Ocho jornadas, las que se han disputado antes de la interrupción provocada por la ventana FIBA de noviembre, han bastado para que la tabla clasificatoria de la Liga Endesa tenga ya un aspecto reconocible, estratificada prácticamente de manera quirúrgica. En una competición en la que la dictadura de los presupuestos es cada vez más pronunciada y cambiar de clase social es harto difícil, no acostumbra a ser muy complicado pronosticar la identidad de los equipos que ocuparán la zona noble y aquellos que se verán envueltos en la arenosa tierra media-baja. A día de hoy, los conjuntos que ocupan las ocho primeras posiciones son ya los mismos que la pasada temporada disputaron las eliminatorias por el título: Unicaja, La Laguna Tenerife, Real Madrid, Valencia Basket, Barça, UCAM Murcia, Dreamland Gran Canaria y Baxi Manresa.
Con algo menos de un cuarto del calendario de la temporada regular disputado las diferencias son todavía mínimas, pero es llamativo que el orden natural de las cosas, salvo probablemente ver al Baskonia ubicado en la 12ª plaza aunque ya el pasado ejercicio se quedó fuera del play-off, se vea ya muy marcado desde una fase competitiva tan temprana. Y es que si los de Pablo Laso no hubiesen perdido el pasado domingo en Zaragoza un duelo en el que llegaron a ganar por catorce puntos y en el que estuvieron más de 36 minutos por delante en el luminoso, los diez primeros de la tabla serían los mismos que ocuparon esas plazas al término del pasado ejercicio.
En el caso del Surne Bilbao Basket, ha alcanzado la octava jornada con tres victorias, una menos que las que registró en las dos pasadas temporadas a esa misma altura del ejercicio, una más que en la 2021-22 y dos más que en la 2020-21, aunque en esa había disputado un partido menos. Vamos, que se ubica en el mismo terreno que ha venido pisando casi siempre desde su regreso a la Liga Endesa, esa tierra media-baja que no alcanza para intentar abordar las ocho primeras posiciones pero que da cierta tranquilidad sobre las plazas de descenso. Con su mismo balance de 3-5 están el Morabanc Andorra y el Hiopos Lleida, con una victoria más el Casademont Zaragoza y el Baxi Manresa y con una menos, cerrando la tabla Coviran Granada, Leyma Coruña, Bàsquet Girona y Río Breogán. Un ecosistema que puede calificarse como previsible.
Atendiendo a la dureza del calendario en este arranque de campaña –en estas ocho jornadas ha jugado contra cinco de los primeros nueve clasificados–, ese balance podría darse por positivo aunque en el aire queda cierto regusto amargo por las dos derrotas sufridas en sendas prórrogas evitables en Murcia y Girona después de dominar los encuentros durante muchísimos minutos y por la última en casa ante el Joventut, primer choque del curso en el que el Surne Bilbao Basket no fue competitivo y no llevó la voz cantante. Haber logrado atar solo una de esas dos victorias a domicilio mostrando más aplomo en los momentos de la verdad tendría ahora mismo a los hombres de negro en una situación notable, pero con los partidos desarrollándose en líneas generales cada vez sobre líneas maestras de mayor explosividad –más ritmo y más triples desembocan en más parciales abultados a favor o en contra dependiendo del equipo que entre en fase de acierto– estos accidentes son cada vez más habituales. Los sufren los grandes y más aún los pequeños. El orden natural de las cosas.