El Surne Bilbao Basket Absolutamente superados por el Real Madrid, los hombres de negro ni siquiera han sido capaces de oponer una mínima resistencia ante un rival que ha hecho lo que ha querido, cuando ha querido y como ha querido. El conjunto vizcaino, mermado en las posiciones profundas de su rotación por las ausencias de tres jugadores (Tomeu Rigo, Álex Galán y un Álex Reyes que se ha sentado en el banquillo pero no estaba en disposición de jugar), solo ha aguantado en pie durante cinco minutos. A partir de ahí ha sido totalmente borrado de la cancha por una escuadra blanca que ha jugado tres o cuatro velocidades por encima de su rival, entregado desde muy pronto. Desarmado.

Los visitantes, demasiado blandos en defensa, han cometido un error prohibido ante rivales de tan alto voltaje: dejar hacer. No han armado su retaguardia desde el salto inicial para hacer saber a los de Pablo Laso que al menos iban a tener que sudar para romper el partido y lo han pagado caro. En lugar de trampas y manos, algo de resistencia en definitiva, los anfitriones han encontrado una autopista sin peaje para colar canastas desde todas las distancias y han aprovechado la circunstancia para dejar solventada la papeleta en el primer cuarto con un 30-15 que ya no ha tenido marcha atrás y a partir de ahí han jugado a placer, con ventajas que han superado los 30 puntos desde el tercer cuarto.

Si el conjunto vizcaino quería al menos aprovechar un encuentro en el que todo el mundo era consciente de que salir victorioso era misión casi imposible para ofrecer una buena versión de sí mismo y seguir creciendo como equipo, tampoco ha habido noticias de esa declaración de intenciones. Se ha comportado como un conjunto timorato y temeroso, incapaz de al menos sujetar la mirada de su rival. La defensa ha hecho aguas porque se ha desordenado pronto y varios jugadores no han exprimido sus piernas al ver el huracán que se venía encima, mientras que desde la pizarra tampoco han llegado soluciones. Y en ataque, el físico de los blancos ha asustado a un equipo que ha jugado eclipsado, poco preciso cuando de mover la bola se trataba y casi nulo en el lanzamiento desde la distancia triple (3 de 20, 15% de acierto). Ángel Delgado ha acumulado otro 'doble-doble' (10 puntos y 13 rebotes), pero le ha resultado imposible tener incidencia en el juego ante las torres rivales y el habitualmente frío Valentin Bigote ha sido de los que más energía le ha puesto al partido. Poco más que decir.

TEMPRANA DESCONEXIÓN

El Surne Bilbao Basket arrancó la contienda apostando por el 'bigball', con Gytis Masiulis como alero y sus dos pívots, Delgado y Jeff Withey, compartiendo posiciones interiores y no le fue mal en primera instancia, ya que abrió el partido con un anecdótico 0-6. Sin embargo, fue un mero espejismo. Los anfitriones no tardaron en activarse. Pusieron a funcionar su fortaleza defensiva y a los de Álex Mumbrú se les hizo de noche, quedando sus andanadas limitadas al lanzamiento triple, desacertado, o a acciones al límite del reloj de posesión. Además, los blancos comenzaron a sentirse cómodos en ataque, con Guerschon Yabusele muy activo y Jeff Taylor acertado desde la línea de 6,75. En esas circunstancias, el Real Madrid igualó primero la contienda con un 10-0 (10-6) para impulsarse posteriormente hasta el 25-11 con solo ocho minutos disputados.

Al conjunto vizcaino, muy desubicado y flojo en defensa hasta el punto de cometer su primera falta en retaguardia a 50 segundos del final del primer acto pese al aluvión de puntos ya recibidos, se le fue cualquier opción de competir el choque en esos diez primeros minutos, con un 30-15 en el luminoso y un apartado estadístico absolutamente fatal para sus intereses: 6 de 9 en triples para los locales y 1 de 7 para los visitantes.

Y lo que llegó a continuación fue un castigo todavía mayor. El conjunto de Mumbrú perdió el sitio tanto en defensa como en ataque y se convirtió en un muñeco de pimpampum a manos de los de Laso. Ataques en los que el balón apenas circulaba, tiros fuera de toda partitura, más pérdidas de balón... Y en defensa, igual de mal o incluso peor, con los Vincent Poirier, Fabien Causeur o Thomas Heurtel cogiendo el relevo de sus compañeros a la hora de lucirse. Incluso el joven Juan Núñez aprovechaba para hacerse notar. Con desventajas que llegaron a rondar los 30 puntos, el 54-29 en el ecuador de la contienda era un resumen perfecto de lo visto en cancha, con un 1 de 13 en triples que incluso hacía daño a la vista en la hoja de servicios de los visitantes.

MÁS DE LO MISMO

En la reanudación, el choque careció ya de cualquier interés competitivo. Los blancos actuaron con profesionalidad y siguieron ofreciendo un baloncesto incisivo aunque sin pisar a fondo el acelerador. El Surne Bilbao Basket lo intentaba, pero no podía porque no encontraba un hilo conductor para, al menos, intentar maquillar el resultado. Tras el 77-42 adverso, un 0-9 entre el final del tercer cuarto y el arranque del último fue su mayor acto de resistencia, pero quedó en nada. El Real Madrid aprovechó la circunstancia para repartir minutos, Tristan Vukcevic tuvo minutos para lucirse y los visitantes solo desearon que el final llegara pronto y con el menor sufrimiento y sonrojo posible. Al final 95-61, una de las anuales visitas al dentista ya superada y momento de hacer borrón y cuenta nueva para que lo de ayer no pese mentalmente en futuros compromisos.