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Shved ya está aquí

El base-escolta del CSKA Moscú, que reúne un físico privilegiado y unos fundamentos de alta escuela, vive la temporada de su explosión en la élite

Shved ya está aquífoto: EFE

UNA estrella se está cocinando en Rusia. Entre la abundancia de excelentes jugadores que tiene el CSKA Moscú, los aficionados bilbainos repararon en la presencia de un jugador flaquito, con cara de niño apenas avejentada por una perilla, al que pocos conocían porque su recorrido en la élite es aún corto. Alexey Shved es uno de esos jugadores que entran enseguida al ojo porque lo mismo mete un par de triples que culmina un alley-oop con una naturalidad asombrosa. En cada cosa que hace deja claro que tiene clase y talento para aburrir y para marcar diferencias en un futuro cercano.

Nacido en 1988 en Belgorod, cerca de la frontera con Ucrania, Shved era un jugador dominante con su selección en las categorías inferiores que tuvo que pasar periodos como cedido en el Khimki y el Dynamo Moscú. En torneos como el junior de la Euroliga o el Eurocamp de Treviso, había impactado a ojeadores de los dos lados del Atlántico, pero no ha sido hasta esta temporada cuando ha conseguido asentar su juego al máximo nivel, pese a que en su currículo figura el título de la Euroliga logrado con el CSKA en 2008 con muy escasa participación. En realidad, fue en el Eurobasket del pasado verano cuando dejó sus primeros detalles al promediar 8,5 puntos, 2,5 y 3,1 asistencias para colgarse el bronce con Rusia. Compañeros suyos de la generación de 1986, campeona de Europa U20 en 2005, como Ponkrashov y Kurbanov no han terminado de dar ese paso que Alexey Shved sí ha ofrecido en cuanto Jonas Kazlauskas le ha otorgado su confianza.

Igual de eficaz como base y como escolta, aúna un físico privilegiado -piernas de saltador y brazos larguísimos- con unos fundamentos técnicos de altísima escuela. Solo le falta un detalle: kilos. Shved mide 1,95 metros, pero solo pesa 82 kilos, y eso le limitaba hasta ahora a la vista de esos entrenadores que priman el contacto sobre la habilidad. Pero el entrenador lituano del CSKA ha sabido buscarle dentro de una plantilla de muchos quilates un rol en el que Alexey Shved está ofreciendo un gran rendimiento.

Sus promedios en la Euroliga son excelentes: 11,4 puntos, 3,4 asistencias y 2,4 rebotes en 23 minutos de juego. Solo en tres partidos ha bajado de los 10 puntos y su media de valoración solo es superada por Kirilenko y Krstic. Saberse apreciado le ha llevado a mejorar su selección de tiro (49% en triples) y a sumar en el esfuerzo defensivo de un equipo que lanza desde atrás esa juego de transiciones rápidas en el que Shved se mueve como pez en el agua ya que con su físico liviano parece que se desliza entre las filas rivales hasta encontrar la canasta.

Rusia cree que con el base-escolta del CSKA Moscú tiene una pieza en la que asentar el futuro de su selección. Su explosión ha sido tal que ya nadie le discute, como ocurrió hasta hace unos meses. Alexey Shved ha llegado para quedarse en lo más alto del baloncesto europeo, para protagonizar éxitos que hasta ahora solo seguía desde la privilegiada barrera del banquillo.