DIEZ temporadas han pasado desde la última victoria del Surne Bilbao Basket . Y pasará una más porque los hombres de negro sumaron ayer domingo la derrota más abultada en este periodo ante los blancoshombres de negro, que ya han caído algunas veces en Miribilla. No puede decirse que el resultado sea injusto porque el rendimiento del conjunto de Álex Mumbrúy los jugadores de Pablo Laso lo tuvieron demasiado fácil para abrir brecha a partir del minuto 3 que es cuando se pusieron por delante de forma definitiva. El técnico y los jugadores del Bilbao Basket habían dicho en los días previos que había que creer en la victoria, pero ese convencimiento duró hasta el 0-6 en el marcador, que no sirvió para que el equipo encontrará un punto de apoyo para mantener la pelea viva durante mucho más tiempo.

Mumbrú optó por un quinteto inicial grande con Masiulis de tres y Delgado y Withey juntos en el juego interior. Quizás es lo que había podido trabajar durante una semana plagada de problemas físicos, pero esta disposición, a la contra de lo que se lleva en el baloncesto actual porque apenas había amenaza exterior, era un arma de doble filo ante el cinco titular del Real Madrid, el más físico que puede poner el entrenador madridista. Por un lado y en teoría, el Bilbao Basket podía cerrar los caminos al aro y asegurar el rebote, pero por el otro había una merma de movilidad y velocidad para cubrir los espacios.

El planteamiento de salida pareció fiar la suerte del partido a que el Real Madrid, que llegaba al choque con menos del 35% de acierto en triples, fallara sus lanzamientos, aunque los blancos encontraron demasiada complacencia defensiva. En el afán por colapsar la zona, por utilizar su corta manta para cubrir los alrededores del aro, los bilbainos permitieron una circulación muy fluida, con pases incluso de lado a lado de la zona a los que nadie era capaz de llegar. Hanga, Taylor y Yabusele, que normalmente imponen su presencia física, añadieron esta vez finura y puntería y con los seis triples, dos por barba, que anotaron en el primer cuarto, para trece en total al final, reventaron todo el plan del Bilbao Basket, que perdía por catorce puntos cuando ni siquiera había cometido una falta porque sus jugadores defendían desde la lejanía.

Esta vez ni siquiera los locales tuvieron que esperar a que apareciera Jaycee Carroll con una de sus rachas para romper el partido. Tomaron la vía que les tendió el Bilbao Basket y en un cuarto de marcador tenístico habían liquidado el asunto. Porque si los hombres de negro habían llegado con algo de fe a Madrid esta se desvaneció y convirtió el resto del partido en un aburrido ejercicio de impotencia, en una invitación a maquillar números individuales y dejar algunas acciones de cara a la galería. Así, los visitantes incurrieron en pérdidas de balón y malas selecciones que desnudaron aún más su balance defensivo. Total, que al descanso su endeblez quedaba reflejada en el 8 de 15 en triples del Real Madrid que contrastaba con su único acierto en triples, uno muy al principio de Andrew Goudelock, que ayer domingo fue a su bola.

CONTENER LA HEMORRAGIA

Durante la insípida segunda parte, con la brecha por encima de los 30 puntos durante muchos minutos, se trataba de que la hemorragia no fuera a más. Un parcial de 0-9 fue todo lo que pudo rascar de positivo el Surne Bilbao Basket, que insistió en probar a Masiulis como tres, pero el lituano no logra sacar ventajas claras en esa posición por falta de dureza y determinación y, al final, niega los espacios interiores a otros compañeros. Hasta 36 puntos llegó a subir la ventaja madridista, aunque en realidad daba lo mismo porque desde mucho antes los bilbainos se habían resignado a que esa no era su guerra, a que las manifestaciones previas eran solo una manera de mantener la motivación.

El caso es que el partido de ayer domingo apenas da para extraer ninguna conclusión porque la pelea fue muy desigual, aunque se decantó demasiado pronto. De cualquier forma, toca recuperar la compostura cuanto antes porque la clasificación empieza a ponerse peligrosa desde el momento en que algunos rivales que, a priori, sí eran de la guerra del Bilbao Basket están cogiendo una ventaja importante. Y eso puede ser preocupante.

En el afán por cerrar la zona, el Bilbao Basket concedió una circulación muy fluida al Real Madrid que, además, acertó en sus lanzamientos