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qUIZÁS muchos recuerden a Nenad Krstic lanzando sillazos en plena tangana de un Serbia-Grecia preparatorio del Mundial de 2010. Y muchos se sorprenderían entonces porque la imagen que el pívot de Kraljevo (23 de julio de 1983) deja en la cancha es la de un tipo nada agresivo. De hecho, eso es lo que le tiene ahora mismo fuera de la NBA. El jugador del CSKA Moscú es un fino estilista, casi imparable si recibe el balón dentro de la zona como pudo comprobar el miércoles el Gescrap Bizkaia. Krstic acabó el tercer partido con un 9 de 9 en sus tiros para desesperación de sus marcadores y lleva siendo desde el comienzo de la serie uno de los quebraderos de cabeza para Katsikaris.

Porque no solo de Kirilenko se sostiene el rango NBA del conjunto moscovita. Nenad Krstic, formado como otros jugadores de su especie en el Partizan (Divac, Tomasevic, Rebraca, Perovic, Pekovic...), tiene en sus piernas siete temporadas y 447 partidos de la mejor Liga del mundo, 394 de ellos como titular en tres equipos: New Jersey Nets, Oklahoma City Thunder y Boston Celtics. Sus promedios fueron destacables: 10 puntos y 5,4 rebotes en 25 minutos.

Sus siete pies de altura (2,13 metros) fueron pronto apreciados por los ojeadores y los Nets le eligieron en la primera ronda del draft de 2002, con apenas 19 años. Pero Curly, como le apodaban en Estados Unidos, esperó un par de años antes de dar el salto y acumuló unos brillantes números con el equipo de Belgrado en la Euroliga. La temporada 2003-04 fue su última en la máxima competición europea ya que en su breve regreso al continente, con el Triumph Lyubertsy ruso a finales de 2008, solo pudo jugar la Eurochallenge. Eso sí, se llevó un dineral ya que firmó un contrato de doce millones de dólares por dos años que no cumplió ya que la NBA volvió a requerir sus servicios.

sus mejores años En su regreso nunca pudo igualar que había ofrecido en sus comienzos. En los primeros 26 partidos del curso 2006-07, Krstic promediaba 16,6 puntos y 6,4 rebotes con los Nets cuando se rompió el ligamento cruzado de la rodilla. Se perdió todo lo que quedaba de temporada y tardó en recuperar su mejor nivel. Nunca fue un prodigio de explosividad y rapidez y eso fue limitando sus posibilidades, sobre todo defensivas, en una Liga en la que cada vez hay más atletas, incluso en las posiciones interiores.

El pívot de Kraljevo tuvo un papel casi marginal en sus últimas semanas con los Celtics y se colocó en el mercado como una pieza de cierto valor. El CSKA quiso reconstruir su juego interior a partir de él y aprovechó el lock-out para lanzarle una muy importante oferta de dos años que Krstic cogió con gusto ya que le permitía volver a la Euroliga y, sobre todo, aspirar a ganarla. Sus números le han colocado como cuarto jugador más valorado y tercer máximo anotador del torneo. "Aquí estoy muy bien. Mi sitio ahora está en Europa", apuntó a comienzos de año para espantar los rumores que le situaban de vuelta en la NBA. Desde luego, pocos lugares mejores ahora mismo que Moscú para jugar, cobrar y ganar, salvo que uno llegue a Miribilla.