Otro encuentro de gran trascedencia en su lucha por la permanencia el que afronta hoy el Surne Bilbao Basket en Miribilla (20.00 horas) ante el Río Breogán en su regreso a la actividad competitiva tras el descanso por las ventanas FIBA. El conjunto vizcaino comparecerá ante su marea negra con una estructura muy renovada como consecuencia de la llegada a su vestuario de hasta tres nuevos jugadores en un corto plazo de tiempo. Damien Inglis ya debutó en Valencia y se espera que hoy lo hagan Khyri Thomas -a pesar de que Andrew Goudelock está ya recuperado de su lesión y disponible para Álex Mumbrú- y Stefan Peno, dotando al colectivo de una mayor fortaleza física y contundencia defensiva.

El técnico catalán apenas ha podido aprovechar estos últimos catorce días sin encuentros para cohesionar el equipo. Con Gytis Masiulis y Ludde Hakanson jugando con sus selecciones, Rafa Luz, Tomeu Rigo y Álex Galán lesionados y Thomas y Peno llegando a Bilbao hace escasos días, los entrenamientos no han podido tener el nivel de actividad y profundidad de conceptos individuales y colectivos que a Mumbrú le hubiesen gustado, por lo que hoy habrá cierta incertidumbre ante la versión que pueda comparecer bajo focos de un equipo necesitado de sumar victorias en casa (lo ha hecho en sus tres últimas comparecencias) porque de momento no está siendo capaz de sacar resultados positivos a domicilio. En las novedosas circunstancias, Valentin Bigote, Hakanson y Masiulis tendrán más responsabilidad a la hora de aportar puntos y las incorporaciones deben empezar a hacerse notar en el trabajo de retaguardia junto a la pareja de pívots, mientras que Jonathan Rousselle está obligado a dar un paso al frente en lo que al control del juego, ritmo de actividad y correcta distribución de balón se refiere.

Tras derrotar al calor de su gente a Urbas Fuenlabrada, Hereda San Pablo Burgos y Monbus Obradoiro, una victoria hoy ante los de Paco Olmos consolidaría una dinámica muy positiva como anfitrión y aportaría sostenibilidad a la trayectoria de un grupo humano que tiene muy claro su objetivo y sabe que un año más le tocará trabajar a pico y pala para conseguirlo. Sumar éxitos ante rivales de la zona media-baja siempre supone un extra, por lo que la cita tiene notable trascendencia para los anfitriones.

Por su parte, el recién ascendido Río Breogán ha sido una de las sorpresas positivas de este primer tercio de curso, rindiendo a un nivel notable que le coloca antes de esta contienda en una desahogada novena posición en la tabla, con cinco victorias y otras tantas derrotas, permitiéndose incluso soñar por derecho propio con jugar la Copa. Los de Olmos no están siendo una escuadra especialmente punzante lejos de su cancha (tras ganar por 25 puntos en la segunda jornada en Burgos han caído en Barcelona, Málaga, Zaragoza y Manresa), pero están haciendo gala de un muy buen juego y una notable solidez.

Con Dzanan Musa asumiendo galones, protagonismo y tiros después de tres cursos prácticamente intrascendentes después de que cruzara el charco rumbo a la NBA en 2018 a los 19 años con la vitola de una de las mayores promesas del baloncesto europeo, los gallegos presentan un quinteto principal rebosante de peligro. El bosnio es el tercer mejor anotador de la Liga Endesa (15,5 puntos de media) por detrás de Obi Emegano e Isaiah Taylor, pero junto a él brillan también Trae Bell-Haynes, Tyler Kalinoski, Rasid Mahalbasic y Marko Lukovic, el único de los cinco que no llega, por muy poco (9,5), a los dobles dígitos de anotación. Y entre los jugadores de refresco figuran Iván Cruz y Kevin Larsen, a los que no les faltará motivación por su condición de exhombres de negro. El Breogán actuará con la incertidumbre sobre su estado físico tras sufrir un brote de covid-19 en su plantilla que le obligó a aplazar su duelo previo a las ventanas FIBA.