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A la guerra con tirachinas

El Bilbao Basket vuelve a pagar ante el Lokomotiv Kuban su falta de recursos para disimular con argumentos defensivos su escaso acierto desde el perímetro y su descompensación en el juego de ataque

A la guerra con tirachinasReportaje fotográfico: Lokomotiv Kuban

NO se puede ir a la guerra con tirachinas. La historia de David contra Goliat queda muy bien para los relatos épicos, pero ocurre pocas veces en el deporte. El Bilbao Basket se presentó ayer en Krasnodar con muy pocas armas para derribar a uno de los equipos más fuertes de la Eurocup. Los hombres de negro gastaron su munición en el primer cuarto y ya quedaron a merced del Lokomotiv Kuban, que si hace cuatro años en Charleroi ya era mejor, ahora, por descontado, lo es aún más. No es que el conjunto ruso esté lleno de jugadores estadounidenses con más conchas que un galápago, es que cuenta con cuatro jugadores (Khvostov, Baburin, Kulagin y Ivlev) de la selección de Rusia que fue cuarta en e último Eurobasket y otro más (Antipov) que ha sido internacional en todas las categorías inferiores de su país.

El problema del Bilbao Basket no estuvo ayer. Estuvo en las derrotas ante el Limoges y el Partizan en Miribilla que elevaron la exigencia de la visita al Lokomotiv. Pero eso no convertía al Bilbao Basket en candidato al triunfo ante el rival más potente del grupo ni iba a ocultar de un día para otro las carencias que el equipo muestra a cualquiera que analice mínimamente su juego. Solo otra vez, ante el Estrella Roja en Belgrado, habían recibido los bilbainos más de 100 puntos en todas sus participaciones europeas. Y es que en la plantilla de esta temporada no hay mimbres para hacer un cesto defensivo. No se va a construir un armazón sólido por más que se repita eso de que “hay que defender, hay que defender”. Si los jugadores con físico, piernas y mentalidad para llevarlo a cabo no son mayoría, entonces es una batalla perdida.

Puede hacerlo de vez en cuando, que convendría hacer coincidir con aquellos partidos en los que de verdad hay mucho en juego, pero este Bilbao Basket no está para jugar de forma continua partidos a 70 puntos porque tampoco está para mantener la consistencia defensiva durante largos tramos en un mismo encuentro. Su idea es otra y ayer esa idea no le salió bien porque solo Tabu y Mumbrú estuvieron acertados de cara al aro. Entre todos los demás, hicieron un triple de 18 intentos, muchos de ellos librados. La defensa del Lokomotiv tampoco funcionó como espera su entrenador, pero el Bilbao Basket no lo aprovechó para estar más cerca en el marcador. Recibiendo 102 puntos es imposible vencer fuera de casa. Con un 27% en triples, ocurre lo mismo. Y la manta no da para cubrir todo el cuerpo.

Todo al tiro exterior Sin amenaza dentro de la zona más que en balones doblados, el tiro exterior se convierte en condición sine qua non para poder ganar. Aún así, los vizcainos se fueron a los 86 puntos, casi la mitad de los cuales fueron tiros libres. Algo raro porque en la Liga Endesa el Bilbao Basket no pasa del 68% desde la línea y ayer llegó hasta el 94%. Solo falló dos de los 36 que lanzó. El de ayer fue un ejemplo de que también pueden ser aburridos los partidos a tanteos altos, sobre todo si provienen de una sucesión de faltas (61 entre los dos equipos) y tiros libres (68 en total) que interrumpieron constantemente el juego. Ni siquiera en ese continuo arrancar y parar pudieron Carles Duran y sus jugadores encontrar una fórmula ganadora.

Fue pelear contra gigantes que, como suele ser habitual, acabaron triunfando. De todos modos, la continuidad del Bilbao Basket en la Eurocup, si es que realmente es un objetivo que se tiene en cuenta, no depende del resultado de ayer, sino de frenar la sangría en la derrota donde el apoyo del público sí podría ayudar a elevar el tono defensivo del equipo, aunque fuera por el qué dirán. La derrota en Krasnodar no es la más grave ni la más trascendente de las que han sufrido los hombres de negro por Europa, sobre todo en estos larguísimos viajes a la parte más oriental.

Lo peor ya ha pasado y a partir de ahora salir al continente no requerirá perder en los aeropuertos todas esas horas que el equipo necesita gastar en la cancha. Solo con trabajo podrá el Bilbao Basket acercarse a lo que pretende, aunque en el deporte no existen los milagros y también se puede aplicar esa frase que dice que “de donde no hay no se puede sacar”. Por suerte, el baloncesto tiene la suficiente riqueza como para explorar en vías distintas para llegar al éxito. Todas pueden ser válidas.