Casi 300 días después, sufriendo hasta la bocina final y haciendo la goma desde el coraje y el espíritu de resistencia en un último cuarto en el que el partido amenazó con escaparse de su mano en muchos momentos, el Surne Bilbao Basket rompió su racha de doce derrotas seguidas fuera del Bilbao Arena (no ganaba a domicilio desde el pasado 17 de diciembre en Manresa) para conquistar Fontes do Sar (77-78) y sumar un éxito que propulsa su confianza y afianza el trabajo de construcción de bloque que capitanea Jaume Ponsarnau. El conjunto vizcaino tuvo que apelar a la heroica para sacar adelante un choque en el que fue por detrás desde el arranque del tercer acto para propinar el sorpasso a 31 segundos del final gracias al gran protagonista de esos compases finales, el jugador que sujetó a los hombres de negro cuando amenazó tormenta: el jovencísimo Thijs De Ridder.

La ausencia por lesión de Sacha Killeya-Jones y los problemas estomacales de Denzel Andersson hicieron que el ala-pívot belga jugase el último cuarto entero, protagonizando algunos errores fruto de su inexperiencia pero, sobre todo, llevando el peso de la remontada cuando más apretaba la cuerda al cuello. En los dos minutos finales, con 75-71 y el partido en apariencia a buen recaudo del Monbus Obradoiro, De Ridder capturó tres rebotes ofensivos y de ellos sacó cinco puntos: muñeca firme para meter dos tiros libres (75-73) y un dos más uno providencial para el 77-78 final. Los gallegos tuvieron bola para ganar, pero el conjunto vizcaino sacó lo mejor de sí mismo en defensa. Primero, Eric Washington falló un triple y, tras otro rebote ofensivo -una tortura-, Tres Tinkle tampoco acertó sobre la bocina final con Tryggvi Hlinason barriendo esa última bola.

Parecía que su falta de consistencia y sostenibilidad en el rendimiento iban a frustrar una vez más a domicilio al Surne Bilbao Basket, que sin embargo supo sobreponerse a las carencias en su juego para ganar. Dominó el marcador hasta el descanso, pero fue incapaz de fabricar distancias de seguridad y por momentos parecía que los problemas para cerrar su propio rebote, los muchos tiros libres regalados y su falta de efectividad en el triple (6 de 23, 26%) iban a dejar el triunfo en casa.

Pero su gran virtud fue saber resistir, agarrarse al duelo en las peores circunstancias y sacar recursos hasta de debajo de las piedras. A falta de preciosismo, orden y sinfonía, pico, pala y cemento, con Hlinason (14 puntos y 7 rebotes) convertido en gran bastión, Andersson aportando su eterno trabajo pese a la merma de fuerzas y Kristian Kullamae echando una mano desde el banquillo tanto de base como de escolta porque Alex Renfroe tampoco estaba físicamente para echar cohetes.

DOMINIO SIN GRANDES RENTAS

El encuentro arrancó con mucho ritmo y con un gran protagonista: Jordan Howard. Suyos fueron los primeros once puntos del Obradoiro -acabó con 24- al salir victorioso de su emparejamiento con Adam Smith, que compareció acelerado y errático en ataque. Los de Ponsarnau aguantaron el extraordinario arranque del base gracias al buen trabajo en la pintura de Hlinason pero fueron los anfitriones los que amagaron con fabricar las primeras rentas importantes cuando entraron en acción Washington y Thomas Scrubb desde la larga distancia. Sin embargo, Xavi Rabaseda y Kullamae respondieron con la misma moneda y una penetración de Renfroe permitió a los visitantes cerrar en ventaja el primer cuarto (16-18).

Moncho Fernández activó juntos a Marek Blazevic y Artem Pustovyi como pareja interior y los hombres de negro pasaron a tener problemas. En ataque encontraron recursos para seguir mandando, pero les faltó consistencia y sostenibilidad para fabricar una renta considerable, lo que provocó que su ventaja en el ecuador de la contienda se limitara al 40-41.

PROBLEMAS

En la reanudación, Andersson y Pustovyi intercambiaron canastas en una situación que favoreció a los anfitriones (48-45). Tras una jugada en la que el banquillo local retuvo un balón cuando Andersson quería sacar rápido (técnica para ambos bandos), fue un triple del propio sueco el que colocó de nuevo por delante a los hombres de negro (48-50). Reaccionó el Obradoiro con dos triples de Howard y Washington y empató el Surne Bilbao Basket, pero los de Ponsarnau empezaron a flojear en ambas canastas. Sin acierto en ataque y demasiado permisivos en defensa, concediendo bandejas y rebotes en ataque para llegar a los diez minutos finales con un 61-56 adverso.

A partir de ahí, el conjunto vizcaino sobrevivió haciendo la goma. Amagó con escaparse el Obradoiro (67-60) y los vizcainos no se dejaron ir, aunque parecía que les faltaba mucho para salir victoriosos en ese ecosistema. Un triple de Smith y cuatro puntos seguidos de Hlinason evitaron el demarraje gallego (70-64 a falta de cinco minutos) para que De Ridder acabara derribando el muro que impedía a los hombres de negro ganar lejos de Miribilla.