El sueño de asaltar el Palau Blaugrana tuvo una vigencia de quince minutos y el espíritu de resistencia ante un rival notablemente superior en cuanto a recursos duró otros cinco, pero el Surne Bilbao Basket ni siquiera pudo cruzar guantes con el Barça después del descanso y acabó cosechando una predecible derrota (97-84) que provoca que llegue al ecuador de la temporada regular de la Liga Endesa con una sola victoria de colchón sobre la zona de descenso. El conjunto vizcaino fue solvente y certero cuando pudo correr contra un rival que arrancó a medio gas, con el billete copero en el bolsillo salvo improbable paliza ante los hombres de negro, pero cuando los de Joan Peñarroya sacaron a desfilar sus recursos físicos y de armamento el sideral desequilibrio entre ambos planteles se hizo evidente pese a los esfuerzos de los visitantes por tratar de rebelarse contra la dictadura de la lógica.

Las primeras vías de agua en las filas visitantes tras llegar a mandar por diez puntos en el arranque del segundo cuarto (17-27) llegaron por sus problemas a la hora de cerrar su rebote defensivo, concediendo demasiados puntos de segunda oportunidad; posteriormente se incrementaron cuando el rival se armó en defensa, metiendo manos a destajo, y le obligó a jugar al paso, viendo cortado de raíz su suministro de puntos y, finalmente, se convirtieron en boquetes imposibles de taponar cuando en el arranque del segundo tiempo los azulgranas sacaron brillo a su ofensiva, disparando contra el aro bilbaino a la mínima oportunidad encontrando poco armada la defensa rival y haciendo valer el talento individual de los Jabari Parker, Darío Brizuela, Justin Anderson o Chimezie Metu.

Ahí se acabó el choque pese a que los visitantes lucharon por moverse en desventajas que dejaran abierta una mínima oportunidad de voltereta que ni siquiera estuvo cerca de producirse. Los 19 puntos de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman y los 13 del reaparecido Kristian Kullamae se quedaron cortos ante un contrincante con cinco jugadores en dobles dígitos.

GRAN ARRANQUE

El Surne Bilbao Basket ingresó en el Palau desprovisto de complejos, apostando por el galope como mejor manera de buscarle las cosquillas a la retaguardia azulgrana y no le salió mal. Corriendo, moviendo el balón con rapidez, con Abdur-Rahkman activado desde la distancia triplista, reparto de puntos y buen trabajo atrás, el 12-20 a dos minutos y medio de la conclusión del primer cuarto sonaba de maravilla. Metu, activando su muñeca desde la media y la larga distancia, intentó tirar de los anfitriones, pero los de Jaume Ponsarnau cerraron el acto inaugural con un magnífico 17-25 merced a un triple sobre la bocina final de Kullamae.

Dos tiros libres de Domínguez abrieron la brecha hasta los dos dígitos (17-27) justo antes de que Joel Parra activara a los de Peñarroya con tres canastas seguidas. Sin embargo, el Surne Bilbao Basket aguantó la primera andanada de los catalanes con empaque, utilizando ya a sus doce jugadores alistados, con Xavi Rabaseda como cuatro y Omar Silverio mostrando su capacidad asociativa con dos pases de canasta para Marvin Jones y Thijs De Ridder (25-33). Pero si algo le sobra al Barça es plantilla. Peñarroya siguió sumando recursos a su cuerpo de artilleros (Parker, Anderson...), armó mucho mejor su retaguardia tirando de físico e hiperactividad y empezó a hacer mucho daño a la hora de atacar el rebote ofensivo, cortocircuitando a los hombres de negro, titubeantes por primera vez en la contienda. Kullamae, desde los 6,75, intentó sacar del apuro a los visitantes, pero el conjunto azulgrana neutralizó las ventajas conquistadas por su rival para alcanzar el ecuador de la contienda con el marcador reflejando tablas: 42-42.

Hasta ese momento, el magnífico 54% que lucían los de Ponsarnau desde la larga distancia (6 de 11) había quedado contrarrestado por los nueve puntos cosechados por el Barça de segundas oportunidades merced a sus doce capturas en el aro bilbaino. Sin lugar a dudas, el rebote, con un brutal desequilibrio de 25-12, era uno de los principales factores a corregir.

SIN OPCIÓN

Pero al regreso de vestuarios las constantes vitales de la cita habían variado completamente. El Barça atacaba demasiado fácil, con Willy Hernangómez haciendo daño en las distancias cortas y Parker y Brizuela encontrando red desde el triple y por contra el conjunto vizcaino, sin posibilidad ya de correr y obligando a actuar en estático, entraba en fase de atasco. ¿Y qué ocurrió? Pues que Ponsarnau tuvo que parar el partido con menos de cinco minutos de tercer cuarto disputados y un 61-49 en el luminoso que dejaba el partido muy cuesta arriba para los suyos.

El conjunto vizcaino perdió fortaleza y pulso competitivo. El recurso de De Ridder rebañando bolas en las cercanías del aro no fue suficiente porque a los de Peñarroya les entraban incluso los triples de ocho metros y los punteados. Con el 71-55 ya no hubo vuelta atrás. Los visitantes, de la mano de Kullamae y Domínguez primero y de Melwin Pantzar y Abdur-Rahkman después, llegaron a bajar a un dígito su desventaja en un par de ocasiones (74-65 en la apertura del último acto y 88-79 a 2:15 del final), pero no hubo ni el más mínimo titubeo por parte del Barça.