El Surne Bilbao Basket se movió este sábado muy lejos de los niveles de energía, intensidad, dureza, concentración y acierto necesarios para competir a domicilio ante un rival como el UCAM Murcia, que empezó a olisquear la exagerada debilidad de los hombres de negro en el segundo cuarto y a partir de ahí lo borró de la cancha sin la más mínima piedad, desnudando hasta el 96-76 final a un conjunto vizcaino con demasiadas y muy profundas vías de agua que resultan ya repetitivas pero que ni mucho menos consiguen ser subsanadas. En el momento en el que los de Sito Alonso dieron un paso al frente en los epígrafes referentes a la efusividad defensiva y al filo ofensivo, los de Jaume Ponsarnau se achicaron sin paliativos, mostrando una diferencia de deseo, recursos, organización y equilibrio abrumadora entre ambos contendientes.

El conjunto vizcaino resistió dignamente en el acto inaugural (18-19) y maquilló el luminoso en el último (20-26) después de haber llegado a perder por 31 puntos. Lo del medio (58-31) fue un auténtico despropósito en cuanto al fondo y a las formas, pues quedó a la vista un Surne Bilbao Basket totalmente a merced de su rival, timorato, desarmado e incluso impotente, resignado; inofensivo sobre la cancha y sin soluciones de urgencia desde las pizarras del banquillo.

Atendiendo a las fortalezas y debilidades de cada equipo, podía esperarse un guion similar, pero no tan exagerado. En esos segundo y tercer cuarto, el vizcaino fue un equipo sin orden ni concierto, con una retaguardia absolutamente borrada del mapa y un ataque inexistente, con un total de once pérdidas en esos veinte minutos, algunas de ellas en situaciones y circunstancias inexplicables, y un colapso brutal desde la larga distancia, con un 1 de 10 en triples en los primeros treinta minutos para un 3 de 15 final.

Tampoco hubo individualidades sobre las que posar el complicado reto de la resistencia. Los primeros puntos de Adam Smith llegaron en el ecuador del tercer cuarto, cuando los suyos perdían ya por un sonrojante 63-37, la mayoría de los firmados por Kristian Kullamae acontecieron en pleno cuarto de maquillaje y Tryggvi Hlinason (12) y Keith Hornsby (11) se quedaron muy lejos del brutal armamento desplegado por los anfitriones, con Dylan Ennis y Marko Todorovic a la cabeza.

DE MÁS A MUCHO MENOS

En el arranque de la contienda hubo más energía y vigor defensivo que acierto por parte de ambos equipos. El conjunto vizcaino tuvo en las penetraciones de Alex Renfroe su principal vía de anotación mientras que los de Sito Alonso, pegajosos a más no poder, presentaban una anotación más global. Dos canastas seguidas de Hlinason igualaron el marcador a 13 puntos y con los jugadores de banquillo mostrándose más incisivos en ataque el primer acto se cerró con un 18-19.

Pero los problemas no tardaron en aparecer. Con un par de pérdidas y sin acierto en el triple, los de Ponsarnau se quedaron clavados mientras el Murcia lanzaba su demarraje precisamente gracias a su gran acierto desde la larga distancia (6 de 10) para colocar un peligroso 29-23. El técnico visitante llamó a capítulo a los suyos, pero sirvió de muy poco. Los de Sito Alonso fueron inflando su colchón (43-29) sobre alfombra roja, los cambios en los quintetos visitantes -juntar a los dos bases, utilizar a Tsalmpouris de cuatro- no fueron más allá, las pérdidas incluso en primeras líneas de pase y saques de fondo hicieron acto de presencia y el desplome ya no tuvo freno hasta el 50-32 en el ecuador de la contienda.

En el arranque del tercer cuarto, el conjunto vizcaino encadenó otras tres pérdidas ante un Murcia envalentonado al ver que su ímpetu defensivo encontraba premio una y otra vez y el finísimo hilo que unía al equipo vizcaino al partido saltó por los aires. Con un parcial de 13-2, los anfitriones se impulsaron hasta el 63-34 antes de que llegaran los primeros puntos de Smith. Demasiado tarde. Con el choque ya a buen recaudo, los de Sito Alonso se gustaron hasta el 84-53 con el último cuarto ya en juego antes de levantar el pie del acelerador y permitir que el Surne Bilbao basket maquillara de la mano de Kullamae y Thijs De Ridder un resultado que pudo ser mucho más escandaloso.