El Valencia Basket buscó en verano dar un perfil más físico a su plantilla y empezó por los cimientos. Su primer fichaje fue el de Jesusemilore Talodabijesu Ojeleye, un alero de 2,01 metros y armazón muy poderoso que firmó por el club valenciano después de que este desembolsara unos 300.000 euros para sacarlo del Virtus Bolonia donde había estrenado su carrera en Europa después de cinco temporadas en la NBA con los Boston Celtics, los Milwaukee Bucks y Los Angeles Clippers. Además, Semi Ojeleye, nacido en Kansas, consiguió antes de empezar la temporada su pasaporte nigeriano, lo que le otorgaba una licencia de jugador cotonou y le hacía una pieza aún más valiosa en la plantilla de Álex Mumbrú, con la que se comprometió por dos temporadas.

Su padre Ernest, médico nigeriano, logró una residencia en Estados Unidos y toda la familia se mudó con Joy, la madre y enfermera, y sus tres hijos. Semi dio sus primeros pasos en el baloncesto universitario a la vera de Mike Krzyzewski en Duke, pero apenas tuvo protagonismo con los Blue Devils y fue transferido a los Mustangs de la Southern Metodist University donde logró promedios de 18,9 puntos y 6,8 rebotes y logró el galardón de mejor jugador de su conferencia. Allí estudió Psicología y en la cancha se ganó los apodos de Terminator o Muscles Jesus y logró que la NBA se fijara en él.

En Boston fue un jugador de rotación, con un protagonismo cada vez más reducido, y tras ser cortado por los Clippers con un bagaje de más de 300 partidos en la mejor liga del mundo dio el salto a Europa. En la Virtus logró una rápida adaptación y con su rendimiento cumplió las expectativas y llamó la atención del Valencia Basket por su presencia física y sus buenos porcentajes de tiro, que le permiten ser productivo en los puestos de tres y cuatro. Álex Mumbrú habló directamente con él “y en esa conversación me quedó muy claro que confiaba en mí. Y cuando alguien cree en ti de esa manera y te quiere en el equipo así, es una oportunidad que tienes que coger”.

Ojeleye tenía muy claro en su presentación que llegaba a un equipo competitivo y a un club exigente, pero señaló que “cuando juegas siempre quieres ganar todos los partidos, pero no siempre es posible. La clave es trabajar para ser mejores después de cada entrenamiento y de cada partido”. De momento, el jugador nigeriano está cumpliendo también en Valencia con promedios de 8,8 puntos y un destacado 47% en triples, aunque sus mejores prestaciones se están dando en la Euroliga donde eleva esas medias a 12,6 puntos con un 51% de acierto en los tiros de tres puntos.

El Valencia Basket está recibiendo la recompensa a su apuesta por un jugador sólido, que no quiere brillar más de lo que le toca. “Traigo físico al equipo, pero haré el rol que el entrenador necesite”, afirmó el nigeriano, que tampoco se cree más de lo que es: “Soy un jugador con experiencia. El baloncesto tiene dos partes, la del negocio y la del juego, y yo intento quedarme con la parte divertida de estar con los compañeros y jugar a baloncesto. Me gusta ayudar a los jóvenes porque yo he sido joven y he estado en su situación”.