Imponiendo su brutal superioridad con un parcial de 27-6 tras el descanso y propiciando el lucimiento de jugadores necesitados de incrementar sus niveles de confianza y actividad, el Surne Bilbao Basket puso este miércoles un notable broche a la segunda fase de grupos de la FIBA Europe Cup al facturar una aplastante (90-63) y previsible victoria atendiendo a su gran superioridad respecto al Balkan Botevgrad. Tras una cita que sirvió para dejar su balance en un 5-1 de cara al orden de partidos en una hipotética semifinal y para afrontar con mayores dosis de optimismo el duelo de Liga Endesa del próximo domingo ante el Valencia Basket, los de Jaume Ponsarnau se enfrentarán en cuartos de final al Legia Varsovia polaco, que dejó en la cuneta al Sporting luso.

El conjunto vizcaino fue amo y señor del partido, que se mantuvo nivelado mientras los anfitriones se lo tomaron a la ligera (42-38 al descanso) para hacer que saltara por los aires en el momento en el que decidieron no hacer prisioneros, incrementando su nivel de intensidad y agresividad en defensa y jugando con más filo y mejor circulación de balón en ataque. En ese momento, el conjunto búlgaro, con escasísimos recursos interiores y viviendo de principio a fin del triple, no tuvo más remedio que enarbolar la bandera blanca.

Además, en el caso de los locales la cita sirvió para aportar confianza y minutos a jugadores necesitados. Así, Álex Reyes fue junto a Tryggvi Hlinason el máximo anotador de los hombres de negro, con 13 puntos, y el jugador con mayor presencia en cancha, superando los 24 minutos; Georgios Tsalmpouris y Tomeu Rigo también alcanzaron las dobles figuras (10 y 11, respectivamente) y Unai Barandalla lució muñeca y piernas en los doce minutos finales, sumando nueve puntos. Sacha Killeya-Jones ni siquiera tuvo que ingresar en cancha y Alex Renfroe y Denzel Andersson fueron esta vez los descartados.

IGUALDAD

El conjunto vizcaino arrancó la contienda proporcionando balones que fueron bien aprovechados a Tsalmpouris y Reyes, ambos componentes del quinteto inicial. Netamente superiores a su rival, los de Ponsarnau no tuvieron mayores problemas para fabricar un claro 18-9 en el ecuador del acto inaugural ante un Balkan muy incisivo desde la línea de 6,75, consciente de sus nulas posibilidades en el cuerpo a cuerpo interior. Pero entre que los búlgaros no lo hicieron nada mal desde la larga distancia (5 de 12 para empezar) y que los hombres de negro se relajaron en exceso en ambos aros, los visitantes llegaron a ponerse por delante antes de que el primer acto se cerrara con un 24-23 tras una canasta de Kristian Kullamae.

Rigo, con dos triples, estaba también por la labor de aprovechar sus minutos, pero al conjunto vizcaino le siguió faltando contundencia para romper el partido. Así las cosas, aprovechando la flojera de su rival en el rebote defensivo y en la defensa uno contra uno, el Balkan Botevgrad se mantuvo muy vivo en el partido, disfrutando incluso de varias ventajas por la mínima en el luminoso, aunque un par de buenas acciones en retaguardia hicieron posible que el Surne Bilbao Basket llegara al ecuador del choque con un 42-38 favorable a sus intereses.

DESPEGUE

En la reanudación, los anfitriones decidieron surtir de balones a Hlinason para aprovechar su superioridad cerca del aro y la apuesta rindió beneficios inmediatos. Tres canastas del pívot islandés, unidas a las penetraciones de Keith Hornsby y a una preciosa conexión entre Melwin Pantzar y Thijs De Ridder a la contra, colocaron un 57-42 en menos de cuatro minutos de juego que ya no tuvo vuelta atrás. Nebojsa Knezevic paró el encuentro pero no se sirvió absolutamente para nada. Su equipo quedó borrado del mapa en el momento en el que los hombres de negro incrementaron el nivel de intensidad de sus acciones en cancha. Con una ventaja que llegó a los 26 puntos (70-44) y minutos ya para Barandalla, el choque quedó absolutamente decantado, con un 76-51 a diez minutos del final.

El último acto no tuvo historia. Sirvió para que Barandalla se luciera como cada vez que ha gozado de oportunidades en esta competición y poco más. El conjunto vizcaino tampoco estuvo por la labor de desgastarse en exceso. Su mayor ventaja llegó a los 32 puntos (90-58) antes de la celebración final y la espera para conocer la identidad de su rival en cuartos de final. Se lo jugaban entre el Sporting de Portugal y el Legia polaco y la próxima estación será Varsovia.