FUE una derrota fea, la más abultada de toda la temporada que no pasa de ser una anécdota y que dejará al Bilbao Basket en la undécima posición si pierde hoy el Breogán en Valencia y con la incertidumbre de si eso le servirá para jugar en Europa la próxima campaña. De todas formas, el equipo bilbaino cerró con catorce victorias y sin sobresaltos su decimoctavo curso en la Liga Endesa en la que el objetivo prioritario de la permanencia estuvo siempre bien encarrilado. Los hombres de negro han mostrado una doble cara en Miribilla y fuera de casa, sobre todo en la segunda vuelta, pero no han pasado ningún apuro. De hecho, nunca han estado por debajo del duodécimo puesto en la clasificación y en diez jornadas estuvieron metidos entre los ocho primeros. Su afición les despidió ayer con una larga ovación, que agradecía sobre todo el esfuerzo de una plantilla que ayer tenía a un quinteto de lesionados en la esquina del banquillo.

Fue a partir de enero con la acumulación de percances cuando el equipo de Jaume Ponsarnau cayó en un altibajo de resultados que le impidió acceder a expectativas más elevadas. Sin embargo, durante la segunda mitad de la competición se mantuvo en la undécima posición de forma continuada entre las jornadas 18 y 31, lo que significa que en un tramo de solo seis victorias suyas tampoco por detrás le apretaron. Los problemas físicos han marcado su temporada e, incluso, ayer martes tuvo que recurrir a Sergio Llorente, fichado para completar una rotación equilibrada ante el Unicaja. El base madrileño, en su segunda llegada al equipo, salió a falta de dos minutos para acabar el primer cuarto para dar aire a Radicevic, que había estado la semana entre algodones y en otras circunstancias no habría jugado. No fue la única novedad dispuesta por el técnico ya que Andersson, tras un par de partidos de baja, inició el partido como titular en el puesto de tres después de que Rabaseda se perdiera algunos entrenamientos por el nacimiento de su segundo hijo.

Los jugadores saludaron a los aficionados al final del duelo.

La gran duda que deja esta campaña es si con más salud, sin tantos contratiempos, el Bilbao Basket podría haber aspirado a más a partir de febrero. En estos tres meses largos, Ponsarnau se ha dedicado a poner parches, a mover roles, ha exprimido la plantilla todo lo que ha podido hasta que ya no ha dado más de sí, como quedó claro ayer ante un rival muy superior que impuso un ritmo inasumible para los hombres de negro, incluso tras una semana sin competición.

Al final, la realidad dice que siete de los ocho primeros han sido los mismos durante casi toda la temporada y solo el Valencia Basket abrió alguna puerta en algunos tramos. Más bien hay que pensar que el equipo bilbaino ha ocupado el puesto que le toca por historia y por sus capacidades actuales. En solo siete de las dieciocho temporadas en la máxima categoría, incluyendo la que se alteró por la pandemia, el Bilbao Basket se metió en play-off y en solo seis obtuvo al final de la liga regular un balance positivo de triunfos y derrotas.

Los jugadores saludaron a los aficionados al final del duelo. OSKAR GONZÁLEZ

En el ranking histórico de la ACB, el club bilbaino figura en el decimosexto puesto con un porcentaje del 45% de victorias, solo un poco superior al que cierra el presente curso. Desde la campaña 2004-05, hay siete equipos con más presencias en la lucha por el título y algunos de ellos son infalibles. Todos van a acabar esta temporada por delante del Bilbao Basket. El octavo es el Tenerife, que ha consolidado un proyecto que le ha permitido disputar el play-off estas últimas seis campañas. Esto significa que es difícil colarse entre los ocho primeros para clubes como el Bilbao Basket y varios lo han conseguido aprovechando años de crisis del Joventut, el Unicaja o el Estudiantes, que está en la LEB Oro.

La escalera de clases de la ACB está muy marcada desde hace unos años y no parece que vaya a cambiar pronto porque atiende a razones económicas. El Bilbao Basket ha demostrado que puede hacer plantillas competitivas con un presupuesto ajustado hasta que en un futuro, sin un plazo concreto, pueda dar un salto en sus aspiraciones. Pero tampoco está libre de pasar apuros y es algo con lo que debe convivir. El club es uno de los diez que ha jugado, al menos, una final de liga, pero fue esa temporada del subcampeonato, la 2011-12, la única en la que los bilbainos pudieron superar una ronda de play-off. Total, que el Bilbao Basket está, probablemente, donde le corresponde, en esa clase media-baja con aspiraciones recortadas, y ante otro verano en el que habrá cambios, obligados o irremediables.