El Surne Bilbao Basket ha obtenido de Ángel Delgado exactamente aquello que esperaba de él cuando anunció su contratación el pasado verano. "En el aspecto reboteador, es un jugador de primer nivel como ya demostró la temporada pasada en la Liga Endesa", apuntó Rafa Pueyo, director deportivo de la entidad de Miribilla el día que se hizo público su fichaje. Transcurrida ya más de una cuarta parte de la temporada regular del nuevo curso baloncestístico, el pívot dominicano lidera con autoridad la tabla de reboteadores de la ACB y se ha mostrado como el hombre de negro más regular en este arranque competitivohombre de negro dentro de un colectivo en el que la mayor parte de sus componentes han ofrecido un rendimiento con muchos dientes de sierra. Es el jugador más valorado de la plantilla que dirige Álex Mumbrú (15,3 créditos de media), el que más juega (23,59 minutos), el tercer anotador (10,2) por detrás de Andrew Goudelock y Valentin Bigote y, evidentemente, el mejor reboteador, con un total de 8,7 por cita.

Como se ha podido comprobar en estas nueve jornadas, Delgado es un jugador de virtudes y defectos muy marcados, un jugador efusivo de gran actividad en cancha y notable movilidad que sabe arreglárselas para ser efectivo a la hora de sumar puntos (67,2% de efectividad en lanzamientos de dos) pero que, sin embargo, sufre en defensa ante pares más altos y corpulentos -el rol de intimidador puro en las cercanías del aro le corresponde a un Jeff Withey que parece ir a más últimamente- y al que en ataque le cuesta generarse sus propias canastas. Sin embargo, es en el apartado reboteador en el que brilla de manera abrumadora. En algunas ocasiones por colocación e instinto y en otras por pura insistencia y cabezonería, pocos le hacen sombra en esta faceta del juego en la que, además, va a más con el paso de los encuentros. En los cuatro últimos ha superado la barrera de los diez rebotes, con un tope de trece el pasado domingo en la visita al Real Madrid ante torres como Walter Tavares o Vincent Poirier.

Sus 8,7 capturas por encuentro superan con amplitud al segundo clasificado en este apartado estadístico, un Dejan Kravic (Hereda San Pablo Burgos) que se queda en siete. Además, su dominio incluye tanto las capturas defensivas como las ofensivas. Sus 5,6 rebotes en aro propio figuran por encima de los cinco que atrapa Tadas Sedekerskis (Bitci Baskonia), mientras que Bojan Dubljevic (Valencia Basket) se queda muy cerca pero no llega por una décima a sus 3,1 rechaces en la canasta contraria.

Uno de cada cinco rebotes es suyo

Recurriendo a la estadística avanzada, y según los datos de la web rincóndelmanager.com, su dominio en esta faceta del juego es digno de matrícula de honor. Su porcentaje de rebotes capturados de todos los disponibles mientras él está en pista (%RbT) es del 21%. Es decir, sus manos capturan uno de cada cinco rechaces que se producen en los segmentos de los partidos en los que él está sobre la cancha. Por detrás suyo, Walter Tavares y Vincent Poirier (Real Madrid), Dusan Ristic (Urbas Fuenlabrada) y Viny Okouo (Monbus Obradoiro) se quedan en el 18%. Teniendo solo en cuenta el apartado defensivo, el porcentaje del dominicano asciende hasta el 28%, solo mejorado por el ex hombre de negro Emir Sulejmanovic (Lenovo Tenerife) con un 31%. En los rechaces ofensivos, solo un Rubén Guerrero con pocos minutos de juego en el Unicaja (18%) y el ala-pívot del Joventut Derek Willis (16%) presentan una eficacia superior a la suya (15%).

El apunte

El gran lunar de los tiros libres

Un pobre 25% de acierto. Otro de los aspectos que se tenían claros desde el momento en el que se fichó a Ángel Delgado era su problema a la hora de acudir a la línea de tiros libres. El pasado curso en las filas del Movistar Estudiantes promedió un pobre 38,1%, pero se da la circunstancia de que esta temporada todavía está peor en esta faceta del juego. En los nueve partidos disputados hasta el momento ha lanzado en 24 ocasiones con solo seis aciertos, un 25% que debe mejorar. Algunos de estos errores han llegado en momentos importantes de los partidos y este déficit en su juego provoca que en ocasiones sea aconsejable no tenerle en cancha en esos compases de la verdad.