Terminada la primera vuelta, la identidad de los últimos siete clasificados de la Liga Endesa es idéntica a la de la temporada pasada a estas mismas alturas intercambiando los equipos descendidos (Zunder Palencia y Monbus Obradoiro) por los ascendidos a la máxima categoría (Hiopos Lleida y Leyma Coruña). Al igual que acontecía hace un año, el Surne Bilbao Basket encabeza ese pelotón de escuadras llamado a pugnar por la supervivencia, aunque el presente ecosistema cuenta con algunas variaciones, como el hecho de que su ventaja con respecto a la zona roja de la tabla es de una sola victoria en lugar de ser de dos y que a estas alturas de curso no existe aún ningún equipo descolgado de la pugna, como ocurría en el ejercicio 2023-24 con un Palencia que contaba únicamente con dos éxitos.

Los hombres de negro alcanzan el ecuador del curso competitivo tras protagonizar 17 jornadas en las que su rendimiento ha estado plagado de dientes de sierra en cuanto a constantes vitales y resultados. Atendiendo a la dureza del calendario, el arranque se consideró notable, con tres victorias (una de ellas contra el Real Madrid) en las siete primeras jornadas, pero el hecho de dejar escapar en las prórrogas de Murcia y Girona dos triunfos que parecían ya a buen recaudo en el zurrón hizo mucho daño al colectivo desde el punto de vista de la confianza. Así las cosas, se pasó a encadenar cinco derrotas consecutivas, encendiéndose las primeras alarmas de peligro con el severo correctivo sufrido tras el descanso en Lleida. Sin embargo, los de Jaume Ponsarnau reaccionaron con mucha entereza ante la adversidad y en el momento de mayor necesidad enlazaron tres victorias ante Baxi Manresa, Leyma Coruña (a domicilio) y Morabanc Andorra para impulsarse hacia la zona media de la clasificación antes de cerrar la primera vuelta con derrotas contra La Laguna Tenerife, Unicaja y Barça, contrincantes de enorme armamento y fondo de armario.

En el plano estadístico, los números defensivos del conjunto vizcaino han sido notables –octavo en puntos encajados, con 83,5 de media; noveno en eficiencia, con 107,3 puntos recibidos por cada cien posesiones; y un excelente cuarto puesto en lo referente a los puntos que anota el rival por cada tiro de campo lanzado, con 1,04–, pero ha habido dos epígrafes, vitales en el baloncesto que se juega hoy en día, que han lastrado su juego: el mal control del rebote defensivo y sus pobres porcentajes desde más allá de la línea de 6,75. El Surne Bilbao Basket es el peor equipo de la Liga Endesa en cuanto al porcentaje de rebotes en su aro capturados de todos los disponibles, con un pobre 67%, lo que ha dado a los rivales más oportunidades de las deseadas para sumar puntos de segundas oportunidades y ha mermado las opciones propias de activar el modo galope. De hecho, la escuadra de Ponsarnau es cuarta por la cola en lo referente al número de posesiones que disputa cada 40 minutos, con 75,2. En cuanto a sus porcentajes desde la distancia triple, llegó a quedarse por debajo del 30% de acierto en ocho de los nueve partidos disputados entre las derrotas en Girona y Tenerife y actualmente luce un pobre 31,7%, que le ubica en la 16ª plaza de la categoría.

En el plano individual, y pese a la irregularidad en su aportación, Muhammad-Ali Abdur-Rahkman ha sido el mejor anotador de los hombres de negro, con 10,6 puntos por cita, y el único que ha promediado dobles dígitos en esta faceta del juego, con Melwin Pantzar como el jugador más utilizado por Ponsarnau, superando los 25 minutos de media. Pero el jugador más sólido ha sido Tryggvi Hlinason. A sus 27 años, el pívot islandés está en topes de carrera en puntos (8,4), rebotes (6,5, tercero de la ACB, liderando la competición en lo referente a los ofensivos, con 2,4) y valoración (15,4), con un brillante 71,3% en tiros de dos puntos.