El Surne Bilbao Basket sigue sin levantar cabeza y este martes ha sumado en Tenerife una nueva derrota (78-66) que provoca que la pesada mochila que lleva a sus espaldas no deje de ganar peso y de generar incomodidad. Atendiendo al actual momento de juego, resultados y confianza del conjunto vizcaino, una campanada en el hogar del imperial Lenovo Tenerife, vigente campeón y mascarón de proa de esta Basketball Champions League, sonaba a misión imposible, más aún sin Ludde Hakanson, pero en las constantes vitales de los hombres de negro se vieron ciertos brotes verdes, motivos para agarrarse a la esperanza de una reactivación que no debería demorarse más allá del sábado, con el regreso a la Liga Endesa en Miribilla con el Granada como rival.

El conjunto de Jaume Ponsarnau volvió a acusar sus siderales problemas en ataque. Competir a domicilio con los de Txus Vidorreta con un 38% en tiros de campo (45% en tiros de dos puntos y 27% en triples) es prácticamente una quimera, pero esta vez, aunque volvió a fallar la ejecución, hubo bastante mejor generación de juego. Se fallaron tiros cómodos porque se crearon espacios y situaciones para disponer de ellos, pero eso ya es de por sí un paso adelante atendiendo a los anteriores compromisos, en los que la búsqueda del aro rival fue mucho más embarullado y espeso.

Y pese a los problemas en ataque, y aunque fuera caminando sobre el alambre, el conjunto vizcaino pudo aguantar la mirada de su potentísimo rival durante 29 minutos porque desde el punto de vista del esfuerzo y la entrega su trabajo fue digno de notable alto durante tres cuartos del duelo. Combatiendo contra sus malos porcentajes a base de rebotear en el aro rival como un martillo pilón, los visitantes se sujetaron en el luminoso hasta el 49-46 a poco más de un minuto de acabar el tercer cuarto, pero un brutal 13-0 fundamentado en una antideportiva señalada a Adam Smith de la que el equipo rival sacó cinco puntos fulminó la resistencia bilbaina.

El Tenerife, pisando y soltando el acelerador según la necesidad, siempre dio la sensación de tener la situación controlada gracias a ese gran ejecutor que responde al nombre de Giorgi Shermadini -otro pívot líder en anotación (22) y valoración (23) en las filas enemigas- y Bruno Fitipaldo, que ocupó el lugar de Marcelinho Huertas como segundo espada, pero la resistencia de los visitantes, con Emir Sulejmanovic, Jeff Withey y Smith como referentes, fue digna.

Intensidad

Ambos conjuntos comparecieron en cancha con la clara intención de activar a sus interiores. Los anfitriones pusieron con facilidad el balón en manos de Shermadini, pero el georgiano arrancó fallón y merced a ello las primeras ventajas fueron para los hombres de negro, con mucha voluntad e intensidad para compensar su menor fluidez. La entrada en escena de los jugadores de rotación pareció revitalizar a los de Vidorreta, pero el Bilbao Basket aguantó el tipo. El técnico de los canarios, contrariado, paró el duelo a 1:20 del final del primer acto con un 11-15 y sus pupilos con el casillero de faltas a cero, pero los de Ponsarnau se las arreglaron para cerrar en ventaja los diez primeros minutos.

El Tenerife, juntando en cancha a Fitipaldo y Huertas, no tardó en llevar el partido a su terreno. Encontrando el aro rival cada vez con más facilidad, puso el marcador a su favor a nueve minutos del descanso (21-19) gracias a la muñeca del uruguayo. Por contra, al Bilbao Basket el aro se le fue haciendo cada vez más pequeño. Falló varios tiros liberados y sus errores fueron gasolina para el rival. Ponsarnau tuvo que detener el encuentro con el 26-20 a seis minutos de la conclusión del segundo cuarto. Sumar puntos continuó siendo una tortura, pero su actitud defensiva era intachable y permitió alcanzar el ecuador de la cita sin perder el rebufo de su rival (33-29), algo meritorio pues se fundamentaba en las parcelas estadísticas que tenían que ver con la intensidad, sobre todo en el rebote ofensivo, con once capturas que servían para fabricar otros tantos puntos.

Caída final

En la reanudación, de nuevo con el rebote ofensivo como arma, el Bilbao Basket se permitió soñar. Arrancó con un 0-7 que le impulsó hasta el 33-36, pero al Tenerife no le surgieron dudas. Activó a esa arma de destrucción masiva que es Shermadini utilizando una y otra vez las situaciones de bloqueo directo y le costó poquísimo recuperar el control. El parcial de 14-3 con nueve puntos del pívot dibujó un 47-39 que oscurecía bastante el horizonte. Intentaron revolverse los visitantes, acortando su desventaja hasta el 49-46, pero la antideportiva sobre Smith lo cambió todo.

Pese al 62-46 con el acto final ya en juego, el Bilbao Basket quiso vender cara la derrota. Su espíritu de resistencia le permitió hacer la goma hasta el 66-58 a cinco minutos del final, pero los de Vidorreta volvieron a pisar el acelerador para acabar ganando por 78-66 y dejar a los hombres de negro con un balance de 1-2 en el Last 16.