La primera victoria del Surne Bilbao Basket en el nuevo curso tendrá que esperar. El conjunto vizcaino se ha encontrado en su camino este domingo una montaña imposible de escalar llamada Barça y no le ha quedado más remedio que rendirse a la evidencia ante un rival con físico y potencial defensivo inabordable para estos 'hombres de negro'. Los de Álex Mumbrú han aguantado dignamente hasta el descanso (33-41), pero en el momento en el que la retaguardia azulgrana ha apretado sus engranajes sus ataques se han convertido en una auténtica tortura, perdiendo pie en el luminoso sin posibilidad de vuelta atrás.

Con la rotación interior dañada por la baja de Jeff Withey, el conjunto vizcaino no ha tenido recursos físicos ni técnicos para inquietar a los de Sarunas Jasikevicius, rebosantes de energía y actividad y liderados por el eficaz Nikola Mirotic y el brioso Rokas Jokubaitis. Por contra, los anfitriones han ido un par de pasos por detrás en prácticamente todos los aspectos del juego. La retaguardia bilbaina ha comparecido compacta, pero ha ido perdiendo filo en cuanto el ataque ha empezado a estrellarse contra un muro de hormigón. La defensa del Barça ha hecho muy incómodo el partido a su contrincante, secando desde el ecuador del segundo acto el suministro de bola a los interiores y obligando a abusar del bote, sin acabar de sacar ventajas. De nuevo se ha echado de menos la aportación más sostenida de jugadores llamados a tener mayor peso específico en el juego de los de Mumbrú. Valentin Bigote y Jonathan Rousselle, erráticos tanto en la toma de decisiones como en la ejecución, no han encontrado la forma de ser eficaces y los triples de Andrew Goudelock han llegado con el duelo ya sentenciado.

Mumbrú sorprendió en el arranque de la contienda activando a Gytis Masiulis, que se veía las caras con su padre, ayudante de Jasikevicius en el banquillo rival, en el puesto de alero y el movimiento de pizarra le valió para fabricar un arranque de choque equilibrado. Rafa Luz, incisivo, y Ángel Delgado, hiperactivo, se encargaron de llevar el peso en la parcela atacante, aunque la calidad de Mirotic, autor de diez de los primeros trece puntos en el bando culé, se hacía notar en el otro aro (13-13). Con la entrada en escena de los jugadores de rotación, la ofensiva bilbaina fue perdiendo eficacia, pero por contra su retaguardia siguió igual de intensa y activa, con una gran rotación de Álex Galán, y ello le valió para cerrar los diez primeros minutos sin desengancharse en el marcador (16-18).

Unos buenos minutos de Jokubaitis, con siete puntos en un abrir y cerrar de ojos, amagaron con dar impulso al Barça, pero el Surne Bilbao Basket se rehizo desde la defensa, agresiva, solidaria y punzante a la hora de meter manos y bloquear las líneas de pase. Jasikevicius paró la acción con el 25-22 tras triple de Masiulis y consiguió que las líneas maestras del partido cambiaran. Los de Mumbrú se quedaron secos de puntos, echando de menos el suministro que debería llegar de jugadores como Goudelock o Bigote, mientras los exteriores azulgranas, sobre todo Kyle Kuric y Jokubaitis, empezaban a encontrar pasillos hacia el aro y buenas situaciones de tiro. A dos minutos del descanso fue el banquillo local el que tuvo que parar el partido tras un parcial de 0-9 que colocó un inquietante 28-35 en el luminoso. Ludde Hakanson sacó a los suyos del atolladero con un triple, pero los locales no gestionaron bien los segundos previos al ecuador de la contienda y una pérdida de Bigote facilitó que el Barça se marchara a vestuarios con un peligroso 33-41 tras canasta sobre la bocina de Nigel Hayes.

DESPLOME

En la reanudación, el hilo que conectaba al Surne Bilbao Basket con el partido fue haciéndose cada vez más fino. La retaguardia azulgrana comenzó a gobernar el encuentro con puño de hierro, obligando a los locales a jugar muy forzados en cada posesión. Sumar puntos empezó a ser una tortura y el Barça encontró un panorama ideal para ir haciendo camino (37-50 en el ecuador del tercer cuarto). A partir de ahí, el choque fue un constante quiero y no puedo para un equipo sin argumentos para darle la vuelta a una situación tan peliaguda ante un contrincante tan sobrado de potencia física, calidad y fondo de armario.

El 45-64 a diez minutos del final sintetizaba la diferencia de prestaciones entre ambos equipos. El Barça jugaba a placer al ritmo de Jokubaitis y los tres triples casi seguidos de Goudelock solo valieron para maquillar momentáneamente el luminoso (62-74) a cuatro minutos y medio del final. Pero no hubo atisbo de milagro. Los visitantes no titubearon y se llevaron un cómodo triunfo que deja al Surne Bilbao Basket en una situación muy incómoda, con un balance de 0-4 y una exigente salida a Murcia en la próxima jornada.