bilbao - El Bilbao Basket ha decidido aprovechar estas dos semanas de parón competitivo que preceden a un partido muy importante en Miribilla para abrir la primera crisis de la nueva etapa del club y poner en el disparadero a su entrenador Carles Duran. Nadie es capaz de asegurar que la salida del entrenador vaya a provocar una reacción del equipo, ni tampoco lo contrario, y mejorar unos resultados que, al parecer, no son los esperados. El caso es que sin los cinco jugadores internacionales y sin el lesionado Tabu, el técnico catalán debe preparar la cita ante el Real Burgos con la incertidumbre de lo que va a durar en el cargo. “Estamos valorando todas las opciones”, admitieron ayer distintas personas del club que hablaron en los medios de comunicación, lo que viene a ser la asunción de que no tienen claro cuál es la mejor solución a un problema que, a simple vista, se ha generado por unos pocos pitos en Miribilla y por un par de derrotas en Europa que han minado la confianza general y que se ha cargado exclusivamente en el debe del entrenador, como si cualquiera que pueda venir tenga el don de multiplicar los panes y los peces.

La posición del Bilbao Basket en la clasificación de la Liga Endesa está lejos de ser lo crítica que algunos quieren hacer ver para justificar el paso que ya irremediablemente van a tener que dar. El equipo está a solo una victoria de la zona de play-off y dos por encima del descenso, que es donde debe estar con una plantilla cargada de jugadores novatos que solo por llegar a Bilbao no van a adquirir de golpe la experiencia que les falta.

Habrá cuestiones internas que se escapen al control de que quienes siguen a los hombres de negro desde fuera y que hayan provocado este ataque de pánico en el consejo de administración y los cargos directivos. Porque los resultados no pueden tomarse como germen de la decepción, salvo que haya alguien que pensara que tenían que haber sido mucho mejores a estas alturas. Porque el equipo ya mostró sus carencias en los amistosos de la pretemporada, a comienzos de septiembre. Duran pronto se dio cuenta de las mismas y los primeros partidos oficiales no hicieron más que ponerlas en evidencia. Con un cambio realizado antes de empezar el curso y otro con la temporada en marcha, el club ha reconocido su error, pero eso no ha servido para descargar de responsabilidad a un entrenador al que se fichó hace casi año y medio como “una garantía para conducir nuestro proyecto y que encaja perfectamente en la forma que tenemos de entender el baloncesto”, según se dijo en su presentación oficial.

Ahora, con una plantilla de nivel inferior a la de la pasada temporada, Carles Duran se ha convertido en el perfecto cabeza de turco de un club que tendrá que hacer encaje de bolillos para sustituirle. Porque conviene recordar que el consejo va a presentar dentro de un mes a sus accionistas unas cuentas mucho más que ajustadas que no contemplan movimientos de este calado, por lo que suponen de añadir nuevos problemas. Porque la situación económica del Bilbao Basket es la que ha provocado que se haga esta plantilla, de las más baratas de la historia. Con cada vez menos ingresos, los dirigentes deberán explicar de qué manera acometen un cambio en el banquillo y si el dinero empleado en ello no se podría haber usado para fichar mejores jugadores en verano, lo que quizás habría dado más garantías de éxito a ese entrenador que hasta hace poco era perfecto.

Con la confianza en Carles Duran perdida por más que se quiera disimular, probablemente lo que espera el Bilbao Basket es que sea él el que presente su renuncia y así poder ahorrarse una rescisión. Porque tampoco la oferta a un posible sustituto sería elevada en lo económico si se quiere mantener una coherencia en el discurso de contención que viene manejando el club desde hace tres años. El técnico puede tener la responsabilidad de que el equipo no gane, de que el juego no enganche, pero no la tiene de todo lo demás. Más bien, da la impresión de que el Bilbao Basket y parte de su entorno no asumen la realidad. El club, que una vez habitó en la clase media-alta, ha perdido ese estatus y estar después de nueve jornadas de Liga en el amplio furgón de la clase media-baja es lo que le toca. Con Duran en el banquillo o con el mejor entrenador al que se pueda recurrir.