La noche del pasado 26 de marzo fue de digestión complicadísima para todo el universo del Surne Bilbao Basket. Equipo, cuerpo técnico, aficionados… Todos quedaron tocadísimos con ese 77-58 encajado en el Palais des Sport Jean-Michel Geoffrey de Dijon que amenazaba seriamente con poner punto final a la aventura del conjunto vizcaino en la antesala de la gran final de la FIBA Europe Cup como había ocurrido una temporada antes. Aquel -19 parecía en aquel momento un muro infranqueable y quien más quien menos trataba de encajar el golpe como podía. Además, muchos se ponían también en el lugar de los cuatro animosos componentes de la marea negra que con sus banderas y bufandas vivieron el partido justo detrás del banquillo de Jaume Ponsarnau sin parar de dar aliento a su equipo, un cuarteto a cuyos gritos de ánimo la retransmisión de la FIBA por YouTube dio considerable protagonismo. ¡Menudo palo hacer ese desplazamiento y encajar tan duro resultado! 

Menos de un mes después, aquel cuarteto de sufridores sueña ahora con la posibilidad de ver en vivo y en directo a su Surne Bilbao Basket levantar al cielo de Salónica el primer trofeo continental de su historia. Sendoa, Ander, Sonia y Jokin, los tres primeros componentes de la Peña Hirukoa, recuerdan aquel durísimo trago. “Sinceramente, esperaba que podía caer una derrota. Entra dentro de lo previsible cuando vas a ver al equipo fuera, pero pase lo que pase nosotros viajamos para apoyar al equipo. Lo que nadie esperaba era perder así, por 19 puntos, sobre todo porque en Cholet, contra un equipo mejor, habíamos perdido solo por siete”, rememora Sendoa. 

A la conclusión del partido, los jugadores pasaron uno por uno a saludarles y a agradecerles su apoyo pese a todo. Las caras de los ‘hombres de negro’ eran un auténtico poema. “Es que para un jugador es muy duro perder un partido de esa manera. Ves que se te escapa la posibilidad de jugar una final. Yo creo que a los que seguían del año pasado se les pasó por la cabeza lo ocurrido un año atrás con el Chemnitz, temían que la historia se podía repetir. Veíamos la cara de Jaume cuando le entrevistaban y estaba…”, apunta Ander. 

Y tras abandonar el pabellón galo, tocaba masticar el resultado: “Estaba bajísimo al acabar el partido, lo veía bastante mal. Luego ya durante la semana nos fuimos animando y cuando llegó la vuelta en Bilbao estaba confiado. Empezamos a hacer campaña en redes sociales utilizando la frase de Javier Clemente con el Athletic: Vamos a ganar porque somos mejores. Retuiteábamos todos los mensajes del club con ese lema, intentábamos animar a la gente y al final la cosa salió bien”. 

Sendoa, Ander, Sonia y Jokin, en Dijon. Deia

La remontada

El baloncesto quita y da y solo siete días después tuvieron la oportunidad de desquitarse con una histórica remontada en Miribilla que sirvió para fulminar cualquier disgusto del pasado. “Durante esos cinco minutos finales ni nos lo creíamos. Cuando ves que vas ganando por poco a cinco minutos del final pierdes algo de esperanza, pero de repente canasta, triple, canasta, triple… Una locura. Por la cabeza te empezaba a pasar: ¿Y si sí? ¿Y si sí? Y ya con el último triple de Abdur-Rahkman que nos puso 21 puntos arriba nuestro sector era una locura, unos encima de otros saltando… Fue increíble”, recuerdan, esperando que ese momento pueda resultar el germen para un refuerzo en la animación de Miribilla: “Aquel ambiente fue un factor importante en la remontada. La gente animó durante todo el partido sin parar, incluso cuando parecía imposible recuperar el average. Fue un impulso extra. Estábamos 6.000 pero parecíamos muchos más. Si volvemos de Salónica con la Copa el partido del domingo puede ser…”. 

Mientras aprovechaban el martes para hacer turismo por la ciudad griega, sus mentes y sus sueños se centran ya en una cita que puede ser histórica para la entidad de Miribilla. Sendoa reconoce que “siendo sincero, del partido de ida contra el PAOK salí un poco frío, no estaba nada seguro con el colchón de siete puntos, pero me ha pasado como contra el Dijon, me he ido viniendo arriba con el paso de los días y creo que podemos conseguirlo, que podemos ser campeones. Además, la historia está de nuestra parte porque ningún equipo ha ganado esta FIBA Europe Cup tras perder el primer partido. Ojalá lo consigamos”. 

Masticaron un duro golpe en Dijon, recuperaron el ánimo con el paso de los días, fueron desde la grada un factor importante para conseguir la remontada que proporcionó el billete para la final y ahora quieren poner la guinda a su historia con la gloria continental. El cuarteto de sufridores de Dijon sueña en Salónica.