Jaworski no hubiera fallado una penetración les permitió pasar del 41-13 al 44-29.
El boquete seguía siendo notable, pero al menos ya no era sideral. Yannick Kraag sacó a los suyos del bache con cinco puntos seguidos, pero Normantas respondió con tres tiros libres y un triple y el choque llegó a su ecuador con un 49-35 que podía darse incluso por bueno. Así de dura había sido la cosa.
Nada que hacer
Tras la reanudación, las aguas volvieron al cauce que más favorecía a los intereses verdinegros, que desactivaron cualquier amago de rebeldía con una resolución tan simple como efectiva: balones a los pívots. Y así, entre Birgander primero y Tomic después, con diez puntos seguidos para los suyos, el Joventut recuperó empaque y dominio, elevando de nuevo sus ventajas y llegando a los diez minutos finales con un 73-53 que resumía perfectamente los acontecimientos en cancha.
Y los diez minutos finales fueron puro gozo y deleite para el Olimpic y pesadilla extrema para el Surne Bilbao Basket, empequeñecido, totalmente romo y a merced de un contrincante que aprovechó el viento a favor para gustar y gustarse a costa de unos hombres de negro cabizbajos, con bandera blanca de rendición sin reservas en mano y ganas de dar carpetazo al asunto y pasar a la siguiente página, que les llevará el martes a rendir visita al Brno checo para tratar de empezar a corregir su trayectoria continental.