Si se tenía claro que el Surne Bilbao Basket iba a necesitar un rearme defensivo con respecto a su derrota en Granada en la anterior jornada de la competición doméstica, esta no apareció por ningún lado y el conjunto de Jaume Ponsarnau, de nuevo débil y poroso en retaguardia y fallón en ataque, ha caído este sábado con todas las de la ley ante un Río Breogán que ha comandado el luminoso a lo largo de todo el encuentro y ha encontrado demasiadas facilidades para dejar atrás dos encuentros en los que su desacierto ofensivo le limitó a 66 y 53 puntos. Contra los hombres de negro ha sumado 86 porque ha encontrado enormes facilidades para anotar en las distancias cortas (42 puntos en la pintura, 60% en tiros de dos) y porque se ha crecido desde los primeros compases de la contienda al comprobar que la escuadra bilbaina no tenía su día.

Y es que muy poco, por no decir nada, funcionó en el conjunto visitante. Su falta de compostura le obligó a ir siempre a remolque de su rival, sus horribles porcentajes en el lanzamiento (40% de dos puntos y 22% de tres) fueron incompatibles con la victoria y los jugadores llamados a llevar el peso anotador del grupo estuvieron absolutamente negados. Entre Ludde Hakanson, Adam Smith y Francis Alonso sumaron un 5 de 31 a la hora de buscar el aro rival, lo que unido a la ausencia por lesión de Nikola Radicevic dejó un equipo totalmente partido por la mitad, con la pujanza ofensiva de Jeff Withey y Denzel Andersson siendo absolutamente insuficiente.

El Bilbao Basket acumuló desventajas superiores a los diez puntos desde el primer cuarto y desde entonces solo pudo hacer la goma, sin argumentos para darle la vuelta a la situación. Y las dos veces que estuvo cerca de conseguirlo puso de su parte para que los de Veljko Mrsic volvieran a poner pies en polvorosa. Con el 48-44 en el tercer acto, una antideportiva de Xavi Rabaseda permitió recuperarse a los visitantes (58-48). Y en el cuarto final, más de lo mismo. Tras el 72-66, Smith perdió un balón, Álex Reyes cometió otra antideportiva y el Breogán contestó con un 14-2 para vivir un final festivo con Sergi Quintela y Víctor Arteaga totalmente desatados.

Siempre por detrás

El encuentro arrancó trabado, sin demasiada claridad de ideas en ambos bandos, pero el desacierto fue mayor en las filas bilbainas por lo que las primeras ventajas fueron para los anfitriones. Pese a las tempraneras dos faltas de Brajkovic y Bamforth, los de Mrsic consiguieron imponer su plan de juego, que consistió en aprovechar los cambios defensivos del rival para cargar el juego en sus interiores y la apuesta les salió bien, con sendos ‘dos más uno’ de Lukovic para dibujar un 12-4 con solo cinco minutos de juego disputados.

Entre Andersson y Kyser amagaron con frenar el arreón de los anfitriones (12-9), pero fue un espejismo. Los de Ponsarnau fallaban tiros de todos los colores y distancias, el Breogán pudo empezar a correr, Happ se sumó a la nómina de interiores que campaban a sus anchas en la zona de los hombres de negro y el 23-11 encendió la alarma roja incluso antes de que cayera el telón del primer acto, con el Bilbao Basket luciendo un horrible 3 de 16 en tiros de campo y los locales sumando 14 puntos en la pintura.

Entre Reyes y Kyser intentaron devolver al partido a los de Ponsarnau (23-16), pero Smith no compareció con el punto de mira bien calibrado, falló demasiados tiros y el Breogán volvió a recuperar su distancia de seguridad en un abrir y cerrar de ojos (30-18). Hasta el descanso, lo del conjunto vizcaino fue un constante quiero y no puedo. Andersson y Withey lideraban los intentos de remontada, pero el Breogán siempre encontraba recursos para volver a estirar el chicle, con la calidad de Bamforth y la pujanza en el rebote ofensivo como principales argumentos. Al ecuador de la cita se llegó con un 44-35 que visto lo visto dejaba lugar a recuperar unas constantes vitales más aceptables después de que la desventaja hubiese llegado a los 13 puntos.

Sin embargo, en las filas de los de Ponsarnau quedaban demasiadas aristas por pulir. Permitir un 68% en tiros de dos puntos al rival dibujaba una vía directa hacia la derrota, mientras que el 16% propio desde más allá de la línea de 6,75 (2 de 12) no dibujaba un panorama nada halagüeño. El trío exterior Hakanson-Smith-Alonso, llamado a llevar el peso anotador del equipo, presentaba un nefasto 1 de 16 en tiros de campo. Mal asunto.

Disparos en el pie

En la reanudación, el Breogán saltó a cancha desordenado y fallón y el Bilbao Basket, pese a no estar tampoco para echar cohetes, encontró la posibilidad de recuperar algo del terreno perdido. Con Rabaseda como protagonista en lo bueno y en lo malo, el 48-44 a seis minutos de la conclusión del tercer cuarto abrió una vía a la esperanza, pero una antideportiva del alero catalán sobre Bamforth no solo detuvo el intento de remontada, sino que permitió reactivarse a un rival que en un abrir y cerrar de ojos, con el escolta estadounidense y Momirov afilando sus cuchillos desde la distancia triple, volvió a estirarse hasta el 58-48. En ese momento el que flojeó fue el conjunto vizcaino. Renqueante en el balance defensivo, con escasa claridad de ideas a la hora de buscar el aro rival, errático incluso en las cercanías del aro y con tomas de decisiones cuestionables.

El 66-55 a diez minutos del final obligaba al Surne Bilbao Basket a un nivel de mejora considerable si quería al menos competir por el partido, algo que no aconteció sobre el Pazo dos Deportes. Y eso que los visitantes amagaron con poner algo de pimienta a la resolución del duelo cuando tras dos triples de Andersson y Smith -su primera canasta en juego llegó en el décimo lanzamiento- se acercaron a una distancia de seis puntos. Pero su control de la situación fue malo. Con 72-66, el propio Smith perdió una bola penetrando a canasta, Reyes cometió una antideportiva en la siguiente defensa y se acabó lo que se daba. Los de Mrsic respondieron con un parcial de 14-2 a lomos de Quintela y Arteaga y se llevaron un triunfo inapelable ante un Surne Bilbao Basket descompuesto.