El Surne Bilbao Basket no fue capaz de poner la guinda a una temporada más que notable con una última victoria que le habría permitido cerrar el curso competitivo 2022-23 en décima posición y, por tanto, alcanzar el objetivo secundario -el principal, el de la permanencia, se firmó sin el más mínimo sufrimiento- de repetir participación europea el próximo curso. Le faltaron energía, acierto y, sobre todo, recursos humanos sanos para domar a un Unicaja al que la inapelable victoria no le bastó para alcanzar la cuarta plaza por la que peleaba, ya que el Lenovo Tenerife dio buena cuenta del Casademont Zaragoza. Tras el doloroso 71-103 final -la derrota más amplia del ejercicio- y el triunfo claro del Monbus Obradoiro contra el descendido Carplus Fuenlabrada, el conjunto vizcaino desciende a la 11ª posición y caería a la 12ª si el Río Breogán supera hoy a domicilio al Valencia Basket. Así las cosas, los de Jaume Ponsarnau quedan a la espera de que se resuelva al tradicional galimatías continental de todos los veranos, con los repartos de equipos e invitaciones entre los distintos campeonatos, para saber si repetirá presencia en la Basketball Champions League.

Y es que lo suyo contra los de Ibon Navarro fue un constante quiero y no puedo. Su ejercicio de supervivencia caminando sobre el alambre aguantó hasta el descanso (41-49) para perder pie a continuación (46-64 en el ecuador del tercer cuarto) como consecuencia de la clara diferencia de efectivos entonados, ritmo y potencia física entre ambas unidades. Con la dirección de juego muy tocada por las bajas, jugando con Nikola Radicevic renqueante y el debutante Sergio Llorente teniendo que disputar más de doce minutos pese a haber sido fichado como parche de urgencia, Adam Smith, Jeff Withey y Álex Reyes se quedaron demasiado solos en la faceta ofensiva ante un rival mucho más multidisciplinar que, además, hizo un enorme daño a la retaguardia bilbaina, sin la fortaleza física para parar tanto foco de peligro y efusividad. Con seis jugadores llegando a los dobles dígitos de anotación, el Unicaja dominó además el rebote (32 a 44), haciendo mucho daño con el ofensivo, y aprovechó el mal cuidado del balón por parte de los hombres de negro para correr y sumar hasta 17 puntos tras pérdidas rivales.

RESISTENCIA

El encuentro arrancó con los anfitriones encontrando vías de anotación en las cercanías del aro rival y el Unicaja haciendo daño en el rebote ofensivo. En ese ecosistema, el marcador apenas registró en primera instancia ventajas considerables para ninguno de los dos contendientes. Lo que Smith facturaba en un aro a favor de los hombres de negro a base de talento individual (ocho puntos en el acto inaugural) lo devolvía Melvin Ejim en el otro con tres triples sin fallo. El problema fue que la rotación de los de Ibon Navarro fue mucho más sostenible. El conjunto vizcaino, con tiros demasiado forzados y enlazando pérdidas, se quedó anclado en los 14 puntos, su rival conectó un 14-21 aprovechando las grietas de la retaguardia bilbaina y solo dos tiros libres del debutante Llorente movieron los guarismos ofensivos de los locales en los tres minutos finales del acto inaugural.

A base de tiros libres, un triple de Reyes y un canastón de Smith, el Surne Bilbao Basket consiguió empatar a 26 puntos a 6:25 del descanso, pero los visitantes ni se inmutaron. Dominando con contundencia el rebote y haciendo daño con el ofensivo, conectaron en poco más de un minuto un 0-8 para abrir hueco. Pese a que la pareja estadounidense de los hombres de negro intentó liderar la resistencia, el Unicaja lució su mayor fondo de armario. Activó a Kendrick Perry, Tyler Kalinoski, David Kravish y compañía y su despliegue fue imposible de aguantar por parte de los de Ponsarnau, quienes pese a sus intentos de no caerse del alambre alcanzaron el ecuador de la contienda con un 41-49 adverso tras otro triple de Reyes. El 0-9 en puntos tras pérdida y el 2-11 en los cosechados en segunda oportunidad a esas alturas de la cita marcaban diferencias.

DESPLOME

En la reanudación, a los de Ponsarnau no les quedó más remedio que enarbolar la bandera blanca. Smith se quedó como único recurso ofensivo mientras el Unicaja desplegaba todo su repertorio ofensivo, haciendo daño tanto desde la larga distancia como debajo del aro y pudiendo además jugar al galope al aprovechar las imprecisiones en los ataques de los anfitriones. El parcial de 5-15 en cinco minutos que impulsó a los de Navarro hasta el 46-64 ya no tuvo vuelta atrás por mucha buena voluntad que los hombres de negro intentaran poner para, al menos, ofrecer una mínima imagen de resistencia. Cada pequeña andanada que intentaban protagonizar Tsalmpouris o Reyes era rápidamente aplastada por los visitantes. El 52-71 a diez minutos del final convirtió el último cuarto en absolutamente intrascendente. Con los anfitriones frustrados y enfadados con la actuación arbitral, el Unicaja aprovechó para jugar a placer, ganar de paliza y dejar a los locales sin la guinda final para su notable curso.