El Bilbao Basket esperaba el partido de ayer con el deseo de sumar una victoria que le llevara al parón de selecciones con la sensación del deber cumplido. Pero lejos de eso, a los hombres de negro el choque ante el Joventut se les hizo bola desde el primer minuto y nunca mostraron una imagen convincente ni dieron la impresión de tener las claves para hacer daño a los verdinegros, que jugaron con mucho más oficio, mucha más calma y mucho más acierto a partir de tener siempre claro quién, cuándo y desde dónde debía lanzar a canasta. En cambio, el Bilbao Basket se encontró con un escenario que ya conoce, ese que, después de perder oportunidades fuera de casa, le lleva a convertirse en un equipo desordenado, ansioso y precipitado en citas señaladas en Miribilla hasta nublar sus ideas. Como si después de un par de meses muy exigentes, su motor haya gripado.

Quizás el hecho de haber cedido partidos en el tramo final, provocó que el Bilbao Basket perdiera ayer la paciencia y la solidez que había mostrado en los siete partidos anteriores y quisiera ganar al Joventut demasiado pronto, como si volver a construir pronto una ventaja amplia fuera imprescindible para sumar el cuarto triunfo del curso y el 300 en veinte temporadas en la Liga Endesa. A trancas y barrancas, con más coraje que buenas decisiones, el partido estaba 55-56 a 2.49 de acabar el tercer cuarto. No había necesidad de apresurarse, pero los vizcainos lo hicieron y entraron en una fase de muchos errores en los dos lados del campo que la Penya, sin ponerse nerviosa, castigó uno tras otro para firmar un parcial en contra demoledor de 2-20.

Solo Frey y Hlinason supieron entender lo que requería el partido, aunque también es cierto que el Joventut concedió esa opción táctica e impidió que otros jugadores del Bilbao Basket entraran a la generación de juego con continuidad. Los dos nórdicos necesitaron más apoyo, pero no llegó. Varios compañeros estuvieron muy irregulares o desaparecidos. De nuevo, el juego exterior flaqueó más de la cuenta en los dos lados del campo en los minutos decisivos y se volvió a echar por tierra el trabajo de Hlinason, que está haciendo aquello que muchos le reclamaban sin que, de momento, haya servido para enlazar victorias.

En un duelo en el que los jugadores grandes firmaron buenos números en los dos bandos, el 7 de 24 en triples penalizó al Bilbao Basket, que lanzó muchos de esos tiros con sensación de urgencia. En cambio, el Joventut, a partir de la atención que generaron Tomic y Pustovyi, movió muy bien el balón y acabó con 27 asistencias. Los badaloneses no metieron muchos más, solo 10, pero lo hicieron con mejor porcentaje. Todos fueron bien escogidos y anotados para golpear el ánimo de los hombres de negro, impotentes para imponer su defensa.

El parón que lleva ahora debería servir para aclarar ideas, pero el Bilbao Basket no va a poder hacerlo, al menos con trabajo en cancha. Diez jugadores se marchan y la mayoría de ellos jugarán un par de partidos en semana y media, con una buena ración de minutos. Como ocurre siempre en este periodo, toca cruzar los dedos para que nadie vuelva en peores condiciones. l

Jaume Ponsarnau: “Han sido mejores de principio a fin”

Destacado. Jaume Ponsarnau no puso paños calientes a la derrota ya que “el Joventut ha sido mejor de principio a fin”. El técnico del Bilbao Basket comentó que el de ayer fue “el primer partido en el que no tenemos la iniciativa en el marcador durante la mayor parte del tiempo. Eso habla de lo bien que lo hemos hecho hasta ahora y de lo mal que lo hemos hecho hoy. Espero que salgamos de esta ventana con las ideas más claras”. Ponsarnau reprochó a sus jugadores “querer que la remontada llegara desde la aportación ofensiva individual”, destacó que “hubo errores defensivos que no habíamos cometido por mala comunicación, no por concepto” y aseguró que en el equipo “no podemos irnos satisfechos por nuestro nivel mental. Pocos jugadores han encontrado confianza”.