EL Bilbao Basket trata de capear el temporal que le está cayendo desde que abrió el año con triunfo en Miribilla ante el Murcia con un paraguas demasiado pequeño, que apenas le permite cubrirse de los chaparrones. En este tramo de partidos, no ha sucedido nada extraordinario, ni para bien ni para mal, en el sentido de que los resultados responden a cierta lógica. Los hombres de negro han ganado aquello que estaba más a su alcance y han perdido lo que, en cualquier otra circunstancia, también habría estado más lejos de su alcance.

Esta crisis les ha pillado con mucho terreno avanzado y para ponerse a resguardo de los chaparrones el equipo ha optado por un baloncesto de mínimos que tampoco es sostenible a largo plazo. El Bilbao Basket no está ahora para ganar partidos a 90 puntos, pero tampoco puede hacerlo a 65 porque exige una ejecución perfecta de todo lo que se hace en la cancha. Ese es el verdadero problema ahora mismo. El equipo de Jaume Ponsarnau peleó el partido de ayer ante el Tenerife, pero con porcentajes de tiro por debajo del 40% quedó expuesto a lo que dispuso su rival.

Los de Txus Vidorreta saben explotar sus ventajas desde lo táctico y en apenas minuto y medio liquidaron el partido. Una falta antideportiva que se inventó Sasu Salin dio pie a un parcial de 13-0 que castigó a un equipo laborioso como el Bilbao Basket, pero carente de esa capacidad resolutiva y que incurrió en errores en situaciones sencillas que suponen un lastre. El Tenerife fue también muy agresivo en la defensa del bloqueo directo cuando estaba involucrado Adam Smith, que aún así fue el máximo anotador tras quedar condenado a batallas individuales. Toca que otros compañeros den un paso adelante para sumar puntos, pero fuera del estadounidense el resto del equipo hizo 4 de 19 en triples y uno de ellos fue de Agustín Ubal con mucha fortuna. Capturar 18 rebotes de ataque habla de un buen esfuerzo, pero frustrante porque solo llevó a acumular posesiones sin éxito.

Así, no queda otra que aplicarse en defensa, pero ayer martes hubo una importante fuga de agua en el bloqueo directo central que tan bien interpretan los tinerfeños. Entre Fitipaldo y Shermadini sumaron 40 puntos con 27 lanzamientos porque el Bilbao Basket no encontró la manera de sacar el balón de ese eje que forman el base, el pívot y la canasta alrededor del cual se mueve todo el juego del conjunto insular. Les pasa a casi todos, pero a los hombres de negro les faltó un punto de agresividad en esas situaciones.

El caso es que cayó otra derrota, la octava en los últimos diez partidos, y el partido del sábado ante el Granada ya se ha marcado como en rojo. Los nazaríes acaban de cortar una racha de diez reveses seguidos y son uno de los equipos que más posesiones genera por lo que el Bilbao Basket tendrá que salir protegido contra los chaparrones y descargar la mochila del peso de la desconfianza para acelerar el paso y evitar que la lluvia de derrotas le cale hasta los huesos y termine por arruinar su temporada.

Las reacciones

“Hemos dado pasos adelante”

Jaume Ponsarnau. “Hemos jugado contra un gran equipo que nos ha exigido lo máximo de nosotros. Hemos dado un paso adelante en cuanto a solidez defensiva, pero hemos seguido teniendo problemas de acierto, pese a que nuestro ataque ha llegado mas veces a mejores opciones. Hemos ganado dos de los cuatro cuartos, pero al final hemos perdido porque ellos han encontrado acierto con la antideportiva rigurosa y dos triples bastante bien defendidos. Ahora esperamos que estos pasos adelante que hemos dado nos sirvan para ser más competitivos en el próximo partido”.

l Adam Smith. “Hemos podido competir los 40 minutos. Durante tres o cuatro perdimos el foco y un gran equipo como el Tenerife nos lo ha hecho pagar. Pero creo que hemos dado pasos adelante. Espero que a partir de ahora nos respeten las lesiones y podamos seguir creciendo como equipo”.